La derecha española ganó ampliamente y sin sorpresas las legislativas del domingo, llevada al poder por un país sin grandes ilusiones que sancionó al saliente gobierno socialista por aplicar unas medidas de austeridad que los conservadores prometen acentuar.

Decepcionados por la ineficacia de los planes de rigor impuestos por el gobierno saliente, una mayoría de españoles dio la espalda a los socialistas, en el poder desde 2004, y puso en la derecha su última esperanza de salir de la crisis.

El conservador Partido Popular (PP), liderado por Mariano Rajoy, de 56 años, obtendría una cómodo mayoría de entre 181 y 185 diputados de los 350 que forman la cámara baja del Parlamento, según un sondeo a pie de urna publicado por la televisión pública al cierre de los colegios electorales.

Con entre 115 y 119 escaños, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sufriría por su parte una abrumadora derrota, que podría convertirse en el peor resultado de su historia si queda por debajo de los 118 diputados que logró en las primeras elecciones tras el fin de la dictadura franquista en 1977.

«Espero que cambie» la situación con la victoria del PP, afirma ante la sede del partido conservador María Angeles Serna, jubilada de 63 años, que viajó desde Valencia a Madrid para la ocasión.

«Espero que nos dé ilusión, esperanza y que las cosas mejoren y lo primero que deberían hacer es recortar por lo sano gastos superfluos y gestionar bien», agrega.

También Yaiza Madaruelo, una estudiante de 19 años, confía en que el PP «dé un cambio muy importante, que podamos sacar el país adelante».

La congelación de las pensiones, el retraso de la jubilación hasta los 67 años, la reducción del salario de los funcionarios y la subida de impuestos no lograron atajar el avance del desempleo (21,52%), que afecta a casi cinco millones de personas, ni reactivar una economía que creció 0% en el tercer trimestre y 0,2% en el segundo.

Tampoco bastaron para tranquilizar a los mercados, que tras haber hecho caer a varios gobiernos europeos, en los últimos días habían mantenido a España bajo una fuerte presión.

Los socialistas «no lo hicieron bien en la otra legislatura y tiene que haber un cambio», afirmaba poco despúes de votar en Madrid María José Ruiz, esteticista desempleada de 61 años.

«Siempre he sido socialista pero no me queda más remedio» que votar a la derecha, aseguraba. No obstante, en su opinión el PP «está aprovechando que el cambio es necesario, pero no tiene ningún mérito».

Para otros resulta difícil creer que uno u otro partido sea capaz de poner al país en la vía de la recuperación.

«Voté sin ilusión. La crisis es mundial, así que no se va a resolver nada», consideraba en Barcelona Antonio Doñono, conserje de 56 años.

El gobierno socialista español se convierte así en la nueva víctima de una crisis económica que ya provocó cambios de gobierno en otros países europeos.

Con estas elecciones «se habrá completado un proceso no escrito ni planificado de sustitución de los gobiernos en todas las economías europeas consideradas periféricas: Grecia, Irlanda, Portugal e Italia, además de la propia España», consideraban los analistas financieros de Bankinter.

Tranquilizar a los mercados sobre una próxima salida de la crisis fue el mensaje de Rajoy durante las dos semanas de campaña.

Prometió un fuerte adelgazamiento de las administraciones públicas para atajar el déficit –que en 2010 fue de 9,3% y este año se debate por llegar al 6%– y reducciones fiscales para estimular una economía que no logra despegar desde la crisis de 2008 y el estrepitoso estallido de la burbuja inmobiliaria española.

Si se confirma su cómoda mayoría absoluta, el PP podrá gobernar solo, sin tener que recurrir a pactos parlamentarios con grupos minoritarios, como los nacionalistas catalanes, vascos o canarios de los que a menudo dependió el actual gobierno socialista.

Sin embargo, las nuevas medidas de rigor prometidas por la derecha amenazan con desencadenar nuevas protestas sociales por parte del movimiento de los «indignados», que pese a haber perdido presencia tras el fin de su acampada en la céntrica Puerta del Sol de Madrid siguen presentes con acciones como el bloqueo de los desahucios.

Más de 35,7 millones de electores estaban llamados este domingo a las urnas para elegir a sus 350 diputados y 208 senadores entre casi una veintena de formaciones nacionales y regionales.

Información previa:

Los españoles, golpeados por un desempleo récord que afecta a cinco millones de personas, votaban el domingo en unas elecciones legislativas que previsiblemente darán una mayoría aplastante a la derecha como alternativa a una crisis que ya hizo caer a varios gobiernos europeos.

©AFP / cristina quicler El líder del PP, Mariano Rajoy, vota junto a su esposa en las elecciones legislativas del 20 de noviembre en Madrid.

Ante un desempleo del 21,52% y un muy débil crecimiento económico –0,80% previsto este año–, una mayoría de españoles parecía decidida a sancionar al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en el poder desde 2004.

Las últimas encuestas predecían la peor derrota de los socialistas desde la vuelta de la democracia, con sólo 112 escaños, mientras que el conservador Partido Popular (PP) se haría con entre 192 y 198 diputados, muy por encima de los 176 que marcan la mayoría absoluta en la cámara baja.

Los socialistas «no lo hicieron bien en la otra legislatura y tiene que haber un cambio», afirmaba en un colegio electoral madrileño María José Ruiz, de 61 años, esteticista desempleada.

«Siempre he sido socialista pero no me queda más remedio» que votar a la derecha, asegura. No obstante, en su opinión el PP «está aprovechando que el cambio es necesario, pero no tiene ningún mérito».

©AFP / pierre-philippe marcou El candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, vota en Majadahonda (Madrid) junto a su mujer, Pilar Goya

Para otros resulta difícil creer que uno u otro partido sea capaz de poner al país en la vía de la recuperación.

«Voté sin ilusión. La crisis es mundial, así que no se va a resolver nada», considera Antonio Doñono, conserje de 56 años, que vota junto a su esposa en un colegio de Barcelona.

Más de 35,7 millones de electores estaban llamados a las urnas para elegir a sus 350 diputados y 208 senadores entre casi una veintena de formaciones nacionales y regionales, encabezadas por el PSOE y el PP.

«Es el momento de que la gente hable y decida» y de que los futuros «gobernantes estén a la altura» de las necesidades de un país sumido en la crisis, afirmó al acudir a votar el líder del PP, Mariano Rajoy, de 56 años, gran favorito para convertirse en el próximo presidente del gobierno.

«España vive una encrucijada histórica», aseguró por su parte el candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, de 60 años, al tiempo que llamaba a los votantes a no faltar a su cita con las urnas.

La participación a media jornada era ligeramente inferior a la registrada en marzo 2008. A las 14H00 (13H00 GMT) un 37,87% de los electores había votado, frente al 40,46% a la misma hora en las legislativas anteriores.

«España decide el gobierno que afrontará el vendaval de la crisis», titulaba el diario El País. «España busca un antídoto», afirmaba su competidor El Mundo.

Las medidas de austeridad adoptadas por el gobierno saliente -congelación de las pensiones, retraso de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, reducción del 5% en los salarios de los funcionarios, aumento fiscal- no lograron atajar el derrumbe económico ni tranquilizar a los mercados, que en los últimos días mantenían al país bajo fuerte presión.

Con estas elecciones «se habrá completado un proceso no escrito ni planificado de sustitución de los gobiernos en todas las economías europeas consideradas periféricas: Grecia, Irlanda, Portugal e Italia, además de la propia España», consideraban los analistas financieros de Bankinter.

©AFP / Dani Pozo El presidente del Gobierno presenta su DNI para poder votar, acompañado de su esposa

Tranquilizar a los mercados sobre una próxima salida de la crisis fue el mensaje de Rajoy durante las dos semanas de campaña.

Para ello receta un fuerte adelgazamiento de las administraciones públicas con que atajar el déficit, que en 2010 fue de 9,3% y este año se debate por llegar al 6%. A esto se agregarán, asegura, deducciones fiscales para estimular una economía que no logra despegar desde la crisis de 2008 y el estrepitoso estallido de la burbuja inmobiliaria.

Si obtiene una cómoda mayoría absoluta, el PP podrá gobernar solo, sin tener que recurrir a pactos parlamentarios con grupos minoritarios, como los nacionalistas catalanes, vascos o canarios de los que a menudo dependió el actual gobierno socialista.

Pero la crisis también ha causado una pérdida de confianza en los dos grandes partidos políticos, lo que podría suponer un avance para las formaciones pequeñas.

Los colegios electorales abrieron sus puertas a las 09H00 locales (08H00 GMT) y cerrarán a las 20H00 locales (19H000 GMT), hora en la que se conocerán los sondeos a pie de urna. Los resultados oficiales parciales llegarán durante la noche.

MADRID (AFP)

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio