Para nadie es un secreto la admiración que siente Gustavo Petro por el modelo político venezolano y todos sabemos de sus planes para instaurar en Colombia el fracasado socialismo del siglo XXI. Lo que no preveíamos era que una gran cantidad de incautos creían en sus discursos, a pesar de ver la realidad que hoy vive el hermano país de Venezuela.

Sus propuestas se basan en el odio de clases, en acabar la iniciativa privada y en lanzar propuestas que suenan «bonitas», pero que en la práctica son imposibles de llevar a cabo. Petro acude a los que comúnmente llamamos «vender humo» para ganar adeptos.

Su última propuesta, que se generó a partir de la indignación que causó la tragedia ambiental de Barrancabermeja, consiste en que Colombia deje la explotación de petróleo para que se dedique al cultivo de aguacates. Según Gustavo Petro, el potencial de generación de ingresos del aguacate es igual o superior al del petróleo. Nada más populista.

Para empezar, hay que tener en cuenta que de las variedades de aguacate que se cultivan en Colombia, la única que se exporta es la variedad Hass. La producción de petróleo, sólo en 2017, fue el equivalente a $13.000 millones de dólares y la de aguacate, en el mismo período, fue de $50 millones de dólares, producida en 20.000 hectáreas.

Para que el aguacate iguale la renta producida por el petróleo, se necesitaría cultivar 5.2 millones de hectáreas de aguacate, acabando prácticamente con el bosque tropical húmedo que se encuentra en los pisos térmicos entre los 1.800 y los 2.400 mts, únicas alturas donde es posible su cultivo. Tal parece que Petro no tiene problema para acabar con todo el bosque y pasar a un monocultivo, con tal de satisfacer sus caprichos.

Pero no acaba ahí. Tendríamos que esperar 3 años a que estas hectáreas de aguacates empiecen a producir. Cuando finalmente lo hagan, tendríamos producción de 30 millones de toneladas anuales. Estado Unidos consume anualmente 1 millón de toneladas, por consiguiente, tendríamos una sobreoferta, por lo que su precio de venta disminuiría. Ahí la magnífica idea de Petro ya no parece tan maravillosa.

Está claro que la explotación de petróleo, y en general de minerales, debe ser regulada, pero la solución para nada es parar la explotación de recursos. La minería sí se puede hacer de manera responsable y sustentable con el medio ambiente. Ninguna otra actividad económica deja los recursos que sí deja la explotación de petróleo.

Este es un claro ejemplo de las propuestas populistas de Gustavo Petro. Y no es la única. Su plan de gobierno está lleno de ellas, cada una más peligrosa que la otra. En un gobierno sigo, no me cabe la menor duda, Colombia repetiría la historia de Venezuela.

Hoy, más que nunca, la democracia colombiana está en peligro. El populismo acecha y tiene nombre propio: Gustavo Petro.

El único que puede evitar que Colombia caiga en las garras del socialismo del siglo XXI es Iván Duque. Él es garantía de propuestas serías y soluciones efectivas a las problemáticas que vive el país. Con él, el país recuperará el rumbo y nos alejaremos de repetir la historia del vecino país.

@andresportillo_

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Redacción Minuto30

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