Debido al paro para satisfacer las ambiciones egocéntricas de unos pocos megalómanos politiqueros de la oposición, al menos 12 universidades públicas cancelaron el 2° semestre del año lectivo de 2019, perjudicando a cientos de miles de estudiantes, las finanzas de las universidades, las vacaciones de los empleados y causaron un gran riesgo para el ingreso de nuevos estudiantes a las aulas universitarias.

Gran cantidad de graduandos vieron frustradas sus aspiraciones para concluir sus estudios de pregrado y acceder al mercado laboral debido a esas cancelaciones. Los perjuicios que se desprenden de esto son innumerables y como es lógico afectan a la población de menores ingresos puesto que son los que requieren de las universidades públicas para acceder a la educación superior debido a las facilidades económicas y al costo de los períodos académicos.

Dentro de esos estudiantes que vieron frustradas sus aspiraciones de grado son una gran mayoría los que verán en riesgo la conclusión de sus estudios por dificultades financieras y ellos y sus familias seguirán en las penurias que pensaban mitigar en algo con la posibilidad de progreso que se desprende de un título universitario.

Las finanzas de las universidades que supuestamente son motivo de insatisfacción por quienes usan estas banderas para fomentar el caos, se ven afectadas indefectiblemente puesto que las obligaciones laborales no cesan a pesar de que el funcionamiento de la entidad educativa esté en receso. Hay que pagar a empelados, profesores y directivos.

Ahora buscan remedios con fórmulas de choque que dudosamente pueden paliar en algo los efectos adversos que se originan con este tipo de acciones irracionales hasta la saciedad. El tiempo nunca se recupera y cuando las estupideces de unos pocos afectan a esa gran mayoría, las consecuencias son incuantificables. Lo peor es que esa gran mayoría se deja manipular y perjudicar sin repulsa. Viven y van como ovejas al matadero.

Hacer tres semestres académicos en un año es una carga gigantesca para todos y los resultados se verán al final del día por deficiencias irrecuperables en la preparación de las profesionales que, desde hace rato, vienen adoleciendo debido a que la educación se convirtió en una fábrica de ineptos que una vez fuera de los claustros, hay que recogerlos para complementar los estudios por medio de posgrados costosísimos que ajustan los ingresos de las Universidades.

Otra consecuencia inmediata es que los bachilleres que aspiran a ingresar verán aplazado eso debido a que no hay posibilidades para ello pues el espacio físico de las universidades no es elástico y no permite nuevos alumnos mientras lo actuales no avancen.

De otro lado los señores de Fecode que se pegan de cualquier cosa para hacer un paro de actividades están atacando directamente la economía familiar de los estudiantes y atentando contra el futuro de los niños y adolescentes; es que su preparación es de inferior calidad y el tiempo que se pierde tampoco es recuperable.

Todo eso se debe medir y cuantificar y alguien debe responder.

Aunque la protesta social sea un derecho el costo de la misma debe ser asumido por quienes las promuevan sin apelaciones. Lo mismo se deben exigir unos seguros en contra del vandalismo para quienes organizan esas marchas y así proteger en algo los bienes públicos y privados que se ven afectados por los actos terroristas y vandálicos que siempre ejecutan esos desadaptados. Si no hay póliza no hay permiso y si no hay permiso no hay marcha y si la realizan las autoridades las disolverán con los recursos previstos en la ley.

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Redacción Minuto30

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