juan esteban hogar sustituto

Una familia en Niquía atraviesa el dolor por la pérdida de un ser querido, con el que, a pesar de no compartir lazos de sangre, tenían una conexión especial. Se trata de Juan Esteban Zapata, un niño de 14 años de edad diagnosticado con autismo y discapacidad intelectual, que vivió en un hogar sustituto del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar durante casi toda su vida.

«Juanchito», como le decía su familia sustituta, llegó a la casa de los Isaza Rendón cuando tenía tan solo 6 meses de edad. El niño fue retirado de ese hogar 13 años después, el pasado 11 de mayo, por razones que la familia asegura no entender.

Solo 11 días después de que se lo llevaran, el niño falleció por causas naturales, tal como lo confirmó el ICBF a través de un comunicado:

«El adolescente estaba bajo protección del ICBF y se encontraba ubicado en un Hogar Sustituto (…) Un equipo psicosocial del ICBF hizo una verificación de las condiciones en que vivía el adolescente y, debido a los hallazgos, decidió trasladarlo a otro Hogar Sustituto (…) Durante los últimos 10 días en los que el menor de edad estuvo en el nuevo Hogar Sustituto, el equipo psicosocial evaluó su estado físico y emocional, encontrándolo en buenas condiciones. De acuerdo con el dictamen del Instituto Nacional de Medicina Legal, el adolescente falleció por causas naturales», es lo que se indica en el pronunciamiento del Instituto.

«Yo presentía que el niño no iba a aguantar», aseguró en diálogo con minuto30.com Olga Lucía Rendón, madre sustituta de Juanchito. Ante las cámaras de este medio, la señora y su familia explicaron lo apegado que Juan Esteban era a su figura materna, a su entorno y a sus rutinas.

«La única mamá que él conoció fue mi mamá. La única familia que tuvo fuimos nosotros», mencionó Juliana Isaza Rendón, hija de Olga Lucía.

Solo podía dormir si estaba con su mamá, tenía una muñeca a la que no soltaba nunca y amaba el vallenato, no podía escuchar otro género musical que no fuera ese. Cuando despertaba caminaba directo al equipo de sonido y ponía la misma emisora todos los días. Le encantaba rasgar el papel y hacía cuadrados del mismo tamaño con las hojas, que terminaban por todo el piso de la casa que compartía con la familia que lo acogió desde bebé.

Era un hijo, un hermano, un sobrino para los Isaza Rendón, que lo acogieron desde sus primeros meses y lo amaron a pesar de las dificultades que implicaba vivir con un niño de su condición. «Lo acogimos con más cariño por eso, porque sabíamos que Juan Esteban era especial», mencionó Juliana.

«Nunca sentí que el niño era de un instituto, era hijo mío, como si yo lo hubiera tenido. Él era todo para mí y me lo quitaron, me quitaron la mitad de mi vida», dijo Olga Lucía.

El día en que se llevaron a Juanchito

Juliana fue la que recibió la llamada del personal de Los Álamos, operador del ICBF. Le dijeron que tuviera todo listo porque iban por el niño.

Entregarlo fue una experiencia «muy traumática» para doña Olga Lucía. «Yo les decía ‘no se lo lleven, el niño se va a morir’, déjenmelo al menos para el día de la madre. Pero no, se lo llevaron para otro hogar», contó.

Como lo explicó la señora ante las cámaras de este medio, a su criterio las razones por las que se llevaron a Juanchito no fueron suficientes. «Solo les importa lo material (…) No les importa el amor que uno le da a estos niños», dijo.

De acuerdo con doña Olga, la falta de espacio en su casa -en la que vivieron desde siempre- y el hecho de que su nevera «no estaba al tope» en la última visita fueron los motivos por los que Juan Esteban fue retirado del hogar.

Al respecto, ICBF explicó en su comunicado que luego de verificar las condiciones en las que vivía el niño, el Instituto decidió «trasladarlo a otro Hogar Sustituto que cumpliera con los estándares establecidos para la garantía de sus derechos».

«No sé qué va a ser de mi vida»

La familia Isaza Rendón no sabe qué pasó con Juanchito ni la enfermedad que llevó al niño a la muerte, once días después de abandonar el hogar en el que creció.

«Me pueden decir que el niño murió de un infarto, de un dengue, de lo que sea, pero yo sé que mi niño murió de depresión», aseguró la madre sustituta.

La tragedia de perder al niño es algo de lo que, aseguran, no podrán reponerse. «Va a ser un dolor para toda la vida», mencionó Juliana Isaza.

«Yo tengo una familia muy linda y todos me están ayudando mucho, porque este es el dolor más amargo por el que pueda pasar una persona. Yo no le deseo esto a ninguna compañera del ICBF, a ninguna madre sustituta», dijo Olga Lucía.

Sin embargó, la señora Rendón aseguró que agradece al instituto la oportunidad de haber visto crecer a Juan Esteban, pues él significó para ella «13 años de alegría».

«Yo sé que el niño está en el cielo y desde allá nos ve, porque él era el niño más inocente», dijo con convicción su madre sustituta.

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Redacción Minuto30

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