Los dirigentes de la Unión Europea (UE) ratificaron este viernes un duro pacto de disciplina fiscal, pero algunos de sus miembros han pedido flexibilidad para reactivar el crecimiento y contrarrestar las duras medidas de austeridad.

©AFP / John Thys Merkel, Barroso y Monti, en la cumbre de Bruselas

Veinticinco jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete, todos menos Reino Unido y República Checa, firmaron el severo Pacto de Estabilidad, que les obligará a incorporar en sus legislaciones una «regla de oro» para equilibrar las cuentas europeas, que limita el déficit anual al 3% del PIB.

«Es un paso muy importante para restaurar la confianza en nuestra economía», señaló el presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, al finalizar el segundo día de la cumbre de dirigentes europeos. Los países que no incorporen en su legislación esta regla, serán sancionados con multas de hasta 0,1% de su PIB. Y los que incumplan con los techos de déficit deberán someter sus Presupuestos a la aprobación y vigilancia de la Unión Europea.

El Tratado es un «paso gigantesco hacia la responsabilidad», subrayó Van Rompuy ante los Veintisiete. Sin embargo, algunos países como España pidieron flexibilidad, aduciendo que la situación económica «ha cambiado». El Gobierno del PP intentó que sus socios comunitarios suavizaran las metas del déficit para este año, al explicar que cuando España se comprometió con Bruselas a alcanzar un déficit de 4,4% de su PIB en 2012, la coyuntura era bien distinta.

Entonces, se preveía un leve crecimiento y se pronosticaba que iba a cerrar 2011 con un déficit del 6%. Sin embargo, el Gobierno español indicó que el país culminó el año con un déficit del 8,5%, un desempleo del 23,3% -cerca de cinco millones de desempleados- y unas previsiones de recesión para este año.

Al término de la cumbre, el presidente Mariano Rajoy anunció que el nuevo objetivo de déficit publico de España para 2012 será del 5,8%. Por su parte, Holanda, uno de los defensores del rigor fiscal en la eurozona, intentó, en vano, también flexibilizar sus metas, tras pronósticos de que su país no podrá cumplir con el objetivo de un déficit inferior al 3% de su PIB.

Pero varios países, entre ellos Suecia y Finlandia, se negaron a dar el brazo a torcer. «Lo primero que hagamos tras la entrada en vigor de las nuevas reglas no puede ser suavizarlas», dijo el primer ministro sueco, Frederik Reinfeldt. Sería «completamente erróneo», consideró su homólogo finlandés, Jyrki Katainen.

«Todos los Estados miembros deben respetar sus compromisos según las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento», reza el comunicado final de la cumbre. «Los países sometidos a un programa de rescate deberían cumplir con las metas y reformas estructurales acordadas», añade en clara referencia a España.

Los dirigentes de la UE buscaron acercar sus diferencias para impulsar el crecimiento en un continente que cerrará el año en recesión, según los últimos pronósticos, y azotado por el desempleo, que alcanzó el récord histórico del 10,7% en el bloque de los 17 países de la Eurozona.

Los europeos postergaron para fines de marzo el debate sobre un refuerzo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), para darle más tiempo a Alemania, primera economía y contribuyente europea, que cree que no hay urgencia en darle más vigor a este cortafuegos contra la crisis, pese a la presión de la comunidad internacional y del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los dirigentes europeos quieren elevar este mecanismo permanente de rescate a una potencia de hasta 750.000 millones de euros y así darle competencias para invertir en el mercado de deuda o recapitalizar la fragilizada banca europea.

Los Veintisiete anunciaron el jueves que se disponen a entregar los fondos para rescatar a Grecia, sin embargo condicionaron el desembolso de 130.000 millones de euros a que se concrete la operación de la quita de la deuda griega. La operación de canje de bonos griegos en manos del sector privado se lanzó el 24 de febrero y está previsto que los resultados se conozcan el 9 de marzo.

Esta operación, sin precedentes en la historia financiera, pretende reducir en un 53,5% la deuda en manos de bancos, compañías de seguros o fondos de inversión para aliviar el peso del conjunto de la deuda griega (privada y pública) que se eleva a 350.000 millones de euros. Pero Grecia necesita recibir el rescate internacional antes del próximo 20 de marzo para enfrentar el primer vencimiento este año de 14.500 millones de euros de bonos de su deuda. BRUSELAS (AFP)

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Redacción Minuto30

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