Ciudad del Cabo, la segunda ciudad de la moderna nación sudafricana, una preciosa y sofisticada urbe enfrenta desde hace varios años la más prolongada sequía en más de un siglo y tal vez la más grave de su historia.

Desde hace casi tres años, las lluvias en la zona circundante a Ciudad del Cabo han sido tan escasas, que esto ha provocado un secamiento de sus principales fuentes de agua dulce, especialmente del gran embalse, que solía ser una especie de valle inundado y que en condiciones normales satisface las necesidades de una ciudad cosmopolita y empresarial de 3,8 millones de habitantes, rodeada de mar y que recibe a más de un millón y medio de turistas anualmente.

Mientras el consumo promedio de agua en países como España es de 132 litros por persona al día o Alemania, de 120 litros; desde el 2017 el gobierno local de Ciudad del Cabo tuvo que tomar la medida de restringir el consumo diario personal a 87 litros, cifra que a medida que se observaba el grave impacto de la sequía, fue variando, hasta el punto de haber tenido que ser llevada a 50 litros a partir del 1 de febrero pasado.

Esto es lo legalmente permitido hoy en día en Ciudad del Cabo y a pesar que la ciudad cuenta con una población en promedio con ingresos económicos buenos o aceptables y con niveles de educación que les permite afrontar el ahorro y buen uso del agua como un ¨deber ciudadano¨, la policía tiene que hacer control en algunas zonas para evitar el uso de agua potable en actividades como lavar vehículos o regar jardines, incluso hace control en los comercios, que han reducido su consumo en un 45% desde 2015.  La diversa y bien dispuesta población de Cape Town, que en orden descendente en número, consta de mestizos, negros de origen africano, blancos europeos, indios y orientales, ha colaborado y tomado incluso con paciencia medidas como hacer fila para recolectar agua potable dos veces por semana en puntos específicos; sin embargo, el fantasma del llamado ¨Dia Cero¨, día en que se suspenda el suministro de agua potable a través de los grifos en toda la ciudad para pasar a proveer 25 litros diarios por persona solo en los puntos autorizados, es una amenaza aún presente. De hecho, el gobierno ha calculado que, si continúa el nivel de sequía, el Día Cero podría situarse entre el 27 y 29 de abril de 2018. Ojalá no llegue, y en eso trabajan conjuntamente los ciudadanos y las entidades que incluso aseguran que con asomos de lluvia y conservando los niveles actuales de consumo, ese día se podría llegar a evitar.

Increíble y preocupante si… y es un caso real.  Pero en resumen, es un caso que nos debería invitar a ser más conscientes de los recursos con los que contamos en países con tanta abundancia natural como Colombia, a valorar y disfrutar responsablemente la naturaleza sintiéndonos parte de ella y a ser ciudadanos comprometidos, que se quejen menos y que hagan principalmente dos cosas:  1. Tener diariamente acciones ecológicas concretas y  2. Tener buena actitud y apoyo mutuo para lograr resultados que dependen de la colaboración de una comunidad, una ciudad o país en conjunto.

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Redacción Minuto30

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