Por Edgar Artunduaga

“Son suicidas, kamikazes”, dice Germán Efromovich sobre Fred Jacobsen y los promotores de la empresa “Viva Colombia”, que comenzó a ofrecer en Colombia pasajes baratos de avión.

Por Edgar Artunduaga

Efromovich es el dueño y Presidente de la Junta directiva de Avianca. “No hay que ser un científico de ciencia ficción ni un PHD, para entender que es imposible pagar los costos de una operación aérea, a precio de bus.

Pero lo están haciendo….

No sé cómo lo hacen, no tengo el detalle de las tarifas. En Avianca ofrecemos ofertas, pero eso no puede ser el día a día. Tenemos memoria corta. Recordemos lo que pasó con Air Madrir. Hace dos años, en plena navidad, vi gente sentada en el suelo porque tenía un tiquete de esa compañía, que quebró. Nosotros ayudamos con las sillas que nos sobraban, por solidaridad.

La empresa de la que hablamos parece tener un gran respaldo que podría asegurarle larga vida…

Si usted convierte las bajas tarifas en un modelo de negocio, no van a aguantar. No existen milagros.

No vamos a confundir bajo costo con empresa kamikaze o empresa suicida, cuando se vende el tiquete a un tercio de su valor. Modelos de bajo costo, funcionan en ciertas regiones del planeta no en Latinoamérica. Para lograrlo hay que suprimir servicios, y hacer vuelos muy cortos porque prácticamente están sentados en posición fetal.

En Europa, se hacen acuerdos con la alcaldía de un municipio menor que lo subvenciona y no le cobra tasas para generar movimiento en aquella región. Todo ese paquete, genera lo que se llama bajo costo pero no se regalan tiquetes. En Colombia ningun municipio le dice “aterrice aquí y no le cobro nada”. No hay pasajeros suficientes, para hacer 14 vuelos por día de un punto a otro. De tal manera que son modelos distintos.

¿Entonces, no tienen futuro?

¿Quién soy yo para decir el futuro de los otros? Si regalan tiquetes, a no ser que sus inversionistas tengan una tendencia de hacer filantropía…rompiendo el dinero no van a funcionar. No creo que sea este el modelo. La gente no es bruta.

¿Los brutos son los empresarios?

No sé. Estos señores van a gastar mucho dinero sin ningún resultado.

¿Usted no copiaría esas empresas que venden barato?

No…¿o tengo cara de suicida?

¿Cuántos empleados hay en sus empresas?

Hoy en día estamos en 97 mil.

¿La ley colombiana es garantía para empresarios extranjeros de una inversión segura?

Yo creo que sí.

¿Qué piensa de Venezuela?

Pienso que tienen que iluminarlos para que no sufran mucho. Obviamente que el modelo económico no está funcionando, pero no tenemos el derecho ni podemos juzgar a ningún país. Cada uno decide su destino y hace lo que le parece mejor. Lo mismo Argentina.

¿Qué le aconseja a esos pequeños empresarios que arrancan en Colombia?

Si consejo fuera bueno, no sería gratis. No creo que se puedan dar consejos de manera global para nadie porque cada empresario tiene su estilo, su objetivo, tiene sus anhelos, ambiciones y su manera de ser.

¿Cómo está quedando el aeropuerto de Bogotá?

Creo que bien, muchas gracias. Hay que pensar en su expansión porque ya nos quedó pequeño.

¿Qué va a pasar con la insuficiencia de pistas?

No hay problema con las pistas, el asunto es poder usar el aeropuerto las 24 horas. No tiene sentido eso del supuesto ruido que afecta a los vecinos. La gran mayoría de las personas que están ahí, llegaron después del aeropuerto y en la época en que los aviones eran más ruidosos.

¿Usted está queriendo comprar el país?

No tiene sentido eso, y aunque quisiera, me faltaría un billetico grande.

A Efromovich se le conoce por su estilo espontáneo, casi folclórico. No es extraño verlo atendiendo pasajeros en el aeropuerto y viaja en la banca que sobre. Algunos dicen que le falta cargar los equipajes. Pero lo hace con una sonrisa permanente, con cariño.

Alguna vez necesitó tomarse tres sillas para descansar de un viaje largo, porque –además- venía enfermo. Un pasajero le reclamó si había comprado los tres puestos y él guardo silencio respetuoso, que interrumpió un pasajero espontáneo: No compró las tres sillas, compró el avión!

Nació en La Paz, Bolivia, pero se formó en Chile. A los 14 años llegó con su familia a Brasil, donde realizó sus estudios de secundaria y Universidad.

¿Qué tanto peso tiene en el éxito empresarial la condición de ser judío?

Encuentro que hoy en día existe mucho de fantasía en eso. Hubo una época –tres mil años atrás- en que todo judío era esclavo, igual que los esclavos que tuvimos en América. El holocausto en la segunda guerra, unió a toda esta gente para que uno se ayude con el otro con el sentido de sobrevivir. La comunidad se ayudaba ante situaciones de opresión. Vivimos enorme solidaridad después de la guerra. Hoy menos, porque no existe más esa discriminación.

Usted es brasileño-colombiano. ¿Qué tan colombiano?

Le dije al alguien recientemente: Yo soy más colombiano que usted porque a usted no le dieron opción, yo la tuve y escogí.

¿Hace deporte?.

Subir y bajar escaleras de avión.

¿A qué hora disfruta los nietos?

Los fines de semana. Si tengo que volar más o no dormir dos noches para volver a la casa y disfrutar los nietos los fines de semana, ahí estoy. Como abuelo soy bueno.

¿Su obsesión es el trabajo?

Yo trabajo desde muy joven. Con 10 años, le ayudaba a mi papá, como buen judío, en su tiendita. La vida empresarial fue una consecuencia de la independencia con que hacía las cosas. De muy joven monté una escuela para adultos, especializada en la preparacion lo que aquí se llama validar el bachillerato.

¿Y se demostró desde temprano que le gusta la plata?

No sé si me gusta la plata o no. Cuando uno trabaja 15, 16 o 18 horas, no le sobra mucho tiempo para disfrutarla. En la escuela que le digo llegué a tener mil quinientos alumnos, entre ellos un hombre que se volvió muy importante. Luis Ignacio Lula Da Silva. Él era secretario de los sindicatos de los metalúrgicos en San Bernardo de Campo en Sao Pablo.

¿Se han visto con el Presidente Lula y recordado este episodio?

Nos hemos cruzado algunas veces, dos de ellas aquí en Colombia. Lógico que me recuerda y ha sido muy amable.

Lula Da Silva es un líder natural, una persona muy especial. Tienen que entender que él no fue al colegio, la formación educacional fue la escuela. Cuando yo lo conocí, hasta no hablaba bien el idioma, pero se impuso su capacidad intelectual y su esfuerzo de autodidacta, que le corre por las venas como líder.

¿Qué lo motivó a invertir en Colombia?

El patrimonio que tenemos en este país, como siempre lo he dicho, es su gente. El nivel intelectual y la capacidad profesional del colombiano, es superior al promedio de la región. Segundo, encontramos aquí reglas del juego claras. La geografía también es privilegiada. Estamos en el centro del planeta y eso ayuda mucho.

¿Qué tan importante es el mercado interno?

En la crisis económica de 2008, China se sacudió y cerró muchas empresas. En mi opinión, China quedó ciega para su propio jardín y pensó solo en exportar. En el momento en que el mundo tosió un poquito, se quedó con ese mundo de cosas que no compraban sus ciudadanos. El mercado interno genera trabajo interno, riqueza.

¿Qué nos pasará con el TLC con Estados Unidos? ¿Cuál es el futuro económico?

Me olvidé de traer la bola de cristal.

¿Sin la bola de cristal, cuál su análisis?

Si lo hacemos bien y nos aprovechamos de los beneficios que puede traer este acuerdo, nos va a ir bien.

¿Tenemos infraestructura, tenemos cómo hacer la tarea bien?

No tengo duda de que tenemos la condición de hacer la tarea bien.

¿Por qué está inviertiendo en el campo colombiano?

Me parece que tenemos que invertir en la tierra, no como bien raíz, sino en la agricultura, para  generar puestos de trabajo. Ya podemos circular por las carreteras del país de una forma tranquila, lo que hasta hace pocos años no se podía. La paz definitiva se logra en los campos. Colombia históricamente es un país agrícola.

¿Cuál es su experiencia agrícola en el departamento del Cesar?

Hicimos una inversión de casi 150 millones de dólares en el Cesar. Tenemos diez mil hectáreas de palma y también piña. Hoy podemos decir que en “La Gloria” hay cero desempleo, llevamos mil trescientos puestos de trabajo. Se están creando escuelas, entrenando a la gente, plantando palma, financiando, y comprando las cosechas. Lo estamos haciendo en el Cesar y en el Valle. Le digo una cosa, un empleo de largo plazo vale más que mil empleos de corto plazo.

Veo, entonces, que tiene corazón y no se limita a hacer dinero…

Usted tiene que ganar dinero. Lo prohibido es no hacerlo. Cualquier empresario que diga que está trabajando porque le gusta solamente, no es verdad. Necesita generar utilidad para poder continuar creciendo y generar más riqueza, más empleo. La utilidad no es pecado, hace parte de la ecuación. Sí señor, la empresa tiene fines lucrativos y al mismo tiempo cumple y tiene la obligación de hacerlo con sus responsabilidades sociales y con el medio ambiente.

¿Los cafés especiales que son producidos en Colombia y apetecidos en Europa y Asia, los está manejando su empresa?

Es la especialidad. No somos grandes productores de café pero sí producimos cafés especiales. El año pasado nos ganamos el premio al mejor café del mundo, en el Congreso Mundial en Estados Unidos. El gran cliente es Japón y los países escandinavos.

¿Es válido hacer tantas cosas con éxito?

Es posible hacerlo, lo estamos haciendo. Usted tiene que crear estructura. Obviamente que hay equivocaciones porque no existe la perfección. Si ocho de cada diez cosas le salen bien…me gusta.

¿En cuáles se ha equivocado en los últimos años, que se pueda contar?

No hay secretos. Una inversión en un área de carga aérea no nos resultó, por la persona con la que nos involucramos. Hace algunos años, creo que en 2006, iniciamos una línea aérea en Perú, pero lo hicimos con el socio equivocado y la tuvimos que cerrar. Cinco años después, volvimos con mejores socios. Se pueden perder unas batallas. El reto es no perder la guerra.

¿Cómo logra el milagro de levantar Avianca, que no pudo el Grupo Santo Domingo con todo su poder?

Lo que hicimos fue reorganizar una empresa dentro de un nuevo modelo en el campo de la aviación comercial. No lo hice yo. En ese momento éramos 5500 colombianos que trabajaban en la empresa. Hoy día Avianca se destaca en el escenario mundial de la aviación comercial.

¿Es cierto que el negocio de Avianca lo hizo en una servilleta y que fue muy barata?

No, la servilleta es cara. La usé varias veces, la dejé secar, es reciclable. Hubo un proceso pero el compromiso donde se cerró el negocio se hizo con el Embajador Gabriel Silva, que era el gerente de los cafeteros y ellos tenían el 50% de los intereses de la empresa. Estábamos viajando, nos cruzamos en Huston. Los principios básicos del negocio fueron hechos en una servilleta y con un apretón de manos.

Decían en su momento que su oferta no era seria…

Tenemos una característica en este país, el chisme. Nadie nos conocía, aunque ya estábamos invirtiendo en petróleo en el Meta. Teníamos una pequeña aerolínea de cuatro avionetas en Brasil, que hoy es Avianca Brasil.

Una vez un periodista famoso en Colombia, llama para entrevistarme. Era un viernes, yo estaba en Sao Pablo y me dice “¿cómo usted se atreve a entrar a competir, a intentar comprar la aerolínea bandera de este país?”.

Y usted le dijo “Julio, lo que pasa es tal cosa”.

Le dije “Julio… usted tiene toda la razón. Nosotros no tenemos la experiencia que tiene la otra empresa, porque ellos ya quebraron dos veces y nosotros nunca hemos quebrado”.

¿Somos los colombianos muy chismosos?

El chisme acá es muy popular y bastante desarrollado. Tal vez conseguimos un PHD en eso. Es divertido en cuanto no cause daño a nadie.

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Redacción Minuto30

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