Se equivocan nuevamente los extremos. Ángela Garzón gano la encuesta entre los bogotanos, mecanismo que había escogido el Centro Democrático como rasero para definir su candidato a la Alcaldía de Bogotá. Y ganó porque a pesar de lo que digan los radicales de derecha de su partido o más allá de que los oportunistas de izquierda quieran ver en su triunfo como una especie de aceptación a lo que parezca izquierda, Ángela se supo poner del lado de los bogotanos.

Se enfrentó a al alcalde Enrique Peñalosa con su desproporcionada valorización y se le ha opuesto férreamente a su Transmilenio por la carrera séptima. Ha sido desde siempre una defensora de las mujeres maltratadas y ha puesto el ojo a la educación como prioridad en la capital colombiana. En eso puede estar más del lado de las propuestas fajardistas, que de las petristas. Ella cree más en la educación al estilo de los planes que ha impulsado Sergio Fajardo en Antioquia y Medellín.

Por esfuerzos que hagan los exponentes de la extrema derecha como Gustavo Rugeles, Ernesto Yamhure o Ricardo Puentes para desprestigiar a una candidata que se ganó en franca lid democrática el puesto de ser la candidata del Centro Democrático, les resultará difícil quitarle puntos a una mujer demócrata. Ángela si heredó de su padre la vena social y es una mujer comprometida con las causas de los más débiles, pero hace rato que no siente ningún respeto por los líderes autoritarios de la izquierda ni por las prácticas populistas que enarbolan los mamertos de nuevo tipo en varias ciudades del país.

Ángela Garzón puede tener orígenes en la izquierda, y en cualquier caso sería en la izquierda democrática. Su padre fue militante comunista y dirigente obrero en los años setenta cuando las luchas populares se confundían con algunos principios de los partidos comunistas del mundo, pero después fue un líder que se identificó más con la social democracia europea que con cualquier propuesta de izquierda totalitaria o autoritaria. Pero como van las cosas los ataques de la extrema derecha, o sea el fuego amigo, terminarán más por generarle un foco de atención que por quitarle brillo.

Solo basta mirar lo que decían del presidente Iván Duque estos mismos personajes cuando ganó la consulta de su partido. Ellos no parecen entender la política que impulsa el expresidente Álvaro Uribe para que participe la comunidad en la decisión, con lo cual no sólo es más legitimo el proceso sino que se ahorra tener que echar mano al bolígrafo al estilo tradicional. No hay que preocuparse por las rechiflas dentro del partido. Eso en Bogotá resulta inocuo. El electorado bogotano no le copia ni a los rechifladores ni a los trinadores extremos. El centro es el nombre del juego y así lo ha entendido Ángela.

No se preocupen en la campaña de Ángela por las próximas diatribas del exministro Fernando Londoño o por las esperpénticas columnas del abogado multimillonario Abelardo de la Espriella. Esas retahílas son predecibles. Ahora hay que preocuparse por que no se confundan los electores que verán otro Garzón en el escenario, que quiere repetir cuando los bogotanos sienten que fue quien le abrió el camino a Samuel Moreno, que no se confundan los bogotanos porque ahora Ángela sería la única mujer que aspira a la alcaldía, ya que la otra aspirante por este género no se siente muy mujer y no le gusta representar a sus congeneres.

Y quizás ya es hora de que Ángela encabece un movimiento para que un maltratador de mujeres no se presente a la alcaldía de Bogotá. Ella ha luchado por los derechos de la mujer y tiene plena conciencia de que el machismo enquistado aún en los dirigentes de izquierda contribuye al atraso de la sociedad. Ángela tiene todo el camino por el centro para hacer una Bogotá social, una Bogotá democrática y una Bogotá amable. Una Bogotá incluyente y respetuosa de las mujeres. Una Bogotá educada y con oportunidades para la juventud. Una Bogotá sin embarazos adolecentes.

Pero no se equivoquen los analistas. El triunfo de Ángela no sólo es contra la extrema derecha de su partido, es también un triunfo contra la extrema izquierda. Los bogotanos quieren que se retome el camino del centro que es por donde más cómodos se sienten. Ahora tendrán que hacer casusa común Antonio Navarro y Lucho Garzón para que la izquierda se vista de centro. Y Hollman Morris no tendrá otro camino que hacerse a un costado como le sugiere su jefe Gustavo Petro. Hoy Ángela es una perspectiva de genero, un proyecto ético y una visión democrática y social.

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Redacción Minuto30

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