A estas alturas del año y después de lo que ha significado este 2020, pues es completamente atípico e imborrable en la historia reciente de todos y es ahí donde no se comprende porqué aún hay gente, que sigue diciendo que la pandemia y el CORONAVIRUS no existe, incluso que es una “payasada”, la semana pasada pude evidenciar como una persona allegada, poco a poco se le fue apagando su luz sin que nada pudieran hacer los médicos que lo atendían y además de frustrante, la tristeza es demasiada.

Que el gobierno se haya equivocado en varias cosas o no, con respecto a las medidas que tomó en estos meses y el desespero por la caída económica en muchos de nuestros hogares, más el estrés ante el encierro y en algunos casos la inestabilidad de la salud mental, no puede justificar que bajemos la guardia y hasta que se vuelva parte del paisaje todo lo que seguimos viviendo y perdiendo la novedad en un tema tan delicado como este.

Somos cada uno de nosotros los llamados a comprender desde el principio, pues el cuidado nace de adentro, al hacerlo consiente en todo momento y en todo lugar, es decir, luchar y no olvidar el ser precavidos y sobretodo prevenidos para la favorabilidad personal y del entorno familiar, principalmente en los niños, pues ellos no tienen la capacidad para digerir, e interiorizar los riesgos de cada acción cuando del contacto externo se trata.

Y hoy los vemos en los parques, en las calles a muchos de ellos con el tapabocas mal puesto si es que lo tienen, tocando, como es normal en los infantes, todo lo que a su paso se encuentran (paredes, puertas, ventanas, pasamanos, jardineras, canecas de basura etc.) e incluso sentados en el suelo, o acostados arrastrando sus juguetes y por último lo que también es natural en ellos, llevarse la mano a la boca.

La idea no es que nos quedemos en casa eternamente, porque se muestra que es imposible, por múltiples razones que ampliamente conocemos desde cada punto de vista, pero no significa entonces que al poder salir a la calle, en verdad tengamos asumido que no pasa nada, hasta el día que toca a un miembro de nuestro círculo familiar o de amistades.

Este flagelo no se va a acabar de la noche a la mañana, incluso ni llegando la vacuna a nuestro país y es por eso que hoy el llamado es a que estemos activos, bajo el mecanismo de la prevención y valga decirlo de la desconfianza en todo ocasión, pensando que el VIRUS está en el lugar menos pensado, esperando para atacar y dañar la tranquilidad de todos, la diferencia la hace cada uno de nosotros.

No desfallezcamos en esta complicada y difícil tarea.

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Redacción Minuto30

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