No sé si empezar diciendo que pobre del candidato que tenga que escribir en piedra unas transacciones políticas para recibir adeptos, o pobres los políticos que tengan que hacerle escribir en piedra a un candidato sus promesas para aliarse con él. Esto sí es la degradación de la política en su máxima expresión, y más aún de los adalides de la transparencia y la honestidad. Pero lo peor de todo es que una de esas adalides haya salido en los medios de comunicación a decir que estaría lista para gobernar en caso de que la requieran (y ganen).

Si me quiero acercar a una campaña presidencial es así, monda y lirondamente, porque leí su programa y me gustó, me convenció; o bueno, digamos pues que le pida a ese candidato que morigere algo de su discurso sobre el modelo económico, que modifique unas cositas sobre relaciones internacionales, que incluya dos o tres detalles sobre educación, salud o emprendimiento… pero de ahí a tenerle que pedir todo eso junto o cualquier otra cantidad de cosas fundamentales y sobre todo, que lo firme en piedra, es simplemente surrealista. Si tuviese que llegar hasta allá es que llanamente no me gusta ese candidato, si tantas cosas de él debe modificar, y firmarlas en piedra, pues no es mi candidato, busco otro, voto en blanco o no voto; pero tantas modificaciones y tan sustanciales… Es como ir a una pizzería y pedir que la pizza la hagan en base de maíz blanco, en vez de salsa napolitana echen hogao y en vez de queso mozzarella, quesito. Pues no quiero pizza, quiero otra cosa, estoy en el lugar equivocado.

Así mismo el candidato que está dispuesto a hacer modificaciones sustanciales, no a su programa de gobierno, vaya y venga: ¡a su filosofía política! A su estructura, a la estructura por la que empuñó las armas (por no decir que se dedicó al terrorismo) a lo que ha pregonado durante tanto tiempo, es inaceptable, es venderse en el colmo de un desespero electorero, desespero que además no le va a servir de nada pues los electores de Claudia López que pensaban votar por Iván Duque desde el mismo 17 de mayo por la noche, no pensaron luego del circo de la firmada en piedra: “ah, como Claudia va a votar por Petro ahora, entonces yo también”, mucho menos los electores de Fajardo.

Tampoco hubiera pasado lo mismo si Mockus se va con Iván Duque, ninguno de sus electores, después de haber decidido votar por Petro iban a “darle la vuelta” a su voto por el hecho de ver a su Senador, en una actitud rocambolesca, diciendo que iba a votar por Duque. En otras palabras, se van a quedar con el pecado y sin el género, pues esa pureza, neutralidad y dignidad que les dio siempre “ser de centro” la mandaron al carajo al pasarse, no a una “izquierdita” moderada o a una “centro-izquierda” o social democracia, no, brincaron con garrocha al más rancio izquierdismo de un exmilitante de una guerrilla marxista, ¡una guerrilla marxista, hágame el bendito favor! (o al menos así la definió Jaime Bateman -su fundador- en entrevista a German Castro Caicedo publicada en la revista “Cómo es el M-19”). De ahí surge la pregunta si esas posturas flemáticas, transparentes y majestuosas de la señora López, el señor Mockus y el señor Petro, no son simplemente principios como los de Groucho Marx (que si no le gustan le tengo otros) por una afán desbocado de poder, de figuración, de vigencia.

Caso contrario es el de Iván Duque, quien desde mucho antes de la primera vuelta manifestó que bienvenido todo el mundo, pero que a su programa no le cambiaba una coma, y me imagino que en el caso de tener que cambiarle una coma, nadie tendría la desconfianza cerval para insinuarle siquiera que las escribiera en un papel bond normalito. Claro, es un tipo serio, nadie esperaría que le pidieran firmar en piedra nada, sobre todo por los antecedentes que las rubricas en ese material tienen en este país.

Así que la fluctuación de apoyos políticos hacia el candidato Petro (que hace referencia al prefijo en latín) pueden seguir llegando, y el, seguirá haciendo una colcha de retazos, vendiendo su alma, parchando su programa de gobierno y diciéndole a todo y a todos que sí, como en Feria. Si Fajardo lo pusiera a firmar en piedra que va a hacer todo el fracking del mundo si lo apoya, ¡firma en piedra, que carajos!

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Redacción Minuto30

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