Delincuentes en su máxima expresión, esto es lo que estamos combatiendo hoy en Colombia. Y hacemos énfasis en esta denominación, porque estos Grupos Armados Organizados, se parecen cada día más, a carteles de la droga o a bandas delincuenciales de la peor catadura. Con estos grupos o con estos delincuentes, no se tiene ninguna interlocución política.

Al pan, pan, y al vino, vino. Entiéndase que estos Grupos Armados Organizados, valga decir, el Eln, el Clan del golfo y las disidencias de las Farc; es decir, lo que se conoce como “GAO”,  hoy son unas verdaderas bandas de delincuentes, sin principio alguno, y que se parecen más a los carteles de la droga, tanto por el volumen de sus economías, como por sus métodos sanguinarios y de saqueo a la población civil.

Y cuando decimos: «delincuentes en su máxima expresión», es porque, además del nefasto narcotráfico, están dedicados al procedimiento monstruoso del reclutamiento de menores. Según informes de la JEP, correspondientes al año 2021, en ese año se reclutaron más de 470 menores de edad, “utilizados” de manera infame como carne de cañón, a más que en horrorosas prácticas y manifestaciones delincuenciales, en las cuales se han engañado e  instrumentalizado a cientos de ellos.

Como sociedad, como institucionalidad, tenemos que rechazar y combatir decididamente esta práctica. Como sociedad, como Gobierno, no podemos permitir que se destruya la vida de un niño, de una familia, de una sociedad, de esta manera tan brutal. Es el momento de seguir rodeando y fortaleciendo a nuestra Fuerza Pública, a las instituciones, a nuestra democracia toda, para persistir en espacios para la paz, como lo son el accionar militar de nuestras instituciones de policía y ejército, así como los caminos generosos de reconciliación, socialización e incorporación a la legalidad, representados en la oferta abierta del Estado, justamente llamada La Ruta de la Legalidad.

Esta Ruta de la Legalidad, está abierta para que aquellos integrantes de los Grupos Armados Organizados, vean la mejor opción para sus vidas, para sus familias y para el país, y así dejen de delinquir y de reclutar a menores. Así, estos cientos de niños y niñas que tanto duelen a Colombia y al mundo entero, y que hacen parte de manera forzada de estos grupos, podrán utilizar la feliz opción de la Ruta de la Legalidad, a partir de la figura de la desvinculación, como víctimas que son. Felizmente podemos reseñar que en lo que va corrido de este gobierno, hemos propiciado la desvinculación de más de 590 menores de edad, de las garras de estos grupos delictivos.

Cuando se habla de “Desvinculados”, en el lenguaje universal del conflicto, se entiende que son menores de edad que se vieron forzados a hacer parte de Grupos Armados Organizados, y son víctimas de la acción inhuman y atroz de obligarlos a la práctica monstruosa de la guerra. Los niños son el cultivo para una sociedad en paz. Niños a la escuela, jamás a la guerra, debería ser el emblema que todos enarbolemos. Los niños son para el amor, para la amistad, para la felicidad, para la vida; jamás para la violencia; nunca para la guerra, que lo único que genera es odio, soledad, miedo, pobreza y muerte.

Estas cifras, de tantos niños desvinculados de las filas de estos Grupos, están exigiendo el máximo compromiso social e institucional de este gobierno y de Colombia como sociedad, para denunciar ante la opinión pública y ante la comunidad internacional lo que están haciendo estos grupos, hoy ¡delincuentes en su máxima expresión!

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Redacción Minuto30

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