La pandemia que hoy padece el mundo es sin duda la peor crisis sanitaria al menos del último siglo. Ser conscientes de ello debe ser suficiente para que asumamos una responsabilidad extraordinaria. Por ahora se tienen claros algunos de los efectos del virus SARS-CoV-2, particularmente su enorme capacidad de contagio que afecta a todo el planeta (unos 200 países) lo cual incrementa dramáticamente el número matemático de muertes.

También se sabe que su letalidad no es tan alta como su primera versión (2002), pero el desastre que causa si es mayor por su poderosa transmisibilidad, que está llevando a la mayoría de países del mundo a una inevitable recesión. Las cuarentenas se han vuelto perentorias y obligatorias. En Colombia por ejemplo la mayor parte de personas aún están impedidas de volver a trabajar y vamos para cuatro meses de aislamiento.

El gran bache que se presenta frente a su manejo es la falta de conocimiento exacto de su dinámica. Además de errático, tiene acciones imprecisas en los humanos, siendo más virulento en ciertos casos, pero de forma muchas veces impredecible. Algunas personas nunca desarrollan síntomas mientras que otras, incluso aparentemente sanas, producen neumonías graves y hasta mueren. Ello es justamente la mayor dificultad en la producción de la vacuna, cuya efectividad aún estaría muy incierta, lo cual reviste un enorme riesgo.

Hasta los científicos más connotados, todavía no tienen respuestas satisfactorias, a pesar de la enorme cantidad de investigaciones. La especulación sobre posibles tratamientos es enorme. Pero hasta ahora ninguno ha demostrado eficacia significativa para que sea confiable. El único que de forma incipiente aporta luces en algunas etapas es el antiviral Remdesivr con apoyo de la dexametasona; los demás son cuentos especulativos y empíricos. Desafortunadamente aún hay contrarios a la medicina basada en la evidencia, promoviendo fórmulas curativas (casi mágicas) con cloroquinas, interferones, Azitromicina, Dióxido de Cloro, etc.

El Covid aéreo

Otro aspecto no bien aclarado es el relativo a los mecanismos de trasmisión. La gente recibe instrucciones de comportamiento, pero en realidad tampoco son precisas. Un grupo de más de 200 científicos internacionales urgieron a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a que reconozca que el coronavirus puede transmitirse por vía aérea e instaron a que se revisen las directivas sanitarias. Los investigadores señalaron que los estudios han mostrado que “más allá de cualquier duda razonable” los virus pueden viajar una decena de metros por vía área, y que algunos eventos han demostrado que esto se cumple en el caso del SARS-CoV-2.

Benedetta Allegranzi, encargada de la Unidad Global de Prevención de Infecciones de la OMS, admitió que sí han surgido certezas de que el coronavirus puede transmitirse en el aire. “Reconocemos que hay evidencias en este sentido. Debemos permanecer abiertos a esta posibilidad y a sus implicaciones, así como a las precauciones que deben adoptarse”, asintió.

Aunque la OMS ha aceptado esta recomendación, ha venido promoviendo que la principal vía de transmisión del C19 son las gotas de saliva proyectadas por el habla, tos o estornudos. También mencionan a las gotas que permanecen en superficies durante horas o incluso días. El lavado de manos y el distanciamiento son apropiados pero insuficientes para dar protección frente a microgotas cargadas con virus que son liberadas al ambiente por personas infectadas

Recomendaciones añadidas

Entre las principales recomendaciones de los académicos está establecer mayor ventilación para espacios cerrados, la instalación de filtros de aire más eficientes y lámparas ultravioletas, evitar las aglomeraciones en edificios y transportes públicos. Cuando una persona infectada tose o estornuda, las gotas que son expulsadas de su garganta tienen varios tamaños. Aquellas que miden entre cinco y diez micrómetros caen al suelo rápidamente a una distancia de entre uno y dos metros, mientras que las microgotas de un diámetro menor pueden quedar suspendidas en el aire como aerosoles y viajar más lejos.

Con este nuevo pronunciamiento científico, se deben alertar a quienes exigen o están desesperados por las prácticas deportivas. Incluso las individuales pueden convertirse en potencial riesgo de contagio fácil. Mucho más las grupales y que usen algunos escenarios por más medidas biosanitarias se tomen. Por ahora la mayoría deben posponerse por tiempos prudenciales. Los practicantes de actividades físicas individuales deben usar de manera permanente la mascarilla (tapabocas) y sostener una distancia mínima de 10 metros, por el alto riesgo de trasmisión aérea según nuevas investigaciones soportadas por la Universidad de Oxford.

Esto último puede ser un valioso aporte en el proceso de descifrar el comportamiento del virus C19. Pero ante su capacidad de transformación y de adherencia por las vías respiratorias humanas, no hay una última palabra. Por ahora debemos tener claro que estamos ante otro de los grandes enigmas de la humanidad, el virus SARS-CoV-2 que nos mantendrá en aislamiento y distanciamiento físico por al menos un año. Debemos aceptarlo y reconfigurarnos.

Apostilla: ni en Colombia, ni en el mundo hemos llegado al pico de la pandemia. Estamos en un proceso peligrosísimo de aceleración, que exige tomar todas las precauciones. Además, debemos aceptar, que la situación sanitaria actual se prolongará por al menos un año.

*Miembro del equipo Fuerza Médica contra el C19

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Redacción Minuto30

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