Una de las cosas que me generan angustia al salir por las carreteras colombianas, es sin lugar a duda, los cadáveres de animales con los que se topa uno al transitar por las mismas; cosa que ocurre a diario a pesar que desde hace algunos años se han venido instaurado señalizaciones que generan advertencias frente la presencia de algunas especies animales sobre la malla vial en aras de generar conciencia en los conductores. Esta es un situación inacabable, y más en épocas en las cuales el trajinar y los afanes son las motivaciones de aquellos que circulan por estas vías.

Tristemente se encuentran todo tipo de animales en las bermas de las carreteras, quienes presas del dolor debieron arrastrarse intentando alejarse del peligro a dar su último suspiro a la vera del camino. Fauna doméstica, fauna silvestre; no hay diferenciación. Hace unos años en las carreteras boyacenses, me impactó la cantidad de caninos que encontramos en el camino rígidos postmorten y por el inclemente frío que generan sus páramos. Frente a este hecho envié un derecho de petición a la Gobernación indagando por campañas de sensibilización o acciones que mitigaran estos hechos pero no recibí respuesta alguna.

Los bosques colombianos suman alrededor de 59 millones de hectáreas, ocupamos el tercer lugar en Suramérica en áreas boscosas, de esto da cuenta la gran biodiversidad que poseemos pero que es amenazada a causa de la deforestación, la invasión de los mismos y la fragmentación dada por las interconexiones viales que aceleradamente toman vastos territorios generando pérdidas de hábitat para la fauna local.

El acelerado crecimiento de la malla vial, genera un impacto negativo en los ecosistemas, y la biodiversidad de nuestra fauna. En la actualidad contamos con cerca de 206000 kms de carreteras, lo que constituye un riesgo constante para los animales que deben desplazarse en búsqueda de alimento o huyendo de los riesgos que casi siempre son relacionados con el ser humano.
Estudios realizados frente a casos de atropellamiento de fauna, dejan resultados agobiantes. Panthera Colombia, encontró que en los 2700 kilómetros de carretera el Valle del rio Magdalena, la tasa de muertes a causa de atropellamientos fue de 45 individuos por kilómetro al año. Mamíferos, aves y reptiles en ese orden fueron los más afectados.

En el Orinoco, por ejemplo, cinco osos meleros y dos osos palmeros mueren por semana en las carreteras de la zona. En el Caribe las víctimas son Zarigüeyas, los sapos y los gallinazos. En otras regiones los tigrillos lanudos, las guacharacas, los cusumbos, los zorros y entre otros.
A escasos kilómetros de acá, en Envigado, la Loma del Escobero atraviesa un frondoso bosque que alberga alrededor de 110 especies, algunas de las cuales han sido afectadas por los automotores que por allí se desplazan.

La conectividad vial afecta a los animales en todos los países, en Brasil se reportan pérdidas de 475 millones de animales en un año; Australia pierde una alta cantidad de anfibios, en los Estados Unidos, cerca de un millón de vertebrados fallecen a diario en sus siete millones de kilómetros de carreteras. Es una alta cuota de vidas y biodiversidad para el mundo.

Un grupo de científicos y ciudadanos se unieron en Colombia para desarrollar una app que busca servir de instrumento para medir la magnitud de la problemática en cuanto a atropellamientos de la fauna local, esta se denomina: RECOSFA; a través de ella, los ciudadanos reportan casos los cuales actualizarán un mapa de puntos críticos en aras de lograr futuras acciones que mitiguen la triste realidad de los animales.

Sensibilización y educación deben mediar en la relación existente entre una sociedad que transita con premura, abriéndose caminos por doquier y los animales que intentan subsistir acorde a sus instintos y costumbres en una hábitat que va perdiendo extensión y los va dejando a merced de los peligros que afectan su cotidianidad.
Algunos esfuerzos se han desarrollado en aras de evitar la pérdida de vidas a causa de la malla vial. En Antioquia, Cundinamarca, Cesar, entre otros; existen señalizaciones de pasos de vida silvestre. En el mismo Escobero, en Envigado, se desarrollaron unos puentes verdes que sirven de paso para los individuos de las diferentes especies, y son monitoreados a través de cámaras que permiten observar su uso por parte de estas especies.

El Representante a la Cámara, Nicolás Echeverry, ha adelantando ingentes esfuerzos por generar opciones éticas en la construcción de la infraestructura vial en Colombia; gracias a él cursa un proyecto de ley que busca garantizar la presencia de requisitos de tipo ambiental y ecológicos que sean de obligatorio cumplimiento para las empresas encargadas de la construcción de interconexiones viales a lo largo y ancho del territorio. Busca que se generen planeaciones adecuadas evitando que la fauna sea afectada en el marco de la construcción de vías y se brinden alternativas que permitan que la fauna pueda continuar con sus hábitos de vida a través de pasos de fauna, corredores ecológicos o puentes verdes los cuales podrían ser: soterrados, puentes altos o cualquier otro tipo de franjas verdes, con coberturas vegetales de tipo biótico que sean lo más natural posible para su uso por parte de la fauna a impactar.

En las diferentes entregas realizadas a este medio, hemos dado cuenta de las innumerables formas como los seres humanos afectamos a los animales no humanos, y los arrinconamos robándoles su hábitat, afectando su normal desarrollo y sometiéndolos a riesgos que no merecen sufrir. Sino generamos acciones contundentes, la extinción de especies será cada vez más inminente y llegará a pasos agigantados a causa de nuestra indiferencia y la falta de percepción del daño tan grande que le hacemos a la vida en la tierra. Evolucionamos y nos desarrollamos en una forma que nos lleva a involucionar.

La sensibilización en materia de respeto hacia los otros seres, la prudencia en este caso en la conducción de un automóvil, la voluntad política y empresarial en la defensa de la vida, deberían ser norma perentoria antes de cualquier tipo de intervención. Así como atentamos contra la vida silvestre, podemos llegar a hacerlo frente a los seres humanos. Lamentablemente parece que hemos olvidado que los animales ya están categorizados como seres sintientes y con ellos estamos cohabitando el orbe y como tal deberíamos luchar por el respeto de sus derechos y sus vidas teniéndolos en cuenta en la planeación frente a inversiones que se realicen. Veo con preocupación la permisividad como el Ministerio encargado de su defensa, da luz verde para actividades de cacería en nuestro territorio y como se elimina la veda a una especie hasta hace poco protegida como es el caso del caimán aguja; En este aspecto, ¿Quién va a proteger nuestra diversidad?

Aún no logramos entender que no estamos solos y que cada acción genera una reacción, si menguamos la vida, nos veremos afectados en un futuro no lejano. Por lo pronto esperemos que conocedores de la problemática de las carreteras en Colombia, se tomen las acciones pertinentes y proyectos como el presentado por el representante Echeverri se abran paso en nuestra legislación, no sólo por los animales, sino por lo que representa para la conservación de los ecosistemas y su impacto sobre la vida y nuestra vida.

Fundación O.R.C.A
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Redacción Minuto30

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