¿Desmontar el ESMAD? ¡La seguridad no es negociable!

La UNEES (Unión Nacional de Estudiantes de la Educación Superior) recientemente emitió un comunicado en el cual desmentían una publicación de la plataforma noticiosa Blu Radio, la cual se titulaba: “Estos son los líderes estudiantiles que promueven la marcha para desmontar al ESMAD”.

En efecto, Blu Radio utilizó una foto que data del mes de noviembre del año pasado (en dicho retrato posan los líderes estudiantiles con el hoy en día senador Gustavo Petro) y cometió el error de decir los nombre y de tildar a los estudiantes como líderes de la protesta, lo cual atenta contra su seguridad.

Sin embargo, no quiero hablar acerca de la frecuente irresponsabilidad mediática y la falta de responsabilidad periodística al momento de manejar la información, sino de la mala idea que sería ejecutar el desmonte del ESMAD, tal cual como lo propone la UNEES.

La vocería de la UNEES ha dicho que la marcha programada para el jueves 17 de enero no es solo para pedir el desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios, sino para –cito en palabras de la Unión- seguir promoviendo la educación gratuita en las universidades públicas. Lo que no logro entender es la relación que tiene el ESMAD, que es una unidad especial de la Policía Nacional, con la calidad o la gratuidad de la educación pública superior.

La UNEES no tiene la potestad para exigir el desmonte de un organismo de la fuerza pública. Esta marcha programada después de casi un mes del acuerdo logrado en el cual el presupuesto para la educación aumentó 4.5 billones de pesos, demuestra la intención de desestabilizar al gobierno en curso.

No es la primera vez que se exige el desmonte del ESMAD. Hace ya casi tres años en un debate en el Congreso la bancada de la Alianza Verde criticó el papel del Escuadrón en la contención de la protesta social; argumentando que no es coherente promover “batallas campales” entre la fuerza pública y los manifestantes”.

Lo que en ese punto olvidaron los verdes es que la función del ESMAD va más allá de contener (o como ellos dicen “reprimir”) las protestas.

El Escuadrón Móvil Antidisturbios tiene como función el control de disturbios, el restablecimiento del orden y la garantía de la seguridad de los civiles en grandes aglomeraciones de personas.

Una “gran aglomeración” puede ser una protesta, un partido en el estadio, un concierto, un festejo en el que se reúnen muchos ciudadanos o cualquier otro tipo de acontecimiento en donde muchas personas, de distinta índole, puedan están juntas y puedan llegar a tener un conflicto o a tratar de atentar contra una propiedad pública o privada.

El ESMAD es necesario en estas grandes aglomeraciones para mantener la tranquilidad y la seguridad de la mayoría de los civiles. Más aún, teniendo en cuenta el déficit de fuerza pública que tiene el país. En Bogotá por ejemplo, hay 234 policías por cada 100.000 ciudadanos, es decir 1 por cada 427; mientras que la Organización de Naciones Unidas recomienda que por cada 100.000 civiles se deberían tener 300 uniformados.

Otro factor a tener en cuenta es la debilidad de la fuerza pública policial del país a comparación de los vándalos y criminales. Un policía de la Fuerza Disponible, quien solo cuenta con un “bolillo” y un escudo, no tiene maneras de contrarrestar un ataque que reciba con una papa bomba o un cóctel molotov.

Es necesario tener una fuerza policial que pueda reprimir a los ciudadanos que atenten contra la seguridad tanto de la fuerza pública como de la ciudadanía. Aun así, las armas utilizadas por el ESMAD tienen menos del 1% de posibilidad de dejar mal herido a alguien, dicho porcentaje es superado con creces por las armas que utilizan los vándalos, una papa bomba o un molotov es un arma diseñada para mutilar y asesinar.

En las grandes aglomeraciones las personas de la más dañina calaña, con el más ínfimo (o casi nulo) nivel de cultura cívica y de educación son las que acostumbran a tener problemas con el ESMAD.

Son aquellos que no solo atentan contra la vida de los uniformados, sino también de los ciudadanos del común. Desmontar el ESMAD es dejar vía libre al vandalismo y al crimen en la ciudad; la seguridad de todos no es algo negociable.