Esa consulta anticorrupción va de mal en peor y es que las preguntas tienen visos de redundancia unas e inconstitucionalidad en 2 de ellas. Los períodos de los congresistas y sus salarios para cambiarlos deben ser el resultado de una reforma a la constitución y para ello es el Congreso el llamado a presentar las debidas leyes cumpliendo con todo el protocolo para el efecto.

Cuando pensamos que el salario es una fuente de corrupción creo que estamos actuando como el inglés que vendió el sofá al encontrar a su cónyuge siéndole infiel en ese mueble.

El corrupto y ambicioso sigue siéndolo ganando mucho o poco, siempre buscará incrementar los ingresos puesto que su compulsión lo lleva a que todo lo que le entra es inferior a lo que quiere. De hecho a menos sueldo mayores necesidades se originan para buscar la manera de suplir los gastos a los que se acostumbra cuando tiene dinero fácil y sin control.

La cuestión no es de sueldo sino de principios y estos no se dan por decreto ni por ley; es a eso a lo que debe apuntar la sociedad cuando quiere que sus dirigentes se comporten con idoneidad, transparencia y pulcritud, seleccionar a aquellos cuyo prestigio, conocimientos y comportamiento tanto social como laboral hayan demostrado esas cualidades inherentes a los seres humanos probos.

El problema se presenta cuando a pesar de las muestras de corrupción de muchos de esos congresistas son elegidos reiteradamente y siguen así recibiendo el favor del pueblo. Extraño ese comportamiento de los votantes quienes con esas decisiones cohonestan con esas prácticas pues si en verdad no estuviesen de acuerdo con los corruptos dejarían de elegirlos.

De otro lado hay un contrasentido en cuanto a los que quieren promover el desarrollo de esa consulta; sin lugar a dudas los del Partido Verde han demostrado que su accionar nunca ha sido de máxima pulcritud. Basta lo que sucede con su máximo dirigente que se hizo elegir para el Senado a sabiendas de que por sus contratos con el Estado estaba inhabilitado. Lo otro es el comportamiento de la Candidata a la vicepresidencia del señor Fajardo que nunca renunció al Senado y que desde siempre ha sido acusada de un ausentismo recurrente. Devenga sin trabajar y esa es una de las muchas formas de corrupción que se viven con frecuencia en el Congreso.

Para completar el cuadro aparecen como apoyadores de esa consulta individuos con prontuario muy discutible en cuanto a su transparencia. Armando Benedetti no tiene un palmarés muy claro con respecto a sus participación en los escándalos de corrupción de Odebrecht y los desfalcos a la educación en Córdoba además de que le suspendieron la Visa a USA por este tipo de noticias, que desdicen mucho de un promotor de una consulta para limpiar las costumbres corruptas de sus colegas.

Aparece también De la Calle, cuyas acciones en el proceso de la Habana dejan mucho que desear en cuanto a la transparencia de este mal político que le dio la espalda sus jefe Samper cuando lo del 8.000 y que en defensa de su trabajo de entrega del país al narcoterrorismo no tuvo empacho en mentir descaradamente con doce afirmaciones mentirosas y de las cuales podemos extractar lo referente al plebiscito cuando afirmó: “Para que el acuerdo final entre en vigencia debe ser aprobado por los colombianos a través de un plebiscito: Ellos tendrán la última palabra” o cuando sin sonrojarse dijo. “La guerrilla dejará las armas” y en fin esas otras mentiras que describen a un individuo tan falso como lo ha sido el espurio.

Iván Cepeda, el comprador de testigos está dentro de los máximos promotores de esa consulta y con ese solo mal olor es suficiente para que nos llenemos de escepticismo ante la sana intención de la misma. Y para completar el cuadro de promotores con poca credibilidad están la candidata la vicepresidencia de Humberto De la calle, lo mismo que el candidato perdedor de la segunda vuelta y su fórmula vicepresidencial y un conglomerado de individuos con mucho lastre y demasiados escándalos por lo que dicen ellos, pretenden combatir.

Quienes mienten nunca serán honestos.

Postre: Dentro de las casi 6 millones de leyes que se han promulgado en Colombia desde 1819 muy seguramente están y con muchas acepciones los 10 mandamientos de las Tablas de la ley que le entregaron a MOISES, (Lo parodiaron Mockus y su carnal Petro) si los cumplimos a cabalidad no es necesario más leyes.

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Redacción Minuto30

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