Felipe Rodríguez, miembro del cártel de drogas Guerreros Unidos y alias el Cepillo, admitió haber jugado un papel clave en la desaparición de 43 estudiantes en septiembre pasado, en declaraciones ante las autoridades divulgadas hoy por el diario La Jornada.

El Cepillo

Rodríguez dijo que tres mandos policiales le entregaron la noche del 26 de septiembre a 40 jóvenes con la cabeza rapada -una característica de los alumnos de primer año de la Normal Rural de Ayotzinapa- y tres más con cabello largo, quienes estaban con las manos amarradas.

Antes, a través de una llamada telefónica, «me dijeron que un grupo de muchachos estaban atacando Iguala, que pretendían quedarse con la plaza y que me iban a entregar tres ‘paquetes’ (sicarios) de un grupo contrario (de Los Rojos), y me entregaron más» en un punto conocido como La Loma del Coyote, declaró.

El Cepillo, detenido el domingo pasado, señaló que recibió al grupo de manos del entonces secretario de Seguridad de Iguala, Felipe Flores -hoy prófugo de la justicia-, así como del director y subdirector de la policía de Cocula, Ignacio Aceves y César Nava, respectivamente.

Después los estudiantes fueron trasladados a un basurero ubicado a las afueras de Cocula, municipio vecino a Iguala, donde fueron asesinados y incinerados para desaparecer su rastro, según el testimonio de otros miembros de Guerreros Unidos arrestados en noviembre.

«El Cepillo reconoció haber interrogado por separado a tres normalistas, creyendo que eran los jefes del grupo de quienes -señaló- le habían dicho que eran integrantes de una banda rival, pero también señaló que todos los jóvenes le dijeron que eran estudiantes», apuntó el rotativo.

Según la investigación de la Procuraduría General de la República (PGR), Raúl Núñez, el Camperro, y Gildardo López, el Gil, mandos medios de Guerreros Unidos, ordenaron al Cepillo «desaparecer» a los jóvenes por instrucciones de su líder, Sidronio Casarrubias.

Así, de acuerdo con los testimonios de Jonathan Orozco y Agustín García Reyes, detenidos en noviembre pasado, Rodríguez dio la orden para que incineraran los cuerpos y luego tiraran los restos al río San Juan.
El fiscal general, Jesús Murillo, explicó en una conferencia de prensa el 7 de noviembre pasado que el Cepillo estuvo presente en el momento en que los estudiantes fueron incinerados y ordenó que todo el participante en la matanza quemara su ropa.

«Quemaron no sólo a los cuerpos con ropa (…), sino que además quemaron la ropa de quienes participaron por instrucciones, si mal no recuerdo, le decían el Cepillo, que les dijo que toda la ropa que habían usado en el evento fuera quemada también», dijo entonces el fiscal.

Según la investigación de la PGR, que aún sigue abierta, policías locales capturaron a los 43 normalistas y los entregaron a Guerreros Unidos después de unos ataques a tiros presuntamente ordenados por el entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca, en los que murieron seis personas y otras 25 resultaron heridas. EFE

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Redacción Minuto30

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