Érase una vez un personaje de pelo oscuro, cuyo brillo exhibía con orgullo y con candor. Misterioso contoneaba sus sigilosas extremidades, disfrutando en su camino de la gracia del Creador, pero, ¡oh sorpresa!, encontró de pronto a algunos coterráneos que prescindían de sus cuartos delanteros en el andar. Alarmados huían al paso de este personaje y, entre abucheos y disgustos, amenazaban su camino, cuando no era con maltratos proferidos, con cualquier objeto que lograran asir. Este pobre personaje no tuvo más remedio que, con pena, huir a terrenos escarpados donde fuera complicado que un humano lograra ir y así poder mantenerse a salvo de la ignorancia que atizaba, convirtiendo su vida en un trágico fin.

Han sido objeto de mis textos los líos pasionales que se ciernen alrededor de los felinos, básicamente porque su absurdo origen amerita la búsqueda de un resarcir, con una sociedad intolerante que ha hecho mella en el respeto por esta bella especie, cuyo único pecado ha sido cohabitar en un mundo extrañamente antropocéntrico.

Los gatos negros han sido los más mancillados entre una serie de afirmaciones y mitos que se han esgrimido a lo largo de nuestra historia y que no tienen otro cimiento que temores infundados en el aprovechamiento de la ignorancia que, como humanos, no intentamos revertir. Este mes de octubre es uno de lo más temidos por parte de las personas que trabajamos y amamos a los animales, pues en esta época aparecen las supersticiones, los rechazos o, peor aún, el deseo de conseguir gatos de pelaje oscuro para mantener tradiciones heréticas que solo llevan terribles consecuencias para estos bellos animales.

Pero, ¿de dónde provienen tantos mitos? En el antiguo imperio chino, el emperador Lyn Hi Tian tenía una hija que era la luz de sus ojos, por quien hubiera entregado su reino y mucho más, ella tenía como su compañía inseparable a un hermoso felino de pelaje negro, pero tuvieron por infortunio los súbditos de este imperio que este gato escapase, dejando a la hija del emperador en un amargo lamento, ante el cual el monarca ordenó una dramática cruzada en la cual pedía atrapar todo gato negro que en el territorio habitara so pena de muerte para quien incumpliera esta misión, de allí se derivó la cábala que sanciona la mala suerte para quien se topase con un animal así. Y claro, como buenos seres humanos, confundimos los rumores y llevamos a la trágica relación de desdicha el encuentro con un felino de tales características.

En la mitología griega, algunos autores le confieren una relación estrecha a los gatos negros con la muerte, al afirmar que Galantis, sacerdote de Hécate (diosa de la muerte), habría sido convertido en gato negro como castigo proferido por parte de Hera, ante la interposición al nacimiento de Heracles. Otro punto en contra de nuestros amigos felinos.
En otros momentos históricos, particularmente en territorio europeo, con el fortalecimiento de la religión, los gatos negros fueron asociados con prácticas oscurantistas y vinculados en temas de magia negra y figuras diabólicas e infernales. Según el Papa Gregorio XI, Satán tenía la capacidad de mimetizarse a través de la figura de gatos negros y en ocasión de esta creencia, emanó el documento 1233 Vox in Rama, que hizo que millares de gatos fueran ejecutados de formas atroces y cruentas en aras de lograr la erradicación del “mal” de nuestra tierra. Este legado ha hecho mella en la percepción que muchos han tenido de estos bellos seres, donde los temores infundados por las instituciones que adoctrinan, basados en estamentos que van más allá de la comprensión, han generado un rechazo injustificado, fundamentado en creencias anquilosadas, sin ningún tipo de argumentación.

Sin embargo no todo ha sido sombrío para ellos, civilizaciones antiguas, que evidentemente han tenido mayor iluminación, veían en estos seres un sinónimo de abundancia, paz y prosperidad, por ejemplo, en el Antiguo México y en Egipto, fueron adorados a través de su mayor representación, la diosa Bastet, que vislumbraba todo lo armónico que podía florecer.

Los marineros acostumbraban llevar consigo gatos negros en sus viajes para que les garantizaran protección durante el mismo. En Francia, un gato negro evidenciaba fortuna, tanto así que uno de los cuadros más famosos del mundo, de Théophile Alexandre Steinlen, fue la recreación de un gato abandonado que se apostó en las puertas del que se erigiría como un famoso lugar para el mundo, el café: Chat Noir.

Para los ingleses y los celtas, los gatos negros fueron sinónimo de fortuna, además, quién ha tenido la alegría de contar con un gatito de estas características, puede saber que estos animales, más allá de supersticiones, simplemente son seres vivos con necesidades, con sentimientos y emociones al igual que otros seres de cuatro patas, o de nosotros, sus hermanos humanos, y que lo único que pudieran diferenciarlos es un poco de tizne en su pelaje.

Sirva este artículo como invitación a abrir las fronteras de la mente, a ir más allá de mitos, temores infundados y supersticiones. Hemos avanzado mucho en el transcurrir de este planeta para continuar enmarañados en falsas creencias que solo se constituyen en dogmas de intolerancia. Los gatos negros son otros seres más, de los cuales, muchos esperan por un hogar, añoran cariño y la solidaridad que como humanos podemos brindarles.

*** Fundación ORCA cuenta con hermosos gatos, entre ellos negros, esperando por un lindo hogar. Si deseas adoptar, puedes escribir a: adopcion.gatos@fundacionorca.org

Fundación O.R.C.A
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Redacción Minuto30

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