Así como se arrumaban en los viejos talleres de los desaparecidos Ferrocarriles Nacionales de Colombia los vagones que quedaban fuera de servicio, viene ocurriendo en el gobierno del presidente Santos con algunas locomotoras de la Prosperidad Democrática.

Vagones inservibles.

Primero se cayó Rodrigo Rivera, quien pasó con más pena que gloria por el Ministerio de Defensa, razón por la que se le llamaba a sus espaldas “El Minofensa”. Recaló en Bruselas como embajador ante la CEE.

Salió el ministro de Minas Carlos Rodado, quien como en el tango gardeliano “cayó cuesta abajo en su rodada” para terminar como embajador en Buenos Aires.

Vino Mauricio Santamaría, primer Ministro de Salud del santismo, trasladado a otro cargo y todavía no sabemos para qué sirve y por qué no le dan una embajada.

Siguió el ministro de Transporte Germán Cardona, quien no logró cristalizar sus sueños, y en agosto asumirá como embajador en El Vaticano.

Ahora parece que está en capilla la controvertida ministra de Salud Beatriz Londoño.

Aunque las situaciones no son iguales, tanto descarrilamiento ministerial nos hace recordar al finado presidente argentino Raúl Alfonsín, quien a la hora del desayuno en la Casa Rosada tan pronto veía que se le formulaban críticas a algún ministro en La Nación o Clarín, los principales diarios porteños, lo destituía fulminantemente.

Quemaduras.

Después de dos años de Gobierno Santos, que prometía el cielo en el sector salud, las cosas van camino al infierno. Si no, que lo diga el Superintendente que acaba de salir chamuscado. Lo que falta por averiguar es la gravedad de las quemaduras. Todo depende de las investigaciones que adelanta la Contraloría General, cuya titular Sandra Morelli está aterrada de algunas cosas detectadas. El país no olvida que este Gobierno, en cabeza del Supersalud, decidió «conciliar» una sanción que el anterior Superintendente había impuesto, práctica a la que se opuso la Contralora.

Influencias.

Una fuente fidedigna le reveló al barquero que dos días antes de conciliar, el Supersalud y el doctor Palacino estuvieron reunidos con el doctor Santamaría, el mismo que, a pesar de llevar dos años recibiendo salario, parece que no se alcanzó a posesionar en el Ministerio de Salud, ni aparece en Planeación Nacional.

Preocupa la influencia que algunos políticos han tenido en el sector. La Supersalud estuvo en manos de la senadora Dilian Francisca Toro y Caprecom en cabeza de Roy Barreras, quien parece que hizo y deshizo en esa entidad.

Falta de acción.

Este Gobierno y los funcionarios del sector salud se dedicaron a denunciar y despotricar de la anterior administración y se les olvidó que debían gobernar y decidir. Muchos de los actores actuales se quejan de la poca interacción que tiene la ministra con las EPS, con los hospitales y con los mismos médicos.

La verdadera interacción de los actores, para el tema de intervenciones, pagos de Caprecom, reglamentación y otros temas, se producía con los congresistas mencionados.

Roy Barreras, en su condición de presidente del Senado, fortalecerá su presencia en el sector. No sería raro que, tal y como pasó con su actual señora, la ponga a recibir salario de asesora, tal y como lo recibió cuando siendo su novia estaba en la nómina de Caprecom.

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Redacción Minuto30

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