Hoy se recuerda la revuelta de 1948 conocida como el Bogotazo que se originó cuando asesinaron a Jorge Eliecer Gaitán Ayala, un líder del partido liberal colombiano cuando este era un promotor de ideas y no una agencia de empleos en el estado o la mayor agrupación seudo política que vive de la corrupción, las coimas y el desgreño administrativo.

Bueno parece que Pinturita como se autobautizó, el que ahora funge como primer mandatario de Medellín, ha decidido traer a contratistas bogotanos para armar las carpas que se podrían usar como hospital de emergencia por esto del Covid-19, ignorando que aquí en la ciudad hay como mínimo 6 o 7 empresas que podrían realizar este trabajo con la pulcritud y seriedad que caracteriza a gran parte de los contratistas antioqueños, sin las mañas y las trampas que están comprobadas en la ciudad de la corrupción en donde el cartel de la contratación aun campea por sus anchas.

En estos días una empresaria antioqueña que viene forjando empresa con el esfuerzo y el tesón que se requiere, ante el llamado que, por la calidad de los productos que fabrican y el naciente prestigio que vienen adquiriendo, le hicieron unos contratistas bogotanos; presentaron su propuesta con el fin de instalar en la fría capital de la corrupción los elementos que ellos producen. Hasta ahí muy bien la cosa y enviaron su propuesta con valor incluido, cumpliendo sobradamente con todos los requisitos exigidos en los pliegos y parece ser que con el menor costo para el dueño de la obra.

Unos días después reciben una llamada del contratista Intermediario y les manifiesta que su propuesta era la mejor y de menor costo entre las solicitadas pero que les proponía subir su valor en un 80% (léase bien 80%) que aun así quedaban como mejor propuesta pero, eso sí, que ellos les pagaban sus servicios con el valor original.
En resumen además del AIU correspondiente y acordado con el propietario de la obra estos individuos querían estafar las arcas públicas cobrando casi el doble de lo que ellos deberían pagar por esos productos.

Parece ser que ese es el camino que recorren cotidianamente los contratistas y los funcionarios que adjudican los contratos en esa altiplanicie, lo preocupante para Medellín es que ha llegado un alto representante de esas costumbres a dirigir los destinos de la ciudad que desde que se definió la elección popular de Alcaldes ha estado con el menor índice de corrupción en sus contrataciones, de ahí su progreso y sus reconocimientos internacionales pero, no puede faltar el pero, ha llegado reitero, un digno y fiel exponente de las costumbres capitalinas.

Ahora con la pandemia y aprovechándose de la laxitud normativa que tiene la contratación del sector privado, Pinturita y sus hermanos vienen haciendo su agosto con sus amiguitos de la capital y los empresarios paisas, acostumbrados a realizar sus trabajos de manera honrada, verán cómo se dilapidan los recursos públicos sin recato de ninguna índole.

El exceso en el valor equivale a menos recursos para la atención de los afectados por la Covid-19 y esto es sin hilar delgadito un crimen de lesa humanidad, algo similar a los que han cometido los que se robaron los recursos de Saludcoop, que ahora andan muy campantes en el congreso haciendo equipo con los otros de su calaña que azotaron el territorio nacional durante más de 50 años, con actos de barbarie y que ahora su justicia especial para la impunidad (JEP), quiere ocultar y dejarlos como mansas palomas cuando la justicia internacional los quiere juzgar como criminales consuetudinarios, en contra de la población indefensa.

Aquí se requiere un Medellinazo que defienda los recursos y la transparencia de su aplicación, pues la sociedad antioqueña no está acostumbrada para que, a ojos vistas, se desvíen los dineros producto del pago de sus impuestos para favorecer bolsillos de mandatarios y sus amigotes.

Se está viendo en estos tres meses largos cual será el tortuoso camino que le espera a la ciudad si no toma los correctivos adecuados.

Postre: Resulta que concejales que acompañaron en la campaña a Pinturita, ahora ni responden las llamadas que les hace la ciudadanía que los eligió, pues parece ser que se consideran por encima del pueblo. Mala cosa cuando han sido funcionarios del gobierno anterior y ahora repiten como concejales. No creo que estén muy ocupados en sesiones ahora con la parálisis de la humanidad.

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Redacción Minuto30

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