Extraño el título pero en verdad es hora de que empecemos a mirar el comportamiento del ser humano y a medir su capacidad de solidaridad y generosidad.

La humanidad ha cambiado y estos cambios se han acelerado con mucha intensidad con la aparición del Internet que se empezó a gestar después de que la Unión Soviética lanzase el Sputnik 1 en 1957 lo que dio origen a que los Estados Unidos de América creara la Agencia de Proyectos para la Investigación Avanzada de Estados Unidos conocida como ARPA.

El avance es paulatino pero constante; en 1970 aparece el correo electrónico, en 1972 la red pasó a las universidades y se conectaron 50 universidades en los Estados Unidos, en 1973 se internacionaliza y se establecen conexiones con Noruega e Inglaterra. A partir de 1980 aparecen otras redes lo que como es lógico empezó a originar un caos hasta que se decide unificar el sistema y aparece INTERNET.

Ese avance no se ha detenido y en el año 2004 se crea Facebook lo que indudablemente ha generado la gran revolución en las comunicaciones.

Indudablemente esta plataforma en la red y el uso indiscriminado de la misma ha dado origen al incremento de la ambición de las individuos y es que algunos muestran sus progresos originando ansias y deseos en otros y cuando se está en período de formación de la personalidad, la permeabilidad a esas influencias es mayor lo que incrementa el índice de insatisfacción y por ende se acrecienta el índice de egoísmo que tanto preocupaba a Mafalda que no sabía cómo bajarlo.

El Ser humano desde las cavernas ha sido egoísta y el instintito de supervivencia lo ha catapultado a ser el mayor depredador de la naturaleza.

A diferencia de otras especies durante la historia se ha convertido en su peor enemigo; es así como los hitos se definen por las guerras y la lucha por los territorios y, aunque hemos avanzado en tecnologías y conocimientos, la motivación principal para exterminarnos entre nosotros es la posesión de la tierra y el poder que trae consigo.

La ambición se ha exacerbado ostensiblemente y quien ahora tiene suficiente nunca llena pues quiere más. Lo vemos en los franceses que teniendo un alto nivel de vida, pretenden mejorarlo para alcanzar el que pueden tener en otros países con mayor riqueza. Aquí lo vemos en Chile que siendo el país con mejor nivel de vida de Suramérica fue atropellado por una masa de inconformes que en su locura de tropel, incendiaron el sistema de transporte masivo que les daba calidad de vida a todos los habitantes de Santiago. La ambición y el egoísmo primaron sobre el sentido común.

Las motivaciones del paro promovido por unos pocos en Colombia nunca han sido solidarias ni generosas pues están signadas por deseos insatisfechos de unos pocos que quieren para ellos la mayor tajada y que por circunstancias de la política perdieron sus ingresos fáciles al cambiar de rumbo la administración central.

No se puede negar, aquí tenemos serios problemas sociales y también tenemos altos índices de corrupción que indudablemente están ligados al Índice de Egoísmo que titula este escrito, pero afortunadamente tenemos un gobierno encarnado en un ser limpio y transparente que quiere enderezar en lo posible la marcha del país para conseguir mejores índices de calidad de vida y de pronto darle una respuesta a Mafalda para bajar en algo o por lo menos incidir en la disminución de las causas del índice de Egoísmo.

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Redacción Minuto30

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