Escenarios son solo eso, lo que puede suceder. En teoría, son infinitos. En la práctica hay unos más posibles o más probables que otros. En el caso de Venezuela hay uno que me preocupa cada día más y tiene que ver con la alianza que Hugo Chávez ha formado con el Irán de Ahmadinejad.

Por Gustavo Coronel

Hay bastantes probabilidades de que Irán se vea envuelto en una guerra regional a corto plazo. Lo que está sucediendo actualmente hace este escenario más y más probable. Irán hoy está llevando a cabo el cierre “simulado” del Estrecho de Ormuz, por el cual pasan diariamente unos 18 millones de barriles de petróleo hacia los países consumidores. Irán amenaza con cerrar este estrecho como parte de su guerra psicológica contra Occidente. La amenaza es peligrosa porque no tiene sino dos alternativas: o se concreta o quien la hace se desprestigia. Ahmadinejad está caminando por el filo de esa navaja, empujado por las presiones políticas internas que montan en su contra.

Todo esto solo tendría un efecto tangencial sobre Venezuela si no fuera porque Chávez está casado con Ahmadinejad y comparte su odio patológico contra los Estados Unidos y sus aliados. Además, Chávez se encuentra en una posición política tan o más difícil que la de Ahmadinejad.. La mál llamada “revolución bolivariana” se deshilacha rapidamente, producto de varios factores: (1), la enfermedad del déspota, lo cual le ha quitado fuelle a su actividad y lo hace ver como muy vulnerable, aun para sus mismos seguidores; (2), la angustiosa situación financiera del país, endeudado hasta el occipucio, lo cual lleva a una devaluación a muy corto plazo y a una significativa pérdida de credibilidad internacoccipucioonal; (3), la creciente fortaleza de la oposición, esencialmente unida; (4), la silenciosa pero apreciable desbandada que se está produciendo en los sectores sindicales, políticos, empresariales y militares que apoyan al régimen, al advertirse su creciente debilidad, una desbandada que se asemeja a una corrida bancaria; (5), el aislamiento de Chávez del resto de la comunidad latinoamericana, excepción hecha de sus más fieles seguidores en el medio-Evo y en Correa del Norte.

Por ello Chávez necesita montarse sobre un evento geopolítico importante que le permita, o recuperar el terreno perdido o hundirse para siempre. Ese momento del topo a todo le está llegando y dificilmente podrá aplazarse más allá de los próximos meses.

Si Irán va a una confrontación con Israél, USA y el resto de los países de la OTAN, es casi seguro que Chávez y su régimen se cuenten con Irán y se conviertan en un objetivo militar de la coalición anti-Iraní.

Tal escenario significaría el fin del régimen en pocas horas. El ejército venezolano no llegaría a disparar un solo tiro debido a su falta de compromiso real con el régimen y a su alto grado de desmoralización y carencia de entrenamiento. Sin embargo, ello haría de Chávez un mártir.

Solo hay dos maneras de ser recordado por la historia: como ganador o como mártir. Ya Chávez comprende que no será posible hacerlo como ganador y piensa: agarrando aunque sea fallo.

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Redacción Minuto30

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