Seguramente usted ha escuchado o leído por ahí sobre un tal “Grupo Empresarial Antioqueño”, más conocido como GEA, y que actualmente andan en un alboroto que trasciende las fronteras montañosas de Antioquia. Vamos a rastrear un poco el contexto.

A mediados de los años 70 grandes empresarios a nivel nacional buscaron adueñarse de gran parte de las compañías del país, entre ellos Jaime Michelsen Uribe, Julio Mario Santo Domingo y Carlos Ardila Lule. Antioquia no fue la excepción, Lule adquirió compañías antioqueñas como Gaseosas Lux y la famosa empresa del sector textil Coltejer. Otros actores No antioqueños como los mencionados empezaron a incrementar sus participaciones accionarias en empresas antioqueñas como la Nacional de Chocolates (hoy Nutresa), Suramericana, Argos, Coltabaco, Cine Colombia, Fabricato, Noel, entre otras.

Dicha dinámica es conocida como “toma hostil”, quienes compran no entran en negociación con las juntas directivas de las empresas, sino que compran directamente en bolsa, en otras palabras, se le dice “toma hostil” porque de pronto les llega la oferta sin que junta o accionistas tengan idea.

Bueno, ¿y qué era lo que molestaba tanto a los empresarios antioqueños? ¿cómo reaccionaron ante esto?

Cuando los actores externos a Antioquia hacían la compra de las compañías antioqueñas e incrementaban su participación accionaria se llevaban las administraciones para Bogotá y, con la respuesta estratégica hacia este fenómeno por parte de los empresarios antioqueños surgió el GEA, esto es…

Nacional de chocolates que es hoy Nutresa, Argos y Suramericana hicieron un acuerdo, un enroque. A través del cruce de participación de las empresas emitieron acciones en favor de los otros. Las tres compañías anteriormente señaladas son dueñas entre sí, mediante la figura triangular, es decir, cada uno es dueño del otro y los presidentes de cada compañía hacen parte de las juntas directivas de cada una de ellas.

En Japón se conoce este modelo como la pirámide Keiretsu, y a los empresarios antioqueños les sirvió para protegerse de las tomas hostiles que venían ejecutando actores externos a Antioquia.

En los 80s cuando ya se habían contrarrestado las tomas hostiles de los diferentes grupos económicos colombianos el GEA adquirió y formó otras empresas en los diferentes sectores económicos y en los 90s incrementaron su competitividad en los mercados internacionales enfocando los grupos por actividad económica.

Así fue como Argos se dedicó al sector cementero y los concretos; Suramericana de Inversiones al sector financiero y de seguros y la Nacional de Chocolates (hoy Nutresa) al sector de los alimentos.

Los aspectos positivos en su momento fueron la estrategia, el acompañamiento, visión unificada, apoyo de crecimiento. Sin embargo, en lo negativo resalta que se instalaron en Antioquia como un gobierno corporativo, politizaron el sector empresarial de Antioquia y que al mismo mercado no le gusta que, por ejemplo, una empresa financiera y de seguros tenga acciones en una compañía de alimentos y viceversa. El GEA es una misión dirigida y no de mercado.

Ahora bien, aquí nadie le ha puesto lupa a porqué personas de un grupo de empresas de industria alimentaria hacen parte de un grupo de construcción, o porqué personas de un grupo del sector financiero están en la junta directiva de un grupo de industrias alimentarias.

Con todo este lío las superintendencias Financiera y de Sociedades decidieron de oficio investigar si el GEA es un grupo económico, una categoría jurídica que tendría como consecuencia la obligación de deshacer el enroque. Esto sigue en proceso.

¿Qué actor busca con más ansias deshacer el GEA?

La familia Gilinski; dueños de Rimax, Semana, Banco Sudameris, junto a sus socios, el Royal Group de Abu Dabi, tienen 60 empresas entre grandes y medianas.

Como un lobo feroz el banquero y empresario Jaime Gilinski inicia una estrategia para aumentar su poderío en el país y la región. Con medidas y estrategias que parecen ser un duelo personal ha atacado la base del GEA (al que conforman también otras 125 compañías). A finales del año 2021 emprende esta etapa para adueñarse de Grupo Sura, Grupo Nutresa y, en efecto, Grupo Argos.

Los Gilinski, Jaime y Gabriel su hijo lanzan varias OPA (Oferta Pública de Adquisición), estas son operaciones en el mercado de valores que buscan quedarse con una parte o todas las acciones de una empresa cotizada. En su primera OPA se quedan con el 31% de participación accionaria del Grupo Nutresa.

El GEA respondió en primera instancia con una campaña mediática, dirigida a accionistas minoritarios indicándoles e invitándoles a no vender su participación. Luego, iniciaron la contratación de asesores que se encargaban de buscar socios que quisieran tener participación del GEA, pero ojo, sin ser controlantes de dicha participación.

Tras esto, Gilinski reaccionó con una nueva OPA, en esta ocasión por el Grupo Sura, quedándose con el 34.5% de participación accionaria, añadiendo una compra que realizó en el mercado público, quedando con un 38% de participación y, convirtiéndose así en el mayor socio del Grupo Sura.

¿por qué son importantes estas empresas?

Nutresa es líder de alimentos procesados en Colombia y uno de los actores en dicho campo más relevantes en América Latina, de ella hacen parte empresas como Noel, Festival, Zenú, entre otras. Sura es un holding importante de inversiones con eje principal en el sector financiero y controlante de Bancolombia. Por su parte, Argos posee compañías como Cementos Argos de materiales de construcción, Odinsa que operan los sectores de concesiones e infraestructura y Celsia que está en el sector energético.

Gilinski continúa su contraataque con el objeto de apoderarse de las juntas directivas de estas empresas, para que personas de su cercanía hagan parte de la toma de decisiones de estas organizaciones.

Para finalizar, el GEA es un sofisticado sistema de alianzas entre las élites políticas y empresariales antioqueñas, en el cual unos grupos económicos han acumulado enormes masas de capital mediante privilegios monopolísticos otorgados por el mismo Estado, con famosos “aliados estratégicos” que se beneficiaban acaparando la contratación pública.

Y, mientras que los directivos de las compañías se llenaban los bolsillos con bonos multimillonarios, los pequeños accionistas veían cómo sus acciones perdían valor año tras año.

Un breve ejemplo de lo planteado es el caso de David Bojanini, uno de los magnates del GEA. Fue presidente de Protección 15 años y luego presidente del Grupo Suramericana durante 14 años hasta su jubilación en el 2020.

De moda su nombre últimamente, ya que siendo presidente de la Junta de Ultra Air tuvieron el descaro de vender cerca de 377 mil tiquetes para el resto del año y los dos primeros meses del 2024 con el conocimiento de que iban a quebrar. Miles de ciudadanos fueron estafados.

Además, la aerolínea tiene una deuda de 8 millones de dólares con Bancolombia, empresa del mismo conglomerado del GEA.

Sin duda, lo que en su inicio fue promotor del desarrollo empresarial y territorial de Medellín se politizó y se estructuró a través de solidaridades ilegítimas entre los gobiernos locales de turno y los directivos de las compañías del GEA.

Hoy están en turbulencia y no solo a causa de las presiones de la familia Gilinski sino también de la dinámica globalizadora de la economía mundial.

La columna vertebral de Antioquia son los pequeños y medianos empresarios. Es hora de fijar la mirada y el apoyo a quienes desde sus barrios han sacado adelante familias que han sufrido las consecuencias del egoísmo y corrupción de los altos conglomerados económicos del territorio.

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Redacción Minuto30

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