Estos días previos a las elecciones legislativas en Colombia y a las posteriores elecciones presidenciales traen consigo, además del natural ambiente de excitación por la avalancha publicitaria de los candidatos, las opiniones encontradas sobre las preferencias de los electores, el pesimismo de unos; y la esperanza de quienes creen aún que existe gente preparada y bien intencionada para legislar y ejecutar en favor de Colombia; la omnipresente y controversial voz de las encuestas.

Las encuestas, que por un lado se diseñan para ser representativas y acertadas y que mantienen en vilo a muchos candidatos hasta último momento, pueden ser instrumentos informativos constructivos, pero también destructivos en la medida en que los resultados se desdibujen o se usen para difamar o infundir miedo; pero ¿cómo se hacen? pueden estas llegar a ser suficientemente representativas y así lo fueran, ¿qué tienen que ver mi decisión de meses o de última hora de apoyar a un candidato? Vale la pena reflexionar:

En las instalaciones del instituto alemán de encuestas Infratest Dimap, los encuestadores realizan llamadas telefónicas a ciudadanos escogidos aleatoriamente del directorio telefónico, de lunes a viernes entre las 5 de la tarde y las 9 de la noche, esto con el fin de incluir a personas que durante el resto del día pueden estar trabajando en sus oficinas y que por tanto no pudieran participar. La pregunta obligada es, ¿Por quién votaría si las elecciones fueran el próximo domingo? De esta forma se pretende tener una buena muestra cros-seccional de la población.

YouGov, una reconocida compañía encuestas del Reino Unido suele realizar las entrevistas por teléfono o vía internet; la compañía ha recolectado previamente un panel de 360.000 personas en una variedad de formas incluyendo la vía publicitaria y luego, cuando se necesita llevar a cabo una encuesta particular, se elige un muestreo por cuotas (Quota sample) de aquel reservorio, este consiste en seleccionar poblaciones de sectores representativos para la encuesta como por ejemplo la edad, el género, la condición socioeconómica, etc. Los seleccionados son entonces invitados a llenar una encuesta online.

Ipsos Mori, por su parte, realiza llamadas a líneas fijas y a celulares mediante una marcación aleatoria que incluye no solo a los que están registrados en las guías telefónicas sino también a los que no. La compañía toma además detalles demográficos, de tal forma que se pueda verificar si encajan en el muestreo por cuotas o no. Sin embargo, esta misma empresa reconoce que, por ejemplo, aquella población de personas desempleadas o de pensionados que se encuentren en casa son más propensos a contestar las llamadas que otro tipo de población, este sencillo ejemplo ilustra lo que comúnmente se define como ¨Attitudinal Biases¨ o Sesgos de Actitud; esto lo demuestra el hecho que personas que están dispuestas a dar 15 minutos de su tiempo para contestar preguntas a un extraño por teléfono pueden tener una visión de la vida diferente a aquellos que simplemente no están dispuestas a hacerlo.
Por otra parte, un factor importante en la conducción de las encuestas y sondeos de opinión es el tamaño de la muestra y su grado de representación; así, se busca que la muestra sea lo más grande posible, pero a la vez, el tamaño es directamente proporcional a la cantidad de recursos invertidos y al costo.

Si nos vamos al caso ideal, una muestra perfecta sería la que incluya al 100% de los habilitados para votar, sin embargo, entre más encuestados, se necesita más personal para que realice las encuestas, más materiales, propaganda, más tiempo de procesamiento de la información y de resultados, etc. Es así, como un consenso del medio apunta a que una muestra de 1.000 personas sea aceptable. Un segundo factor importante es la representatividad y la exactitud (o capacidad de que una medición o resultado esté alineada con la realidad); pues una encuesta inexacta o sesgada de un millón de personas no es más útil que una encuesta inexacta o sesgada de mil.

Hay un caso muy interesante que suscitó la opinión tanto de los medios como de los partidos políticos involucrados y de los electores, y es el caso de las elecciones parlamentarias del Reino Unido en 2015, cuando sistemáticamente los sondeos de la mayoría de las encuestadoras reconocidas predecían un virtual empate entre los dos partidos mayoritarios en ese país, el Conservador (el de Cameron) y el Laborista (el de Miliband) e incluso una mayoría de este último. Por el contrario, la cámara de los comunes se vio ampliamente representada por los conservadores (llamados coloquialmente Tories) marcando una gran ventaja frente a los laboristas. Fue tanta la controversia que incluso tuvo que contratarse a un panel de expertos para que escudriñara las razones de este ¨error estadístico¨ de la mayoría de las encuestadoras.

Lo curioso es que el análisis concluyó que la razón principal es que las empresas encuestadoras les habían hablado a demasiados potenciales simpatizantes del partido laborista y a pocos del partido conservador y otros partidos; aunque no intencionalmente, ya que los conservadores, que en gran medida son personas mayores o tradicionalistas, son menos propensos a contestar llamadas para encuestas, pueden no estar registrados en la guía telefónica, no suelen dejar datos personales de contacto o incluso tienden a cerrar la puerta. Así también, muchos ejecutivos y profesionales muy ocupados que conceden con menos frecuencia unos minutos para una encuesta callejera y que no pudieron ser encuestados, tienden a ser conservadores o Tories.

Por otra parte, los expertos concluyeron que pudo haberse presentado el llamado ¨Herding¨ o pastoreo en el que las empresas encuestadoras pudieron haberse mantenido unidas, no queriendo comprometerse mucho, así que diseñaron sus encuestas y ponderaron sus respuestas para estar prudentemente en línea con sus rivales.

Existe también la controversia de si los resultados de las encuestas pueden ser usados para generar miedo o tejer hipótesis que influencien la decisión de los electores, volviendo al caso de 2015 en UK, uno de los representantes laboristas acusó a algunos periódicos de utilizar los resultados de las encuestas para influenciar a los votantes creando una especie de ¨carruaje¨ a donde ellos pudieran saltar en caso de indecisión en lugar de proporcionar una evaluación independiente del estado de ánimo o intención de voto de la gente, a lo que por ejemplo, el señor Hawkins, representante de la consultora Comres respondió que no era bueno para la democracia y que incluso era insultante sugerir que las personas se dejaran influenciar por los resultados de las encuestas.

Matthias Jung, del Elections Research Group en Alemania afirma, por ejemplo, que se ha determinado durante un largo periodo de tiempo que muchos electores llegan a tomar la decisión final muy sobre el evento, así que encuestas de 10 o 15 días de antigüedad resultan estar desactualizadas. En contraparte, Richard Hilmer, del Infratest Dimap Polling Institute opina que es una buena política dejar a los electores en paz durante el proceso de toma de decisiones por lo menos en la semana anterior a las votaciones.

A este respecto, vale la pena mencionar también las palabras de un candidato a canciller por el partido SPD de Alemania, quien en una entrevista durante su campaña simplemente afirmó: ¨Créanme, las elecciones son hechas por los votantes, no por las encuestas o los medios, me interesa ganar las elecciones, no las encuestas…¨.

Finalmente, llevando la reflexión al caso de Colombia, es importante tener en cuenta estos factores, ¿Son suficientemente representativas las encuestas? ¿Hay posibilidad de un Sesgo de Actitud que las pueda hacer inexactas? Y ¿Una vez hecha la encuesta, incluso de una forma cercana a la representatividad ideal, estas influencian mi decisión de una forma analizada o de una forma inconsciente? ¿Siguen aquellos escépticos e indecisos dejándose llevar por el impulso inconsciente de que porque la encuesta indica que un candidato va punteando hay que votar por él? ¿Siguen haciendo carrera las frases cliché de ¨todos son iguales y por eso no voto¨, ¨es que son los mismos con las mismas¨, ¨es que todos suben a robar¨ cuando aún hay gente capacitada, coherente y honesta? ¿Cuándo aún como ciudadano puedo involucrarme día a día para contribuir a que haya un país honesto y de excelencia?

En mi caso particular, con los postulantes a la cámara, al senado o los candidatos presidenciales, analizo primero las propuestas que considero fundamentales en este momento para Colombia y luego trato de conocer más del recorrido en el servicio público de los candidatos, de su conocimiento y calificaciones profesionales, sus valores personales y lo que considero bueno para el progreso de País y así elijo. Respeto las encuestas pues se basan en procedimientos y teorías de corte científico y espero que sean constructivas, pero personalmente estas no hacen que me incline hacia un candidato u otro, pues después de todo y de hacer mi análisis, Yo ya hice mi elección.

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Redacción Minuto30

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