Foto: Minuto30.

Una buena calidad del aire es sinónimo de calidad de vida y de salud. De eso no hay lugar a dudas. Y aunque hablar de emisiones contaminantes a veces nos parece un poco aburrido y otras tiene demasiadas implicaciones técnicas, indudablemente esto ya no es asunto únicamente de los ambientalistas y del estado.

Como ciudadanía tenemos una corresponsabilidad con el planeta. Cada acción que los seres humanos realizamos tiene sus efectos, positivos o negativos, en el medio ambiente. Los incendios forestales, las emisiones de CO2 de las empresas, las partículas PM 2,5 que producen los vehículos, la tala de árboles, la contaminación del mar, la minería y muchas otras cosas van afectando la salud del planeta y proporcionalmente la de cada ser con vida que lo habita.

Se calcula que en el año 2030 en las ciudades vivirán más de cinco mil millones de personas. De acuerdo con datos de Naciones Unidas “la urbanización continuará y de manera más vertiginosa en los países de bajos y medios ingresos”, lo que traerá consigo mayores exigencias del mercado, presencia de vehículos, de empresas y de intervención de los seres humanos en la ocupación del espacio público urbano.

Una tarea compartida

Se calcula que en los últimos 10 años el parque automotor del Valle de Aburrá ha crecido en un 186 por ciento. Cada año ingresan más de 135.000 vehículos nuevos a esta región, es decir, 386 automotores llegan a recorrer las vías metropolitanas, cada día. A esto se suma que en los sectores de mayores recursos viven menos personas, pero tienen mayor número de vehículos.

Lo que obviamente incrementa el factor de emisiones de PM 2.5 y CO2 por pasajero, es decir, cada una de estas personas aportan una mayor presencia de su huella de carbono al planeta.

En nuestra cultura le hemos dado más importancia al vehículo, que al peatón, tanto es así, que el automóvil se convirtió en sinónimo de prestigio social, un asunto bastante absurdo. Es por ello que cuando hablamos de calidad del aire, necesitamos entender que este es un asunto de todos y en el cual es posible contribuir desde pequeñas acciones de cada uno.

Se trata de establecer estrategias que fomente la cultura del uso de la bicicleta, la caminabilidad, como movilidad activa y sostenible, que aportan al mejoramiento de la calidad del aire; desestimular el uso del vehículo particular y motorizado, compartir el vehículo con los familiares, vecinos y compañeros de la oficina, y promover el uso del transporte público como la más razonable decisión que todos y todas debemos fomentar.

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Hemos avanzado

En este sentido, el Valle de Aburrá tiene avances muy significativos en temas estructurales, vinculados a la movilidad, la educación y la cultura ciudadana. El Área Metropolitana cuenta con el primer sistema de bicicletas públicas del país y del mundo, Encicla, con 90 estaciones distribuidas en todo el territorio.

Cuenta con el Plan Maestro de la Bicicleta 2030, que tiene como meta la construcción de 500 kilómetros de ciclorruta metropolitana. Actualmente, se cuenta con 132 kilómetros, y el próximo mes se inauguran 4.4 en la vía distribuidora, y entre Caldas y La Estrella, por toda la línea férrea se construirán 7.1 kilómetros. Igualmente, en el nuevo puente de la Ayurá y en la vía norte también se contempla la construcción de ciclovías.

En el caso de la Metrópoli del Valle de Aburrá tenemos la ventaja de contar con un sistema de transporte amable y sostenible, como lo es el metro, el metroplús y el tranvía, y a ello se suma el compromiso de los empresarios, que a través de los Planes de Movilidad Empresarial (MES), en el que participan 856 empresas, de las cuales el 44% de las organizaciones ya presentaron su plan de movilidad.

Un programa que ha permitido la disminución de 17.000 mil toneladas/año– 55 toneladas día, de material contaminante, 58 mil kilómetros menos de recorridos al día. Además, la renovación de la flota de vehículos que ha pasado de 9 a 6 años en promedio y en la que se ha invertido más de 290 mil millones de pesos, entre otros proyectos.

Somos nosotros, los mismos seres humanos que intervenimos la naturaleza y toda su biodiversidad, los que impactando de manera positiva o negativa. No es un invento el cambio climático, la pérdida de la capa de ozono, el efecto invernadero, las emisiones de CO2 a la atmósfera, todo esto es causa y consecuencia.

Estamos dotados de razón, estamos llamados a salvarnos a nosotros mismos, a salvar el aire, el clima, el plantea, el único que tenemos hasta hoy para vivir.
Por un Futuro Sostenible, ¿cuál es tu aporte?

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Charlie Yncio

Amante del mundo digital, Ad Traffiker con más de 6 años en Minuto30 y encantado de ser parte de esta comunidad porque me encanta escuchar a la gente y saber que es lo que tienen que decir.

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