Cada vez se escucha mencionar más sobre el “consumo consciente”, leemos sobre él en artículos, nos hablan de él en las academias, lo vemos aparecer en la publicidad, pero ¿A qué se refiere todo este boom? Podríamos definirlo como los hábitos de consumo que adquieren las personas y que trascienden a meros aspectos como el precio y la calidad.

Los consumidores conscientes, basan sus decisiones de compra en los aspectos sociales, ambientales y laborales de los productos o servicios que adquieren. Cada compra que realizamos tiene una historia detrás que no vemos, por lo que las personas que consumen de forma responsable, se preguntan de dónde viene lo que tienen delante suyo ¿Qué ingredientes o materiales tiene este producto? ¿Cómo fue su fabricación o procesamiento? ¿Qué canales de venta se usaron? ¿Quiénes trabajan o trabajaron en la creación de esto y bajo qué condiciones?…

Cada vez que compramos algo, emitimos un voto con nuestro dinero, le otorgamos favorabilidad a ciertos procesos, materias primas, mensajes, condiciones laborales, residuos; además le damos poder a ciertas empresas u organizaciones. Igualmente, cuando dejamos de consumir algún bien o servicio, se le retira el apoyo a la entidad que los produce.

A los consumidores conscientes les interesa la ética en el consumo, prefiriendo este aspecto por encima de otros como: la facilidad, la economía, la accesibilidad o la tendencia. El consumo responsable tiene como objetivo conjugar las conductas humanas que se rigen por la moral y la ética, a las dinámicas de adquisición de productos o servicios, de tal forma que se valore lo que está bien comprar, y no solo lo que nos es conveniente.

La toma de decisiones para los consumidores conscientes está regida por criterios particulares, ya que se tiene una comprensión de que desde las compras se puede asumir una posición frente a lo que nos parece injusto; el consumo responsable busca una concordancia entre lo que se quiere como sociedad y lo que se compra.

Este paradigma sugiere un cambio de actitud frente al consumo, de tal forma que exista un replanteamiento de todo lo que se adquiere. Como preguntarse si realmente se necesita hacer alguna compra, si hay otras maneras de satisfacer las necesidades antes de decidir adquirir algo nuevo, si las opciones de compra que considero son las que me parecen más justas, éticas y responsables.

Muchos consumidores responsables también eligen productos que tengan sellos o etiquetas ecológicas, ya que dichas acreditaciones señalan que lo que se adquiere ha sido generado a través de procesos sostenibles y que el impacto ambiental de ese bien o servicio, posee una menor huella ecológica.

A los consumidores conscientes también les interesa comprar local, apoyar a los pequeños emprendimientos, al artesano y al campesino; ayudando así a que una comunidad que trabaja de forma digna y responsable vea retribuida su labor, en lugar de destinar el dinero a multinacionales que utilizan publicidad engañosa y que no poseen responsabilidad social ni ambiental. Al comprar local, además, se contribuirá a reducir las emisiones de carbono causadas por el viaje que los productos deben realizar de un país a otro.

Debido a estas nuevas dinámicas, se espera que las empresas comiencen a incorporar un tipo de consumo más consciente, de tal modo que elaboren sus productos de manera responsable. Las marcas deben fomentar un consumo que no deteriore los recursos naturales, asegurando así un mejor futuro para las generaciones venideras.

Los desafíos de los emprendimientos que deseen formar parte de este nuevo boom que llegó como una tendencia, y que hoy en día se ha impuesto como una necesidad, son:

  • Ética: que la marca posea aspectos a valorar, es decir que discierna entre las necesidades reales y aquellas ficticias que se crean mediante la publicidad al vendernos una idea de consumo acelerado en el que creemos necesitar objetos o servicios que no nos aportan mucho a nuestras vidas.
  • Ecología: se refiere a la implementación de un sistema de producción amigable con el medio ambiente, que respete la vida de las especies, así como su entorno y que implique la reducción, reutilización, reciclado o biodegradación de los productos.
  • Sociedad: En este aspecto se tienen en cuenta las condiciones laborales y sociales de las empresas, brindando un servicio amigable y procurando que los empleados trabajen con un sueldo justo y bajo unas condiciones dignas. Además se busca generar un impacto positivo en los diversos entornos de la sociedad.

Emprender es parte del presente y de los nuevos cambios que se están gestando para un mejor futuro, pero para esto es necesario cambiar los paradigmas y comprender que el emprendimiento y la consciencia deben ir de la mano, las empresas inteligentes y responsables ya están poniendo la mira en un consumo más afín con los nuevas dinámicas ¡Emprender con consciencia es el futuro del éxito!

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Abogado especialista en Derecho Empresarial
Magister en Economía Aplicada
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Redacción Minuto30

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