Inicia la temporada electoral y con ella salen candidatos que presentan propuestas bastantes traídas de los cabellos. Creería que en esa calificación cabe la vieja idea que propone que Antioquia se debería independizar y erigirse como un Estado por cuenta propia; es decir, el antiguo anhelo de una parte de la dirigencia antioqueña que desde hace más de un siglo sueña con la creación de una Antioquia Federal. Una idea que alza vuelo cada tanto en días de campaña.

Como diputado, antioqueño y especialmente como colombiano, considero que esa propuesta es innecesaria e inconveniente.

Primero, la solución al centralismo y bogocentrismo (aquella tendencia que se limita a planear el desarrollo de las regiones desde oficinas en Bogotá) no se resuelve desmembrando el país e impulsando un regionalismo exacerbado. Nuestra identidad como antioqueños y antioqueñas no rivaliza o compite con otras perspectivas regionales; para nada, antes se complementa en la extraordinaria riqueza cultural que caracteriza a nuestro país.

Segundo, Antioquia, al ser uno de los departamentos con mayor población, cuenta con una importante cuota de representación en el Congreso de la República -con 18 representantes a la Cámara- y una importante cantidad de senadores. Es a esos representantes y senadores, a quienes elegimos cada cuatro años, a los que les debemos exigir que representen ante el Gobierno Nacional los intereses de nuestras subregiones y del departamento. Es su responsabilidad legal y constitucional.

Pensar que una “Antioquia Federal” será la cura para todos los males que aquejan al departamento es una postura ingenua que solo encubre una estrategia de naturaleza electoral que solo busca deslegitimar al Gobierno Nacional y exacerbar el regionalismo.

Es claro que el bogocentrismo puede resultar asfixiante, eso es algo que no niego; es más, a lo largo de mi trayectoria política he cuestionado ese excesivo centralismo y he abogado, en la medida de lo posible y con pleno respeto a la Constitución, en la profundización de la descentralización política, administrativa y tributaria. El desarrollo del país no se puede diseñar desde frías oficinas ubicadas en el centro de Bogotá y debe, siempre y en todo momento, involucrar a los gobiernos regionales y a la ciudadanía.

Por eso, el llamado que se le debe hacer al presidente Gustavo Petro y al Congreso de la República, es a que tomen acciones para profundizar la descentralización, conservando nuestra unidad como república; pero entendiendo, y esto es muy importante tenerlo en cuenta, que los gobiernos regionales no pueden estar atados de manos en cuestiones políticas y fiscales esperando que se tomen decisiones trascendentales en la capital.

Ante todo, somos colombianos y la Constitución establece que nuestro país es un “Estado unitario descentralizado, con autonomía de las entidades territoriales, democráticamente participativas y pluralistas”. Eso es lo que debemos profundizar y defender. No resulta conveniente proponer la desmembración del país por cuestiones meramente revanchistas o politiqueras.

Así que no dudemos en sentirnos orgullosamente colombianos y colombianas. Que la herencia cultural, social y económica que nos ha caracterizado como antioqueños y antioqueñas antes sea un ejemplo de unidad para el resto del país, no un llamado a la desintegración o la división.

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Redacción Minuto30

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