Mis queridos amigos después de un leve receso en mis Columnas quincenales, a consecuencia del duelo por el fallecimiento de un tío, muy querido para mí; vuelvo a mis habituales columnas de opinión sobre acontecimientos políticos relevantes o sucesos que desde mi posición considero importantes.

Tuve la oportunidad de asistir a la posesión de nuestro presidente Iván Duque y de Marta Lucía Ramírez, primera mujer vicepresidente de este país; evento que para algunos se vio eclipsado, por el discurso un tanto fuerte y salido de lugar del presidente del senado HS. Ernesto Macías; pero que analizado en detalle y visto con lógica política; salió a pedir de boca.

¿Por qué digo que salió perfecto? sencillo, dentro de toda lógica protocolaria y cosmética, el discurso fue un desastre, se vio pendenciero, amenazante, casi justiciero; rol que no le competía al honorable legislador Macías, palabras más, palabras menos riñó en la “ñerada”, pero eso sí visto por los ojos de la estrategia política fue toda una jugada maestra; dio un certero golpe de opinión a favor de los interés del nuevo presidente y su gobierno.

En la medida en que el discurso de Macías, sirvió de desahogo, no solo del uribismo, sino de esos colombianos del común, que vieron como durante el gobierno Santos, se le sirvió en bandeja de oro la democracia a un grupo criminal; sin siquiera ser juzgados, ni por justicia ordinaria y peor aún, ni por la justicia transicional creada al antojo de ellos mismos.

Por ello, el discurso Macías, de sacar los trapitos al sol de lo que fue el gobierno de la unidad nacional santista, hizo que Iván Duque se viera como todo un estadista, que entró cumpliendo lo que había anunciado durante toda su campaña Soluciones y no agresiones; entró con un discurso conciliador, sereno, de unidad en medio, de las diferencias; Duque hizo su entrada triunfal con la frase “No más divisiones de derecha, ni de izquierda somos Colombia”; y será ese el faro que guiará al gobierno Duque-Marta Lucía; por ello, la decisión de tener un gabinete ministerial tecnócrata por sobre los tradicionales gabinetes políticos; es una decisión acertada, en medio de lo acalorado que dejo santos con su mermelada; que termino por reducir a cero la habilidad democrática de los actores políticos de hacerse elegir.

Con una semana de gobierno, el presidente Duque ha tenido más contacto con la gente de a pie que lo que tuvo todo el gobierno santos en sus dos periodos; con Duque, esa Colombia que no solo funciona entre el palacio de Nariño y el parque de la 93 en Bogotá, ha sentido un gobierno cercano porque en solo una semana Duque y su gabinete han recorrido cuatro departamentos, san Andrés (San Andrés y Providencia), Tumaco(Nariño), Catatumbo (Nte de Santander), Girardot(Cundinamarca), demostrando que un presidente debe gobernar por y para las regiones, que la Colombia olvidada durante ocho años del santismo, con Duque estará cargada de legalidad, equidad y emprendimiento, pero sobre todo de un presidente que proporcionara soluciones reales y no solo ilusiones.

Aplaudo la decisión de aumentar pie de fuerza en Catatumbo, aplaudo la inmediatez con que dispuso de un avión medicalizado para San Andrés, aplaudo el ultimátum a alias guacho en Tumaco, y también aplaudo el jalón de orejas al gobernador de Cundinamarca y el alcalde de Girardot por el exceso en el otorgamiento de licencias de construcción, sin que esté garantizado la prestación de servicios públicos.

Hasta ahora va muy bien presidente Duque, siga ese camino; éxitos con la reforma política que presentara al congreso, que mucho bien le hará a la democracia colombiana.

@MarioFX_

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Redacción Minuto30

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