Al paso que la selección mexicana de fútbol era eliminada del mundial de Rusia 2018 a manos de Brasil y le generaba tristeza a todos los mexicanos, casi al mismo tiempo ocurría otro hecho que probablemente le generó alegría, pero también preocupación a muchos otros y era la elección como presidente de México del candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador, quien al tercer intento logró ganar las presidenciales de su país. Todo indica que con un discurso más moderador que en las ocasiones anterirores que se presentó como candidato, logró convencer a millones de compatriotas de que la suya era la mejor opción para el país.

Pero lo que sin duda le sirvió en bandeja de plata la presidencia fueron décadas de gobiernos corruptos e ineptos del tradicional Partido Revolucionario Institucional (PRI), el que con una hegemonía en el poder de más 70 años, se recuerda solo interrumpida por dos presidentes del Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox y Felipe Calderón, y que retomó con Enrique Peña Nieto, tenía hastiados y cansados a los mexicanos y no vieron opción distinta a dar el giro a la izquierda que tiene, con razón, preocupados a muchos.

La cercanía de López Obrador con Hugo Chávez era pública y en lo ideológico había identidad casi total y con Maduro es muy probable que también la haya, solo que ahora no la hacen evidente por razones que todos conocemos. Y es que la alternancia en el poder es necesaria en las democracias, como quiera que el dominio de un solo partido equivale, casi, a una autocracia, con la diferencia que se convoca a elecciones, porque las políticas, pero sobre todo los vicios y las prácticas corruptas, son las mismos, entonces elegir otra opción es lo mejor que puede sucederle a una sociedad asfixiada por los polìticos de siempre, el punto nodal radica en qué clase de gobernante se elige, porque en muchas ocasiones y ejemplos tenemos, el remedio termina siendo peor que la enfermedad.

Cuando Hugo Chávez llegó al poder hacia finales de la década de los 90, hubo un auge de la izquierda en latinoamérica, hasta el punto que se puede decir que Colombia en suramérica fue el único país que no se alineó con esta nueva tendencia, pero al poco tiempo se evidenció que estos gobiernos estaban siendo peores que los que se queria dejar atrás y se viró de nuevo al centro o a la derecha. No es que estos gobiernos sean mejores, no lo son de hecho, porque han sido ellos los que han sembrado el caldo de cutivo para gobiernos populistas de izquierda, que con contadas excepciones, lo que han hecho es profundizar los males que querían erradicar y con algo adicional muy nocivo: el quererse perpetuar en el poder por tiempo indefindo o por períodos consecutivos hasta llegar a los varios lustros.

Entonces no hay duda que debe haber cambios, pero de ello no deben abusar quines representan lo contrario a lo tradicional y al establecimiento, no deben llevar al despeñadero a esas sociedades que han dado la confianza a otra forma de hacer política y esas sociedades no deben ser tan ingenuas como para no darse cuenta de lo que se les viene cuando optan por dar cambios. Desafortundamente, los hechos así lo confirman, una de estas dos cosas o las dos ocurren con los consabidos resultados.

En el caso de López Obrador ha dicho que se harán cambios dentro de la institucionalidad y la legalidad, pero dándole preferencia los olvidados de su país. Tiene una oportunidad de oro para hacer cambios que no impliquen sumir la nación en niveles de corrupción y de pobreza peores que los que tiene, pero especialmente, para dar un mensaje a la sociedad mexicana y a la comunidad internacional de que los temores son infundados y de que puede haber cambios sin necesidad de variar modelos ya establecidos, de lo contrario, será uno más en la lista de los que generó esperanza y resultó ser un fiasco.

Lo que acaba de ocurrir en Colombia y en México, con los nuevos presidentes electos, es que los partidos politicos tradicionales, corruptos y hegemónicos van siendo cosa del pasado y ojalá sea una tendencia hacia futuro, porque las clases dirigentes que llegan deben hacerlo con otro tipo de hábitos para purificar la política y hacer buenos gobiernos, los ciudadanos nos lo merecemos, estamos cansados de ver siempre a los mismos y con todas esas prácticas corruptas.

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Redacción Minuto30

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