La sorpresa hubiese sido si el prófugo Santricht se hubiese presentado ante la corte; lo que sucedió era lo previsto por la gran mayoría del pueblo colombiano que con el conocimiento de la manera de actuar de estos narcoterroristas, tenía la certeza que dan dos neuronas, las suficientes, para entender que ese pajarito no volvería a la jaula.

Con lo sucedido en este caso podemos sospechar que el número de magistrados que en la actualidad sostenemos con un alto despilfarro del tesoro público, no alcanza para que entre todos se tenga la inteligencia ni la malicia que tiene el común del pueblo colombiano. Estaba cantada su fuga desde que lo dejaron libre, lo advertimos más de uno y ellos en su honorable estupidez le permitieron andar como Pedro por su casa sin controles diferentes a un esquema de seguridad integrado por sus compinches. La idiotez se comprobó y si no es esta algo peor se cuece en esas cortes. Por lo menos la idiotez no es adquirida y lo otro es una torcedura de principios aceptada, progresiva y dañina para los bolsillos de los colombianos.

Ahora salen las lamentaciones y el crujir de dientes, pero para afuera. Por dentro están felices y disfrutando de los beneficios que traen esos cargos de altos jueces. Con la modalidad actual para la elección de esos magistrados, creo que el costo de ser uno de ellos es equivalente al costo de las campañas para el congreso y aquí me pego a lo que se dice en las calles: “Quién paga por llegar; llega para robar”. Ahora están las discusiones, para eso la tenemos gruesa, sobre si se aplica la silla vacía o no para el caso del narcoterrorista prófugo y si se le debe seguir pagando el sueldo de congresista o no, si por lo contario pierde todas esas gabelas que le entregó el espurio y muy untado ex presidente del período anterior (Nombres y apellidos vetados en mis comentarios).

Que si los ¿exnarcoterroristas? ahora en el congreso pueden nombrar a otro de su misma banda para suplir al falso ciego fugado, que si sigue siendo congresista, que patatín que patatán y en fin otra de esas discusiones inacabables en las que nos enfrascamos olvidando como desde siempre, el meollo del asunto: Hubo un acuerdo entre facinerosos que quisieron jubilar a los dirigentes del narcoterrorismo ya cansados y sin fuerzas para vivir escapando de los organismos del estado, que les dio el oro y el moro con la condición de supuestamente dejar las armas y empezar adevengar altos salarios si aparentaban ser juiciosos y respetuosos de las casi 6 millones de leyes expedidas desde que nos independizamos y Santricht no estuvo a la altura como tampoco Iván Márquez, el Paisa y Romaña y de ahí que ese acuerdo de impunidad sea considerado como una farsa monumental que debe ser olvidado.

Quienes están haciendo trizas el entuerto no somos los que dijimos no al mismo. De hecho la pasividad como afrontamos el descaro del espurio y anterior mandatario ha permitido que el sainete continúe a pesar de las pruebas irrefutables de que lo que se acordó nunca fue la paz ni el silencio de los fusiles sino la entrega de las instituciones a una manada de bandidos aunque pensándolo mejor, fue la integración de unos nuevos bandidos para el manejo interesado de esas instituciones. En resumen ahora tenemos más bandidos disfrutando de nuestros impuestos. Gran parte de los congresistas, diputados concejales, magistrados, agentes del orden, funcionarios de diversos niveles tienen conceptos muy acomodaticios del cumplimiento de las leyes que los rigen. Casi todos tienen el CVY como paradigma y eso se extendió al sector privado originando así una cultura de laxitud en los principios.

Si no es tuyo es de alguien, es una dicho de las culturas orientales. Aquí si no es mío haré lo posible para que lo sea sin importar el cómo; con ese objetivo nos movemos diariamente y educamos a los hijos y así songo sorongo, nos convertimos en una de las sociedades más permisivas de la actualidad. Es tal la desidia que las minorías se han convertido en dictadorzuelos del comportamiento y pretenden imponernos sus maneras y hasta sus banderas.

Postre: El martes 16 de julio en el teatro Metropolitano de Medellín a las 8 de la noche el Estudio Polifónico de Medellín interpretará ABBA SINFÓNICO, con arreglos de una joven promesa de la música: Jerónimo Restrepo. Una invitación e incitación a recordar los años 80. Mamma Mía que deleite con Fernando y la Chiquitita.

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Redacción Minuto30

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