Seguro en algún momento de tu vida has hecho uso de pretextos para salir de un apuro, sobre todo cuando sabes que algo malo hiciste. Que logres convencer con ellas es la parte que las vuelve ‘cínicas’.

Cabe señalar que, a las personas a las que se acostumbra a decir más «mentiras blancas» son: los amigos, familiares y compañeros de trabajo. Es así como el tema de los pretextos y las excusas resulta ser parte de la cultura de muchos países.

Ace se presenta una selección propia de clásicas excusas para toda ocasión que… ¡Ya no deberían creerse!

1.  La última y nos vamos. ¡Clásico! Seamos honestos, ¿cuántas «últimas» contamos? La utilizamos cuando alguien más nos dice que ya es hora de dejar la fiesta, pero nosotros insistimos que nos podemos hacer un poco más de tiempo para quedarnos. Y es que bien dicen que «el que mucho se despide, pocas ganas tiene de irse».

2. No tengo tiempo. Es casi imposible que alguien no tenga tiempo porque el día cuenta con 24 horas, así que siempre se puede hacer un espacio, pero es una forma no tan directa de decir: «No quiero».

3. Me duele la cabeza. Aunque sea verdad, está comprobado que el sexo quita cualquier malestar, así que no puede ser una excusa para negarse a tener intimidad. De acuerdo con un estudio de Wake Forest, Escuela de Medicina, quienes padecen frecuentes dolores de cabeza, tienen niveles mucho más altos de placer sexual.

4. No eres tú, soy yo. No te dejo porque no seas «perfecto» para mí, es porque yo no lo soy para ti. Algo así es lo que este pretexto quiere dar a entender. La pregunta es… ¿Qué tal real es?

5. Llego en 5 minutos. ¡No mientas! Seguro aún estás en la regadera. Pero es típico de quienes suelen llegar tarde, terminar diciendo pretextos parecidos para amortiguar la tardanza y conseguir que la otra persona espere un poco más.

6. Yo te llamo. Usado tanto en entrevistas de trabajo como con amigos, el «yo o nosotros te llamamos», es forma de no realizar un compromiso con alguien y evitar que nos estén insistiendo en algo que de antemano sabes que no va a pasar. Por ejemplo: ¡vamos a salir! Suena bien, «yo te llamo» para ponernos de acuerdo. Ahora, hagamos reflexión, ¿cuánto tiempo te has quedado esperando esa llamada?

7. Se murió mi -inserte aquí el familiar que desee-. El que se usa con mayor frecuencia es «mi abuelito (a)», pero podemos utilizar a quien queramos, lo malo es que seguro a esa persona no le gustará que andemos por el mundo quitándole la vida.

8. Estoy enfermo. Sirve para faltar al trabajo, a la escuela y casi a cualquier lugar. Diarrea, dolor de cabeza, gripe, fiebre… Cualquier enfermedad sencilla -que dure un día- es ideal para acompañar a este tradicional pretexto.

9. Había tráfico. Como una forma de justificar un retraso, echarle la culpa a los autos que viajaban al mismo tiempo que nosotros suele ser una idea común que llega a pasar como verdadera, aunque sabemos que lo que faltó, en realidad fue tiempo de anticipación para no tener que estresarnos ni echarle la culpa al tráfico.

10. Llego muy cansado. Excusa perfecta para no hacer ejercicio y nadie dice que sea mentira, pero sí es un gran pretexto porque el cansancio se quita practicando alguna actividad física, pues estimula la vitalidad y eso te hace sentir menos cansado.


Con información de de1o.mx

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