¿Cuántos de ustedes han escuchado la frase típica de: está en embarazo y por eso debe salir del gato? ¿Cuántas personas han “fallado” al propósito de mantener la unidad familiar?, aclarando que, para nosotros, un animal es integrante del hogar, lo que hace que el abandono sea más culposo.

Como les he contado, siempre he tenido sentimientos fuertes alrededor de los animales, sin embargo, en mi casa había reticencia para tenerlos, en particular a los felinos. Aventurarme a abrirle la puerta de mi hogar a un gatito fue complicado, pero llegó, y ahora son tres.

Justo en el curso de mi embarazo, que fue de alto riesgo, y dada mi profesión (soy médica), tenía la certeza de que entre las indicaciones que el galeno me iba a dar, me encontraría con la de no tener gatos. Mi hijo fue prematuro extremo y jamás conté el tema de los gatos, pero sí escuché en la UCI como el doctor daba esas indicaciones a otras mamás.

Existen muchos mitos alrededor de los gatos, ellos han sido históricamente objeto de rechazo y de temor por conjeturas que se esgrimen a su alrededor, pero particularmente hay una enfermedad que los ha marcado y que ha sido atribuida a ellos sin objeción, razón por la cual le ha costado la casita a más de uno, y es: la Toxoplasmosis, pero antes de entrar en detalle les adelanto: es muy difícil que se adquiera esta enfermedad a través del gato de la casa, para ello tendrían que conjugarse una serie de eventos que definitivamente es complejo que se puedan dar todos al mismo tiempo.

En este orden de ideas, quisiera dar un pincelazo (las líneas no alcanzarían para un debate de estos) acerca de lo que se relaciona con esta patología. La Toxoplasmosis es una enfermedad generada por un parásito, el cual al ingresar al cuerpo puede afectar de diversa formas al paciente, esto dependiendo de la situación inmunológica que la persona tenga. En términos generales no hay afectación mayor, pero lo que más preocupa del tema es la transmisión materno fetal que se produce intraplacentariamente en el momento en que el feto está en el útero, y que posteriormente nacerá con algunas afecciones, entre ellas: Coriorretinitis (alteraciones visuales), problemas hepáticos, hidrocefalias y problemas neurológicos entre otros.

Se argumenta, con cierto grado de razón, que es una enfermedad generada por gatos, sin embargo, hay muchas evidencias con las que podemos debatir uno de los más importantes, el tema de la higiene que cada persona tiene consigo y con los demás.

La Toxoplasmosis, al ser una enfermedad trasmitida por un parásito, tiene cierto ciclo de vida durante el cual tiene fases de contagio y otras que no lo son, por ejemplo, se afirma que el parásito, que normalmente es excretado por las heces de los gatos, debe de permanecer en contacto directo con el aire durante más de 24 horas para convertirse en contagioso, lo cual, si ocurre en la casa donde tenemos un gatito, pasaría si dejáramos de limpiar su arenera por un tiempo superior a un día, adicional, para que el contagio se genere sería indispensable que hubiera un contacto oro fecal, es decir, que las manos de la persona que entran en contacto con las heces del gato, no fueran aseadas y así de esta misma forma consumiera alimentos, lo cual confirma la necesidad de ciertos parámetros mínimos de aseo e higiene en la manipulación de materia fecal, que creería yo, todos deberíamos, por mínima educación en salud o aseo, tener.

Ahora, hablemos del contagio del gato con el toxoplasma, y en este caso, hablo de los gatos que conviven al interior del hogar. Un gato que consume alimentos preparados es casi que improbable que pueda adquirir el parásito, para ello debe alimentarse de carne cruda y contaminada, en este caso cuando caza ratones, pájaros y otros animales que pudieran portar el parásito en sus carnes.

En el hipotético caso de que se presentara el consumo de un animal con carne que presente en su interior el parásito, el gato como tal solo podría liberar en sus excrementos los quistes del toxoplasma por una sola vez en la vida y durante unos escasos 20 días, a partir de los cuales esos quistes jamás vuelven a excretarse.
Y acá volvemos a lo anterior, la limpieza adecuada de la arenera y la buena higiene en el lavado de las manos no permitirán que esto se presente.

Adicionalmente, la gran mayoría de desparasitantes internos, presentes en el mercado, tienen el espectro suficiente para acabar con estas posibles infestaciones en los felinos. Una consulta periódica y cumplimiento con los planes de desparasitación ayudan a evitar esta enfermedad.

Hay otras formas de contagio que sí son más importantes. Los quistes presentes en los músculos de animales que se usan para consumo humano (una razón adicional para pensar en no consumirlos), cuando no se realiza la adecuada cocción, son una fuente importante de contagio. De igual forma, verduras y otros alimentos que vengan de procesos de manipulación de tierra y nos sean lavados de la forma adecuada, también serán posibles agentes de contagio.

Entonces, cuando revisamos la bibliografía, la realidad, los ciclos del parásito, las posibilidades de contagio y demás, podríamos deducir que: LA CULPA NO ES DEL GATO y que, históricamente, hemos sido injustos con estos hermosos seres que han sido estigmatizados y a los que se les han adjudicado situaciones de las cuales son inocentes para justificar el abandono.

Este artículo busca dar ese vistazo al tema, intentando que lo reevaluemos y busquemos proteger a los animales, a no dejarlos por fuera de su hogar, a ser conscientes del daño que les hacemos cuando los estigmatizamos, que ellos son nuestra familia y como tal es nuestro deber cuidarlos y corresponderles. Los gatos son seres maravillosos, al igual que todos los animales, así que olvidemos eso de “tener que salir del gato”.

Fundación O.R.C.A
Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio

    La Suma: Mesa de opinión. Todas las voces cuentan