Edgar Artunduaga

Este es un secreto valientemente guardado, que me confió Daniel Samper Pizano hace unos 20 años, sobre un episodio ocurrido en sus inicios en esta profesión, de la cual ahora se retira en hombros.

Edgar Artunduaga

Edgar Artunduaga

“…Todavía se me enfría el estómago, cuando lo recuerdo. Estaba muy enfermo, tan enfermo que finalmente murió, el profesor López de Mesa, quien había sido ministro del doctor Eduardo Santos, director general y propietario de El Tiempo.

Yo en esa época hacía turnos de noche y la orden era que si el profesor llegaba a morir a la madrugada, El Tiempo debía registrarlo en primera página, a 8 columnas. Y no había disculpa para que no fuera así.

Habíamos armado, en consecuencia, una operación periodística conveniente. El doctor López de Mesa permanecía en estado de coma. La situación se prolongaba por dos semanas y los periodistas estaban agotados.

Resolví entonces hacer una página para tenerla lista cuando muriera. Se anunciaba la muerte, presentaba una biografía e incluía mensajes de condolencia. Era cuestión simplemente de meterla a la rotativa.

Dejé la página lista en el escritorio y me fui a descansar un poco. Infortunadamente apareció un señor que quiso ser mucho más avispado que los demás y la llevó a la rotativa. El periódico cambió entonces la primera página y anunciaba la muerte del doctor López de Mesa.

Estaban arrancando las máquinas cuando regresé de mi tinto en el café San Francisco y me encontré con la primicia. Llegué a tiempo, afortunadamente.

Le pedía a gritos a Jorge Tamayo, el jefe de máquinas, que parara todo, que López de Mesa no había muerto todavía. Y en efecto su deceso sólo se produjo días después. Logramos detener las máquinas o hubieran tenido que publicar también el suicidio mío. El doctor Santos me hubiera echado a la calle, con toda razón, y yo no hubiera resistido semejante irresponsabilidad…”.

Así es Daniel, bogotano, escritor, guionista de televisión, abogado de la Universidad Javeriana y periodista de la Universidad de Kansas, “el periodista más brillante que ha surgido de las nuevas generaciones, un periodista de profundidad, que escribe además críticas dilacerantes sobre nuestro divertido folklore nacional electoral, zumbas estupendas sobre el clientelismo y notas de un humor exquisito sobre una noticia cualquiera transmitida de pronto por la United Press”, según el gran maestro del periodismo Lucas Caballero, Klim, que en paz descanse.

En la misma conversada, para un libro que publiqué con grandes periodista del país, Daniel recordó como una gran lección la que le dio don Roberto García-Peña, cuando fue a pedirle puesto en el Tiempo en 1964: -“Usted debe trabajar como reportero. Usted será reportero. Lo más importante en el periódico es ser reportero, no editorialista”.

Hoy tengo la certeza –dice Daniel- que la reportería es la esencia del periodismo. Es la base. Todo lo demás son arandelas: escribir editoriales, columnas, ser ministro o presidente, a partir del trampolín de la prensa.

La prensa es sobre todo un reportero. Un reportero que trabaja honradamente, honestamente, que verifica los hechos y que presenta los contextos. Este es el secreto de la prensa y lo aprendí de Roberto García Peña, quien fue inolvidable director durante muchos años.

Enormes lecciones de periodismo, de vida, de integridad y carácter nos deja Daniel Samper Pizano, empezando por su retiro voluntario, cuando en Colombia no se conjuga –casi nunca- el verbo renunciar. @Artunduaga_

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Redacción Minuto30

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