Recientemente me encontré con un amigo con el que trabajamos explorando petróleo en Venezuela en los años setentas. Recuerdo que en lo único que el pensaba era en ahorrar, ya que el sueño que siempre tuvo fue comprarse un yate para sentirse igual a uno de sus jefes quien también tenia uno, y esto le daba prestigio, fama, reconocimiento, poder y supuestamente mucha felicidad. Esto le tomó muchos años de sacrificio y austeridad, privándose tanto él como toda su familia de disfrutar de cosas básicas de la vida. Por ejemplo, algo que me impresionó mucho fue que en el calor infernal de Maracaibo donde vivíamos, el prefirió comprar un ventilador en lugar de prender el aire acondicionado que tenía en su apartamento, ya que la cuenta de la luz le llegaba mas costosa; de igual forma recuerdo cuando en navidad todos sus hijos lloraban al verme partir con mi familia para Colombia de vacaciones, mientras ellos se quedaban en Maracaibo sacrificando el poder compartir con el resto de sus familiares, ya que él consideraba costoso el viaje. Así mismo realizaba miles de cosas para no tener que gastar y poder ahorrar para su yate. Esto lo convirtió en una persona amargada, tacaña y apegada siempre al dinero.

El día que me lo encontré nos fuimos a tomar un café y obviamente mi primera pregunta fue si ya había comprado su tan anhelado yate. El con lágrimas en sus ojos me respondió que había malgastado toda su vida y había perdido a su mujer y a sus hijos por un yate. Yo le pregunté: ¿Como así? El me contestó: El día que finalmente compré el yate, lo cual me tomó casi 20 años, lleno de emoción y alegría me monté feliz con mi familia y nos fuimos a navegar. Una vez entramos en altamar me comenzó a dar un increíble mareo, lo cual me hizo vomitar constantemente durante horas seguidas. A los dos días desembarcamos en tierra firme y esa noche dormimos en un hotel. Fui al médico, me tomé un purgante, me formularon unas patillas para el mareo y en la tarde continuamos con nuestro viaje nuevamente. No había transcurrido una hora cuando una vez más sentí nauseas, mareo y comencé a vomitar sin parar. Mi mujer que había reprimido sus emociones por tantos años, explotó en un ataque de ira e intenso dolor y me insultó diciéndome que era increíble todo el tiempo que yo había malgastado y todo lo que ella y sus hijos habían sufrido por complacer el capricho y la terquedad que yo tenía de comprar un yate y llegar a ser el magnate, o el supuesto hombre de éxito, y que una vez había logrado comprar el tan deseado yate, no lo iba a poder disfrutar.

Ese día nuestro matrimonio se desbarató, ya que yo no pude contener la ira que tenía al ver frustrado mi sueño. Me descontrolé y la insulte, razón por la cual ella decidió irse con nuestros hijos. Hoy me encuentro solo, triste y con un yate que no he podido vender porque no me dan ni la mitad de lo que me costó.

Mirándolo a los ojos le dije: La cosecha que tu tienes hoy, mi querido amigo, buena o mala no es importante, porque es el resultado de lo que tu sembraste ayer; lo importante es lo que hoy tu decidas sembrar en tu mente y en tu corazón, porque esto será lo que cosecharás mañana. La única forma de que tu puedas liberarte de esas cadenas que te amarran y que te causan tanto dolor es auto evaluándote, identificando que es lo que te causa ese dolor y diseñando un plan de acción con mucha fuerza de voluntad y conciencia pura para comenzar tu proceso de transformación profunda desde el corazón hacia fuera. Debes despertar de tu inconciencia, porque ésta es la que te genera tanto sufrimiento.

Desde muy pequeños la sociedad y los medios de comunicación nos han mostrado que el éxito se consigue cuando se tiene poder, riquezas, lujos, fama, belleza y reconocimiento. Nosotros que estamos observando, nos contaminamos de este virus y nos creemos el cuento, entonces comenzamos a malgastar nuestras vidas inútilmente tratando de impresionar a otros con nuestro éxito, viviendo una vida inconsciente donde creemos ser felices por lo que tenemos y depositamos toda nuestra felicidad en todas estas cosas. Cuando perdemos alguna de ellas, ya sea el dinero, el poder, la fama, la belleza o el reconocimiento y nos critican, inmediatamente sentimos que nuestro mundo se derrumba a nuestros pies.

Lo que entonces la sociedad nos ha enseñado a costa de lo que sea, es que primero tenemos que tener, no importando si para conseguirlo tenemos que sacrificar hasta nuestros propios valores, principios, seres queridos o amistades. Entonces yo me pregunto: ¿De qué sirve tener éxito, si mis relaciones personales con mis seres queridos, empleados, jefes, compañeros, etc son conflictivas en lugar de ser armoniosas?

Una vez tenemos lo que queríamos, creemos que ya hemos hecho lo suficiente para poder lograr SER alguien en la vida y que nos consideren como personas de éxito, cuando en realidad el ciclo natural y correcto es primero, antes que tener poder SER, para luego hacer y como consecuencia final lograr la materialización de tus sueños o metas, que es el Tener.

Cuando hablo de SER, me refiero a conectar nuestra mente con nuestro corazón, para despertar nuestra conciencia y vivir en una armonía total entre cuerpo, mente y espíritu, disfrutando plenamente cada instante que Dios y la vida nos dan y compartir el amor que está en nuestros corazones con todos los demás. Cuando tu trabajes desde tu Ser interno, comenzarás realmente a gozar de la dicha del verdadero éxito que no depende de la aprobación, del reconocimiento, del que dirán o de tus riquezas.

El verdadero éxito entonces es cuando trabajas y balanceas las tres dimensiones de tu vida: cuerpo, mente y espíritu para lograr la armonía y la paz interior. *

Para poder tener tu cuerpo sano, necesitas sacar tiempo diario para hacer deporte, preferiblemente entre 4 y 6 de la mañana al aire libre, ya que el Prana, que es la energía está en su máximo grado. De igual forma debes tener unos buenos hábitos alimenticios donde incluyas mucha agua.

Para fortalecer tu mente, debes trabajar la meditación, la contemplación y la visualización creativa ya que ellas te ayudarán a reemplazar conscientemente los pensamientos negativos por positivos, comenzando de esta forma a ser tu quien maneje tú inconsciente. Recuerda que donde pones tu mente, ahí estará tu corazón. Por eso hay tanto dolor, sufrimiento, depresión y angustia en el mundo.

Tu espíritu se nutre de la meditación, la oración o la contemplación silenciosa; pero lo que lo hace crecer, trascender y dejar huella es el compartir y servir amorosamente a los demás. Por eso, si todos los días haces un acto de amor desinteresado con tus seres queridos, tus compañeros de trabajo, con una persona que tenga hambre en la calle, con un vendedor ambulante, con tus empleados, con el portero de tu edificio, etc, verás como después de un tiempo estarás volando muy alto. Un acto de amor desinteresado significa que no estés esperando recibir nada a cambio, de la persona a quien le estés dando. Es simplemente dar, así como el sol te da a ti su luz y el árbol te da su sombra y sus frutos.

Por eso es tan importante volver a lo básico, a lo elemental y lo simple. Aprende a valorar las cosas pequeñas y simples que la vida te da ya que mañana puede ser demasiado tarde para ver y comprender que esas pequeñas cosas eran las más grandes, y quizás ya las hayas perdido.

* Encontrará mayor información en el libro Volver a lo básico escrito por Jaime Jaramillo.

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Redacción Minuto30

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