Desde 2013, la narrativa en torno a UNE y su fusión con Millicom ha sido presentada de varias formas. Pero una mirada más profunda a la cronología de los eventos pinta un cuadro de decisiones apresuradas y consecuencias desastrosas.

UNE, originalmente una empresa completamente pública, mostraba promesa en 2013 con una presencia sólida tanto en Colombia como en mercados internacionales. Sin embargo, su fusión con Millicom, realizada en 2014, cambió drásticamente su dirección.

Lo que fue vendido como un «negocio del siglo» resultó ser una serie de decisiones mal concebidas. Despidos masivos, pérdidas constantes, y decisiones controvertidas marcaron la historia post-fusión de la entidad.

Las cifras no mienten: desde 2015, TigoUNE ha registrado pérdidas sustanciales, con un total acumulado de $2.3 billones. A pesar de las recomendaciones de consultorías internacionales de renombre, como McKinsey y Oliver Wyman, EPM no ha tomado medidas decisivas para detener el sangrado.

El candidato @QuinteroCalle prometió soluciones, específicamente a través de la activación de la Cláusula de Protección del Patrimonio Público. Sin embargo, los intentos de acción han sido detenidos por lo que parece ser una combinación de intereses políticos y agendas personales.

La lección aquí es clara: las fusiones y adquisiciones, especialmente en el sector público, deben ser tratadas con el máximo cuidado y diligencia. Lo que parece ser una decisión estratégica puede fácilmente convertirse en un desastre financiero si no se consideran todos los factores en juego.

La situación de TigoUNE es un recordatorio de que el bienestar de los ciudadanos y la integridad del patrimonio público deben ser siempre la prioridad máxima.

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Redacción Minuto30

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