El término oposición se emplea también para hacer referencia al partido o partidos que no ostentan el poder político materializado en el gobierno y las políticas y programas que éste promueve. En algunos casos esa oposición, de acuerdo con sus intereses, puede aliarse con el partido gobernante, o con otros partidos opositores.

En Medellín se reabre el debate de una oposición que no admite una derrota por estar ligados a la corrupción y clientelismo, lo que también se puede llamar la puerta giratoria,  la misma que representa la tradicional política aferrada al poder, la que no admite que otros puntos de vista y forma de gobernar sean diferentes; el panorama actual de oposición en Medellín se enfrasca en una remolino de poderes que tratan a los ciudadanos como un objeto de instrumentalización, que pueden manipular a su conveniencia y a su antojo.

El vínculo entre la democracia política con los derechos fundamentales y colectivos es estrechamente cercano, se fructifican en cuanto a que la sociedad sea la gran beneficiada de un programa de gobierno, no es el gobernante en sí el salvador, pero sí es el representante que una mayoría escogió para llevar por buen camino, los hilos de una ciudad como Medellín.

Todo lo que a la oposición se refiere, ellos emplean muchas estrategias para llegar a un colectivo y generar tendencia e influencia; sin duda alguna, de las más importantes y eficaces son las redes sociales y el poder que ejercen quienes ostentan influencia al estar detrás de ellas.

Son muchos los opositores que se alinean para hablar mal de la Alcaldía y específicamente del alcalde Quintero, tratan de buscar alianzas y representaciones no visibles que hacen aflorar las más bajas acciones que se pueden dar a través de redes sociales y medios masivos de comunicación. Por lo tanto, el impacto que generan en la ciudad no les es suficiente y deben recurrir a otras maniobras legales que tampoco les satisfacen, y, por último, generan en un ambiente democrático, dudas y poner en entredicho la credibilidad de las instituciones que nos reglamentan.

El caso reciente más mencionado se trata del concejal opositor del Partido Verde, Daniel Duque, quien, por dos motivos precisos que fueron publicados por su partido político, infringió las normas desde los estatutos que lo cobijan y lo hacen militante al movimiento al que pertenece.

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El primero es «el incumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en los estatutos y en el Código de Ética por parte de los afiliados» y el segundo es «la transgresión del régimen de bancadas en los términos que establezca la ley«.

Según la colectividad, el concejal «está en contra del gobierno del alcalde de Medellín y de la posición adoptada como partido», es decir, se aleja de lo que el partido verde piensa, demostrando así, que existe una vocería desde una esquina no afín a su partido ni sus lineamientos, beneficiando a otros partidos políticos que también son detractores férreos de la actual administración de Quintero.

Aun así, el mismo alcalde Daniel Quintero ha interpuesto una tutela para amparar el derecho fundamental a la participación y control político del Concejal de oposición Daniel Duque en el Concejo, cosa que reafirma el compromiso de gobernar, escuchar las ideas y propuestas de quienes hacen oposición a las actuaciones que desarrolla la administración que representa el alcalde.

El concejal Daniel Duque tiene un caudal político muy importante, pero hay ejercicios que, en su proceder, tienden a obedecer a la opinión de otras entidades, las mismas que hacen una oposición descarada, sin argumentos y en muchas ocasiones fuera de contexto, solo por beneficiar a grupos económicos, políticos tradicionales y familias sedientas de poder.

La opinión del autor de este espacio no compromete la línea editorial de Minuto30.com

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Redacción Minuto30

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