El estilo de gobernanza de cada gobierno ha dado lugar a una apasionante discusión: la prevalencia entre el Estado de Derecho y el Estado de Opinión. ¿Cuál prevalece? Para referirnos al particular debemos hacer previamente una distinción de cada uno.

Estado de Derecho

La noción de Estado de Derecho encuentra su génesis en autores como Montesquieu (distribución sociojurídica del poder para establecer límites al poder político); John Locke (derecho de los asociados a defender los derechos naturales como la vida, libertad, y propiedad privada estableciendo límites legales); y Rosseau (Conformación del pacto social para posibilitar la convivencia de los ciudadanos).

El Estado de Derecho es la sujeción absoluta al imperio de la ley y la Constitución. La constitución en sentido formal es la norma de normas. Verbigracia, es la Constitución de 1991 la norma más importante del sistema jurídico colombiano. Ello quiere decir que ninguna decisión política o administrativa se encuentra por encima de la Carta Magna, aunque tampoco de la ley.

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Tanto gobernantes como gobernados están sometidos al carácter imperativo del orden normativo (Constitución y ley). Esta es la cualidad que, desde una perspectiva aspiracional, le permite al Derecho posibilitar la existencia en coexistencia en medio de la presencia de conflictos de intereses: nadie está por encima de la ley. Es así como el Estado de Derecho sugiere el establecimiento de límites legales al ejercicio del poder político toda vez que quien lo ostenta tiende a abusar del mismo (principio de legalidad para los servidores públicos, solo pueden hacer lo que está expresamente permitido). Pero también establece una carga para los particulares (principio de legalidad para los particulares, les está permitido todo aquello que no esté expresa y formalmente prohibido).

Estado de Opinión  

El Estado de Opinión no es una categoría jurídica, por tanto, no está revestido de fuerza normativa y, a diferencia del Estado de Derecho, adolece plenamente de solemnidad. El Estado de Opinión es una propuesta estrictamente política que tiene como único fin acomodar toda la actuación de los Gobiernos a lo que piense la opinión pública. ¡Un peligro enorme para las instituciones!

¿Cómo funciona la opinión pública? Mediante la tendencia, real o manipulada, de la sociedad hacia hechos políticos que generan interés o desinterés.

El Estado de Opinión ha dado lugar a una manipulación desmedida del conglomerado social, como quiera que la agenda es impuesta por los gobiernos a fin de legitimar sus iniciativas. Es así como observamos una sociedad instrumentalizada por gobiernos populistas a fin de defender causas poco loables e inconvenientes para si misma. Verbigracia, los gobiernos que insisten en reformas que no contribuyen al mejoramiento, sino a la destrucción del sistema, pero convencen a la ciudadanía (adeptos) de defender dichas iniciativas con miras a lograr legitimidad. Tal y como ocurre con el Gobierno Petro.

Es necesario precisar que el Estado de Opinión podría convertirse en una manifestación sana si existiese pleno discernimiento de la ciudadanía al momento de asumir posturas, dado que ello les permitiría a los ciudadanos identificar lo bueno y malo según el comportamiento de los gobiernos. Pero en la práctica ello está lejos de presentarse por cuanto existen multitudes dispuestas a legitimar causas inviables en obediencia a la percepción positiva que tienen del gobierno de turno. Verbigracia, en Colombia existen millones de ciudadanos que defienden a capa y espada las reformas del gobierno Petro sin conocer el más mínimo ápice de las mismas, no obstante, ejercen defensa de ello gracias al aprecio que sienten por el presidente. Ello es lo que configura la manipulación absoluta de las masas. Tremenda irresponsabilidad.

En el caso concreto, observamos que el Gobierno Petro ha pretendido establecer un Estado de Opinión, incluso por encima del Estado de Derecho, lo que debemos rechazar sin consideración, pues la opinión pública jamás podrá estar por encima de la ley. Luego, creemos que los Estados de Opinión son para sociedades plenamente formadas y desarrolladas, donde prevalece el razocinio, el sentido común y la lógica sobre las emociones. Hasta tanto, Colombia no puede pretender a ello porque la coyuntura se lo impide.

En un sistema democrático como el nuestro siempre prevalecerá el Estado de Derecho y aquel podría coexistir con el Estado de Opinión cuando contemos con una ciudadanía involucrada, instruida, y preparada para contrarrestar la manipulación de los gobiernos de turno. El Estado de Opinión es exclusivamente viable cuando el sentido común derrota a la emoción, pero con todo y ello jamás tendrá prevalencia sobre el Estado de Derecho.

El Estado de Derecho es lo más importante que tenemos como sociedad; es un activo valioso que nos permite dos cosas: llevar la vida en relación con los demás y resolver las diferencias mediante el uso de la normativa legal.

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Redacción Minuto30

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