Cuando el Real Madrid de Lorenzo Sanz se trajo a Edwin Congo desde Colombia en 1999 alguien debió creer que acabaría siendo una estrella del fútbol. El club blanco, en los años previos a la galaxia, pagó unos cinco millones de dólares por él, se lo llevó a Suiza de pretemporada y lo regaló para no volverlo a ver.

Había anotado 30 goles en 110 partidos con el Once Caldas de su país, pero no celebró ninguno en partido oficial con la camiseta del Madrid.

Debía ser el complemento ideal para la mejor versión de Raúl González pero Congo salió del Bernabéu por la puerta de servicio rumbo a Valladolid. Allí marcó un gol. Volvió a Madrid cuando Florentino Pérez ya había tomado el mando y se volvió a marchar. Una y otra vez.

Primero al Vitoria de Guimaraes portugués, luego al Tolouse francés, después al Levante, el Sporting, el Recreativo y hasta el Olímpic de Xàtiva o el Benissa, de Regional Preferente, en un continuo descenso a los infiernos del fútbol.

Hace ya unos años que compatibilizaba sus castings para volver al deporte y sus entrenamientos con el equipo de la Universidad de Valencia con los fogones de un restaurante de comida caribeña que abrió en la ciudad. Buñuelos de Yuca, flan de Mango, mojitos… Congo, que había estudiado Odontología en Colombia, cambió el balón por el Blue Marlin, negocio que gestionaba con su hermano y la cocina de su madre.

En noviembre pasado Congo cerró el bar y desapareció. Otra vez por la puerta de servicio. En julio del año pasado había sido denunciado por impago. El restaurante estaba a nombre de su hermano Fabio, que se declaró insolvente en el juicio. Josefa, la dueña del local, asegura que los Congo le deben más de 12.000 euros. El mismo día que les bajó la persiana y los desalojó del Blue Marlin cansada de alargar los plazos para cobrar las deudas, les habían cortado la luz en el restaurante.

«Siempre me supo mal insistirles demasiado para que me pagaran porque entendía que la crisis nos afectaba a todos y me sabía mal, pero al final me engañaron, es una vergüenza. Tuve mucha paciencia con ellos y al final nunca me pagaron«, se lamenta la propietaria del inmueble. Dice que no le pagaron ni un euro en todo el año pasado. Congo le marcó un gol. A ella sí.

Del ex futbolista nada se sabe. Cuando llegó a España hace ya 12 años aterrizó sin teléfono móvil porque decía que en Colombia era imposible conseguir uno. El número que manejaba cuando vestía la camiseta del Levante ya no existe y en el Mercadona que hay a 100 metros del Blue Marlin ya no se le ve haciendo cola para comprar limas y azúcar moreno.

Con información de elmundo.es

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Redacción Minuto30

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