Están de moda los populismos, cualquiera pensaría y se haría a la idea, con fundamentos de sobra históricos, sociales, jurídicos y sobre todo políticos, que esa forma de manipular las masas, era cosa del pasado. Que, al revisar la historia, que nos da cuenta de una manera irrefutable de las experiencias escabrosas que han vivido muchas sociedades el mal del populismo, haya sido éste de derecha o de izquierda, nunca más iban a volver a semejante modelo y que con algo de prudencia y de tino podría adivinarse que cualquier oportunista que quisiera hacer ver que el mundo se venía encima si no se tomaba una decisión drástica y se optaba por escoger la irreal fórmula vendida por el demagogo, y quiero aclarar que hago referencia a sistemas donde la democracia ha imperado y los gobernantes han sido elegidos en condiciones de sufragio libre, que este tipo de gobiernos no podían continuar y había que dar una vuelta de tuerca a la manera cómo debían regirse los destinos de un país.

Todo esto porque en esas sociedades los partidos políticos tradicionales, ahogados en la corrupción, en el clientelismo y sin mayor alternancia en el poder crearon el caldo de cultivo para que estos falsos salvadores prometieran el oro y el moro, y esas sociedades, una parte de ellas, incautas por regla general, creyeran y cometieran el garrafal error de darle la oportunidad a quienes a la postre habrían de someterlos a las, hoy, inadmisibles e inconcebibles violaciones de sus derechos y libertades fundamentales, y lo peor, se aferraron al poder de tal manera que sin escrúpulos de ninguna naturaleza se han valido de cuanta leguleyada existe para atornillarse en el poder, porque al menos en las épocas actuales estos demonios tienen la delicadeza de darle apariencia de legalidad a todas sus ilegalidades, ya no cometen el error de hacerse o de perpetuarse en el poder mediante vías de hecho. Es decir, que aprender de lo pasado era un imperativo moral y social y no podía abrirse la posibilidad a nueva equivocación.

Lo de Venezuela es populismo puro y duro, que se convirtió en dictadura, también lo hubo en el Ecuador de Rafael Correa y lo hay en el Bolivia de Evo Morales, lo hay en Nicaragua con Daniel Ortega y lo hubo en Argentina con Cristina Fernández de Kirchner. Cuáles han sido y fueron las virtudes de estos gobiernos? A la vista están: más corrupción de la que prometieron combatir; más pobreza de la que dijeron erradicar; más violación de derechos y libertades que las pretendieron corregir; cero espacio y persecución a la oposición con la consiguiente judicialización de buena parte de ella en algunos casos; medios de comunicación censurados, perseguidos y cerrados y un sin fín de males que da escozor el solo pensar en ellos.

También se creía, con razón, que estos fenómenos ocurrían solamente en sociedades atrasadas en muchos aspectos con relación a otras, pero no, la sorpresa ha sido mayor al revisar lo que viene ocurriendo en los últimos días en Cataluña, en donde un puñado de insensatos, a como diera lugar, ha querido materializar una legítima aspiración de ese pueblo y es la de lograr la independencia de España. La diferencia de este grupúsculo con los falsos salvadores latinoamericanos, es que allá llegaron al poder no pretendiendo acabar la corrupción y la pobreza, porque de hecho ambas son mínimas, sino y cuando más, prometiendo independizar esa región del centralismo al que en muchas cosas está sometido a España, pero al fin y al cabo, populismo.

El gobernante de esa comunidad catalana, Carles Puigdemont, junto con unos pocos, hace parte de un grupo radical que no escucha y quiere llevar esa sociedad a un punto de no retorno, para lo cual, y aquí si se parece a los populistas de Latinoamérica, ha desconocido el estado de derecho y las decisiones de las instituciones, como la del Tribunal Constitucional de España que prohibió la realización del referendo independentista, como del tribunal de la comunidad catalana que se pronunció en igual sentido.

Hasta tal punto ha llegado la sinrazón, que no obstante las advertencias de diversos organismos y el llamado de atención de otros, se decidió dar el paso y realizar la consulta, por demás bastante dudosa, pues no se supo quiénes podrán votar y quiénes no y con un sistema de conteo que no contó con verificación alguna. Para esta semana se tiene previsto oficializar la independencia de Cataluña en el parlamento, ya los dirigentes de la unión europea notificaron a los líderes catalanes que si quieren hacer parte de la comunidad, tienen que empezar de cero y que el derecho no se consigue de manera automática, y además, importantes empresas del sector privado salieron de esa región ante la inseguridad de todo tipo que ha generado este salto al vacío, como se ha denominado este tipo de experimentos. Mucho me temo que no se atreverán a oficializar la independencia, pues se les vendría el mundo encima.

Nos ha mostrado la historia que los populismos solo han traído desgracias a los pueblos que hipnotizados han creído que esa es la fórmula salvadora, pero con toda la fuerza y con todos los argumentos este fenómeno debe ser combatido y derrotado.

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Redacción Minuto30

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