Desde el punto de vista de la eficiencia tributaria que busca el gobierno, se tiene como propósito  a medino y largo plazo que la población reduzca el manejo de efectivo, y apoyar asi  el manejo del dinero plástico; situación entendible si lo que se pretende es tener un mayor control tributario sobre todo tipo de transacciones económicas.

Aura Marleny Arcila. Concejala de Medellín

Desafortunadamente el alto costo en el uso del dinero plástico en Colombia, imposibilitaría el logro de este objetivo, debido a que muchos usuarios activos y potenciales del sistema financiero se declaran en contra de la propuesta por los costos que tiene el uso de las tarjetas debito y crédito en el país. Mientras en países como España para personas menores de 28 años, el uso de las tarjetas no tiene costo alguno, en Colombia, cualquier persona que desee utilizar estos servicios debe pagar un alto costo, tal es el caso de una tarjeta de crédito cuya cuota de manejo es de aproximadamente 45.000 pesos trimestrales; y la cuota de manejo de una tarjeta de una tarjeta débito está alrededor de los 9,000 pesos al mes. Piense usted amigo lector, cuanto representa este costo para una persona que solo recibe el salario mínimo. Y si a esto se le agrega el costo de las comisiones por retiro de dinero de las tarjetas  que está entre 1.050 y 2500 pesos; se hace extremadamente costoso la prestación de los servicios en el sector financiero colombiano.

Factores como estos, entre muchos otros más, generan una cultura de manejo de efectivo en poder del público, situacion que va en contravía con la que quiere promover el gobierno de incrementar el uso del dinero plástico. Adicionalmente se presenta un enorme desetímulo a la generación de ahorro, sobre todo en los estratos más bajos de la población, lo que de alguna manera conlleva a reducir los niveles de ahorro / PIB sacrificando hacia el futuro la misma capacidad productiva del país.

Resulta extraño, que un sector que vivió situaciones muy difíciles por las crisis financieras de los años ochenta y finales de los noventa, y que recibió todo el apoyo no solamente del gobierno, sino de todo el pueblo colombiano, sea hoy tan insensible frente a la situación de la pobreza y altos niveles de inequidad que registran muchos compatriotas, afectados además por los recientes  fenómenos de la naturaleza.

Los altos costos de los productos que impone el sector el sector financiero colombiano reducen la posibilidad de lograr mayores niveles de crecimiento económico para el país, y generan una cultura de eludir transacciones a través del mercado bancario institucional, mermando así los niveles de hábito bancario y  estimulando aún más las actividades del mercado extrabancario.

Seguramente, todo esto, y contrario a lo que pretende el sector bancario  puede limitar la posibilidad de generar un más alto grado de bancarización y una mayor modernización de la actividad financiera en Colombia.

Que esta reflexión sea una invitación para que en aras de sortear las dificultades por las que atraviesa la economía nacional, tanto el gobierno como el sector financiero deban, a través de políticas de concertación, lograr acuerdos que vayan en beneficio de mejores niveles de bienestar para todos los colombianos.

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Redacción Minuto30

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