El Representante David Racero, de la lista de los Decentes, famoso por criticar en este gobierno contratos sin irregularidades legales, pero que para él no tienen legitimidad por ser los beneficiarios personas afines ideológicamente al presidente Duque, al parecer carece de memoria cuando se trata de transparencia propia.

Con descaro, Racero denomina hoy mermelada a lo que él recibió en la Alcaldía de Gustavo Petro durante años. Para la memoria del Representante, los usufructos del erario empezaron cuando Petro asumió la Alcaldía de Bogotá. En febrero de 2012 firmó un contrato por $9.041.700 para el fortalecimiento de redes sociales de la Bogotá Humana. Le pagaban a Racero por fortalecer las redes sociales, sin tener en su hoja de vida experiencia alguna sobre el tema.

Posteriormente, en mayo de 2012, obtuvo un nuevo contrato con Integración Social, esta vez por $33.378.400, con tan solo dos años y cuatro meses de experiencia laboral. En febrero de 2013 fue nombrado coordinador del proyecto Fortalecimiento a la Gestión Local para el Desarrollo Humano en Bogotá en la Secretaría de Integración Social, por un valor de $52.785.700 pesos.

Ad portas de la recta final de la Alcaldía de Petro, Racero fue nombrado subdirector para la Juventud de la Secretaría de Integración Social.

Contratos suscritos mientras su padre era director del Instituto para la economía social IPES de la misma Alcaldía, la de Gustavo Petro. Pero no hay que ser mal pensados, seguramente no hubo tráfico de influencia y nada tienen que ver los contratos que obtuvo con su afinidad ideológica.

La mermelada santista también benefició a los Racero, el Representante David Racero suscribió contrato por valor de $45.000.000 para dar catedra de paz en el territorio. Su padre, Jorge Racero, suscribió contrato por valor de $91.520.000 con el Ministerio de Trabajo. Su hermano Jorge Luis Racero suscribió contratos con el Instituto Distrital de las Artes IDARTES por valor de $33.600.000 en 2017 y $46.305.000 en 2018.

Definitivamente los Racero una familia muy coherente, padres e hijos se lucraron durante años del erario público.

Lo que hoy Racero critica con vehemencia, es lo que conforma su experiencia laboral: contratos públicos con gobiernos afines a su ideología política. Aquí el doble rasero que caracteriza a Racero. Qué cara dura tienen.

Y la ñapa, el hoy Representante de los Decentes, aprovechándose de su investidura utiliza las instalaciones de la Cámara de Representantes y los medios televisivos para promocionar sus candidatos al Concejo de Bogotá.

Una cajita de sorpresas resultó Racero, se rasga las vestiduras con cada contrato suscrito en el gobierno de Iván Duque, pero poco habla de sus contratos en la Alcaldía de la Bogotá Humana.

La credibilidad se gana con ejemplo y el ejemplo dado por protegido de Gustavo Petro no es de transparencia pero si de doble rasero. La incoherencia de la izquierda política de este país.

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Redacción Minuto30

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