“Las vías de Medellín, al parecer, no fueron pensadas en el momento de su construcción a futuro; nunca se imaginaron que habría tantos vehículos: grave problema”.

Tanto en redes sociales, como en las calles, escuchamos todos los días que “a la ciudad no le cabe un carro más”. Pero, ¿qué hacer si entre más ampliamos las vías, labor más que necesaria, ya hay el doble de vehículos ocupando ese espacio?

Según un informe de la Secretaría de Movilidad, hay 343 vehículos por cada 1.000 habitantes; un total de 258.649 vehículos registrados solo en Medellín, sin contar con los otros municipios del Área Metropolitana que también circulan por estas vías.

La ciudad, solo en la zona urbana, cuenta con un poco más de 2.300 kilómetros en vías para el tan amplio parque automotor que sigue creciendo vertiginosamente. No hay que negarlo, en un país en vía de desarrollo como Colombia adquirir un vehículo es todo un lujo; nos sentimos felices, realizados: incluso es un proyecto de vida para muchos. Pero llegó la hora de comprender que la pirámide de prioridades ha cambiado y que debemos ser más conscientes del cuidado del medio ambiente y del respeto por el peatón.

Es por ello que no es gratuito que, en las últimas administraciones de la ciudad, como lo han hecho las grandes potencias del mundo, comiencen con planes de acción que incentiven, por una parte, el desuso del carro particular, mientras invitan a usar frecuentemente los diferentes sistemas de transporte público masivo (Metro, Metrocable, Metroplús, Tranvía, alimentadores, entre otros) y sistemas de movilidad alternativa como la bicicleta y/o vehículos eléctricos.

Según el Plan de Descontaminación del Área Metropolitana, la principal causa de contaminación son las fuentes móviles que circulan en la ciudad (78%), por lo que, siendo consecuentes con el actual estado ambiental de la ciudad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ubicó a Medellín entre las 15 ciudades más contaminadas en Suramérica.

Entonces, ¿qué hacer frente a semejante encrucijada?

En 2016 en la ciudad se construyeron 36,95 kilómetros de vías, representados en obras como “el intercambio vial Madre Laura, Parques del Río, Altos del Rodeo, sitios neurálgicos y obras de valorización”, pero aún es claro que no es suficiente.

De 2005 a 2012 el tiempo promedio de viaje en la ciudad aumentó en un 30%, ascendió de 25 a 33 minutos. Entonces calculemos, con el crecimiento exponencial del parque automotor de la ciudad, en cómo se vio afectado este tiempo –tendencia al alza-, siendo el sistema Metro y los buses los que más demoran en sus recorridos.
¿Qué hacer? ¿Cómo solucionarlo?

Medellín necesita una fuerte inversión en vías de conectividad con intercambios viales funcionales y rutas paralelas amplias a las vías por donde circulan nuestros actuales sistemas de transporte masivo; sin descuidar, por ninguna razón, su mantenimiento.

La ciudad necesita, además, que este sistema de movilidad sea un espacio en el que la ciudadanía invierta el menor tiempo posible en sus recorridos, a la vez que se sienta segura y cómoda. De ahí, la importancia del Plan Maestro del Metro con proyectos como el Corredor de la Av. 80, el Corredor Av. 34 entre la Estación Aguacatala y Palos Verdes, el Corredor Av. Oriental hasta la Carrera 80 con Calle 80, la nueva estación entre Industriales y Poblado, entre otros.

De no ser así, es imposible pensar el desuso del vehículo particular, y aún más, de imaginar la movilidad en Medellín a la de ciudades como Boston, Hong Kong, Moscú, Curitiba o incluso como Santiago de Chile.

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Redacción Minuto30

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