Siempre he sido un convencido que la educación es lo mejor que le puede pasar a un ser humano. Es lo que permite terminar con la ignorancia, con el atraso, con la desigualdad, con la pobreza y con otros tantos males. Y lo refiero también a nivel de sociedad, pues en la medida que la educación sea un asunto prioritario para los gobiernos y la empresa privada, está garantizado el desarrollo y el avance de los países.

Edwin Alejandro Franco Santamaría

También he sido un convencido que los maestros desempeñan el oficio más noble y más altruista del mundo. La primera educación formal que reciben las personas es el punto de partida en ese largo proceso que debe adelantarse para obtener una buena formación. Esta aparente sencilla, pero determinante y trascendental enseñanza a leer y a escribir y el conocer áreas fundamentales del conocimiento, que se obtiene en los primeros años de estudio, es sagrada. Un científico, en una entrevista que dió hace unos meses a una revista, contaba cómo se sentía de inquieto porque un hermano mayor había aprendido a leer y escribir primero que él, decía que su “envidia” era porque su hermano, al saber leer y escribir, tenía acceso al conocimiento.   De esa magnitud es el asunto.

Por ello preocupa el paro de los maestros, aunque se dirá que unos pocos días no son nada, que el paro se acaba y se vuelve a clases.

Se debe ser miope para ver las cosas de esta manera. Un país que siquiera le diera una importancia mínima a un tema como la educación, bajo ninguna circunstancia debiera presentarse un paro, debieran ser los maestros, ya que son ellos los que tienen en sus manos el futuro del país, como con acierto se dice cuando a los niños se hace referencia, de los funcionarios mejor remunerados, con un sistema que les reconozca sus estudios académicos y que les permita ascender en la carrera del magisterio.   No se entiende cómo un profesor, con título de magíster, se gane ¡un millón seiscientos mil pesos! ($ 1’600.000). Más se ganan, en ocasiones, funcionarios públicos, que sólo han hecho el bachillerato.

Creo que es el momento justo para recordar que en el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, por su sigla en inglés), que organiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Colombia ocupó el último lugar, y si se miran los resultados de años anteriores, hay una constante:   Colombia en los últimos lugares. Hay que decirlo: estas pruebas muestran el nivel de la baja educación que hay en entre nosotros, y desde luego, el nivel de atraso del país.

El fin de estas pruebas radicaba en saber si los jóvenes de 15 años de edad están adquiriendo los conocimientos necesarios para resolver situaciones problemáticas en este siglo XXI. Empero, según los resultados de las pruebas PISA, los jóvenes colombianos estarían en condiciones de comparar los precios de muebles y comprar los más baratos, pero nada podrían hacer para arreglar o programar un dispositivo electrónico, como si lo harían jóvenes de la misma edad de países como Singapur, Corea del Sur, China y Japón.

Como puede verse, el problema no es sólo el mejoramiento de las condiciones laborales de los maestros, sino también el de la calidad de la educación.

Entonces la lectura que debe dársele al paro no es solamente por los beneficios laborales que persiguen los maestros, quisiera creer que en el fondo cuando ellos pretenden que el gobierno acceda a sus reclamos, que son justos, está explícita o implícita la aceptación en torno a que también pondrán los esfuerzos necesarios para mejorar y fortalecer la calidad de la educación; y a su turno, que sea la ocasión para que el gobierno, que es quien tiene la obligación indeclinable de crear un sistema educativo, lo haga, que si no iguale, sí trate de emular al de aquellos países que ocuparon lugares importantes en las pruebas PISA, entre los cuales se encuentran también Canadá, Finlandia, Australia, Reino Unido y Estonia.

Germen de estas políticas es la que adelanta la Gobernación de Antioquia con su slogan “Antioquia la más educada”, que en palabras del gobernador “Es el camino que vamos a seguir en estos cuatro años para liderar la transformación de Antioquia”.

Coincide con el paro de los maestros la celebración del día Internacional del Trabajo y la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2015, irónicamente.

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Redacción Minuto30

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