El árbol que más frutos da, es al que más piedras le tiran

“Cuando más cerca está alguien del triunfo y mostrando los mejores resultados de un arduo trabajo, siempre habrá personas que hablan de él”, como analogía que hace énfasis en este refrán, el alcalde Quintero sería el árbol que está dando frutos, los que le tiran piedras son quienes hablan de él, los mismos que perdieron las elecciones democráticamente, los políticos tradicionales y los nuevos también, empresas y familias completas que ya no logran sacar beneficio de lo público para acumular en lo privado.

El refrán expone en pocas palabras lo que sucede en Medellín; se hace un esbozo sobre quienes y qué estrategias están utilizando los interesados en hacer una oposición injusta y hasta impura frente alcalde Quintero y su equipo de trabajo, por un lado vemos al uribismo con sus movidas políticas y su peso en representantes sin futuro que solo hacen ruido, por otro lado, el fajardismo representado en un revanchismo obsoleto y políticos jóvenes que se mueven entre jugadas alternas, y revocatorias que no tienen un argumento justificado; todos ellos generan contenido de falacias para manipular a la opinión pública menos informada, además de usar nuevos políticos para obtener sus favores. Entre tanto, se tejen reuniones que en pocos días emergen concejales que apoyaban la labor del Alcalde y hoy la desvirtúan.

El caso más reciente se ha dado con los concejales Daniel Carvalho y Daniel Duque, quienes se han desatado en redes contra la administración actual para desvirtuar sus obras, pues se han propuesto en opacar la labor de la alcaldía y atacar directamente a Daniel Quintero, para así sacar réditos de situaciones que ya se han definido o están en proceso, ellos mismos conocen los procesos y cambios que se presentan mientras se debe administrar en medio de una pandemia -algo nuevo para cualquier mandatario del mundo-, pero eso no les basta para entender la minuciosa labor que se hacen desde la alcaldía que debe gobernar para toda una ciudad como Medellín.

Otro punto es, lanzar batallas como sofismas de distracción, que ciertamente se apoyan entre los mismos representantes de la política tradicional, las familias que ya no pueden obtener beneficio con entidades publicas, empresas que por años venían trabajando con la alcaldía y se creen con derechos sobre la contratación de la administración municipal.

Así entonces, muchos toman como caballo de batalla sucesos que en los medios de comunicación y redes pueden impactar, solo lanzan el dardo sin mirar a que diana le van a atinar, pero son efímeros, pues los resultados se hacen evidentes ante la sociedad que eligió al mandatario y el apoyo de la ciudadanía.

No obstante, montar un show mediático se ha vuelto una moda política, amparados por la explotación de redes sociales, seguidores entre sí, empresas que hacen oposición debajo de la mesa, personas que al tener influencia pueden manipular a seguidores y lectores, tácticas que generan impacto, pero no favorecen a nuestra sociedad.

Quitar el telón paras mirar que hay tras bambalinas es desnudar los personajes, mostrar una realidad no maquillada, y es precisamente lo que se manifiesta al leer entre renglones, que la ética en la política tiene precio, tiene favorabilidad, que se ha perdido la honestidad y caballerosidad queriendo tener protagonismo y hacer crecer el ego; hay evidencias de alianzas, presiones y saboteo continuo por parte de concejales irresponsables, empresarios, familias y generadores de opinión. Así las alianzas traten de esconderse ante las imágenes que dan muestra de la realidad.

A estos personajes que públicamente se muestran como controladores políticos, que generan eco en parte de la sociedad, los invito a alzar la voz para trabajar en equipo, a reaccionar de manera decente, de proponer y no detener, de aliviar y no enfermar, de vincular y no dividir, de ser caballeros y razonar.

Esos políticos en ascenso son los que necesita Medellín.

La opinión del autor de este espacio no compromete la línea editorial de Minuto30.com