Un premio muy demorado

En el 2009, cuando el inigualable caricaturista Héctor Osuna Gil arribaba a su cincuentenario de ininterrumpida presencia en el diarismo nacional, nos preguntábamos cuántas ediciones más tendrían que transcurrir del Premio Simón Bolívar para que se le confiriera el galardón a su Vida y Obra. Se necesitó un lustro para que el jurado no retardara más la merecida distinción que él nunca buscó y que antes declinó en dos oportunidades.

Orlando Cadavid Correa - contraplanoPor aquellas calendas hablábamos en esta columna del maestro Osuna y de don Lorenzo Madrigal, su otro yo, y decíamos que las bodas de oro no tuvieron celebración alguna por una razón bien sencilla: La fecunda existencia de este personaje siempre ha estado a kilómetros de la vanidad, la pompa y el boato. Su título de abogado de la Universidad del Rosario acredita, en la pared de su estudio, su sólida formación humanística.

No obstante, permitió que se le retratara de fino sombrero de fieltro para la portada de la revista “Credencial” y recibió en su finca de Cajicá, en el norte bogotano, a la entrevistadora Margarita Vidal.

Nosotros siempre hemos sostenido que cuando Dios repartió talento entre los niños nacidos el 21 de mayo de 1936, en Medellín, se quedó con casi todo el hijo de don Vicente Osuna y de doña Tulia Gil.

El paisa orgulloso de su raza nació con un admirable instinto para capturar, sin necesidad de cámara fotográfica, la fisonomía de sus personajes. Así lo ha demostrado durante más de 55 años en sus caricaturas publicadas en El Siglo, donde se inició en marzo de 1959 de la mano de Álvaro Gómez Hurtado; El Espectador, el diario de sus entretelas, y Semana, donde escampó fugazmente. La clase política que tantas viñetas le ha inspirado, lo disfruta, lo respeta y le teme.

La irrupción de Osuna en el periodismo colombiano se produjo 28 años después del suicidio, en un reservado de La Gran Vía, un céntrico café bogotano, de su paisano Ricardo Rendón, de 37 años, considerado el más grande caricaturista colombiano de la primera mitad del siglo veinte. Sus colegas del tercer milenio juzgan que la caricatura política en Colombia ha tenido dos Everest bien altos, casi inalcanzables: Rendón y Osuna.

Así lo veía su descubridor Gómez Hurtado: “Osuna ha sido uno de los mayores críticos de nuestro tiempo. Era un joven tímido, perspicaz, naturalmente; su esquiva sonrisa no traslucía su condición de humorista. Siempre me llamó la atención su inclinación por los temas trascendentes, especialmente los religiosos, como si hubiera tenido una educación especializada en ese campo”.

El Nobel García Márquez escribió sobre Osuna: “Quienes sólo lo conocen por su arte dicen que Osuna no tiene corazón. Yo creo que lo tiene y muy grande, pero dotado de una química personal que sólo asimila a los justos y para Osuna no hay nadie que lo sea en esta vida. En este sentido es una reliquia histórica; el último cristiano puro que nos queda”.

El irrepetible Lucas Caballero Calderón, KLIM, lo dibujó así: “Sobre el maestro Osuna no es necesario decir nada. Cualquier elogio le viene estrecho, y para encontrarle pares en la historia del periodismo nacional, hay que remontarse a Ricardo Rendón. Los dos aúnan a la limpieza y facilidad de la línea, la carga sutil y demoledora del ingenio”.

En su diálogo de los 50 con “La Negra” Vidal, el Maestro Osuna evocó sus orígenes antioqueños y su pasado jesuita y laureanista.

Como entre periodistas no puede faltar la chiva, Osuna le soltó a la Vidal una primicia de su fuero íntimo: escribe poesía, pero el resultado de sus incursiones por el parnaso de José Asunción Silva, Porfirio Barba-jacob y Guillermo Valencia sólo se conocerá después de su óbito, porque le parece que ahora no combinan las humoradas satíricas y los versos que mantiene bien guardados en lugar seguro.

A la pregunta de Margarita sobre si se podría publicar una de sus poesías, en la celebración de sus 50 años de ejercicio profesional, el hijo de doña Tulia le dio, entre risas, esta macabra respuesta que nos hace recordar el trágico final de Rendón: “Primero me pego un tiro para que sea después de muerto”

La apostilla: Así como tardó tanto el Premio para Osuna, ¿cuántos años se demorará el galardón a la Vida y Obra de un Maestro del periodismo como don Antonio Pardo García, el gran precursor del radioperiodismo moderno, quien cumplirá 80 años en la última semana del mes que avanza?

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio