En la mañana del lunes 24 de mayo de 2021, el presidente de la república Iván Duque Márquez, nos sorprendió gratamente (a todos los colombianos), al anunciar en su cuenta de Twitter la designación del doctor Juan Camilo Restrepo Gómez, como Alto Comisionado para la Paz. Dice el texto presidencial:

“He designado a Juan Camilo Restrepo Gómez como Alto Comisionado para la Paz. En la actualidad se desempeña como Viceministro de Agricultura, y ha sido viceministro del Interior y Presidente de Augura. Tendrá el encargo de fortalecer la búsqueda de la Paz con Legalidad en Colombia”.

La noticia no podía ser mejor para el país y para el arduo trabajo de lograr la anhelada paz. El sempiterno conflicto colombiano, es como una isquemia que asfixia el tejido social y hace muy difícil preservar con celo nuestra querida y necesaria democracia. Un conflicto sin resolver, plagado de violencia y de odios, es fuente de todos los males de la patria.

La violencia, el hambre, el desempleo, la corrupción, el narcotráfico, las protestas sociales, los saqueos, los bloqueos y la zozobra ciudadana, tienen allí el caldo de cultivo perfecto y la mampara para delitos variopintos. Es la cortina perfecta para saquear los recursos públicos y privados, robando así a Colombia su tranquilidad social, política y económica. La paz es el bien más preciado de los hombres y las naciones, debemos reiterar.

Me preguntarán por el evidente optimismo que se lee en estas notas, pero lo hallarán justificado si decimos que el doctor Juan Camilo (no obstante su juventud), es un hombre curtido en el trabajo con la comunidad, con los gremios productivos, económicos y deportivos, tanto del sector público, como del privado. Esta es una mezcla para un político moderno, que sabe que el Estado no puede pensar que puede caminar con paso firme por el sector público, sin hacer yunta afortunada (y honrada) con el sector privado.

Adicional, el gozar de su amistad me permite señalarle cualidades que en muy pocos dirigentes advierto, cuando se trata de servir a la comunidad, a la paz y a Colombia. Empecemos por la honestidad (cosa que debería ser connatural a todo ser humano, más cuando se es servidor público, pero que en Colombia se convirtió en moneda escasa y valiosa).

En su ya larga vida política y gremial no encuentro mácula que lo inhabilite moral y administrativamente. Adicional, hace gala, en cada una de sus actuaciones, de las cualidades básicas que identifican a un líder: sabe escuchar, comunicar y decidir; inspira confianza, influye, arrastra; tiene credibilidad, compromiso y pasión; sabe liderar equipos y no tiene que recurrir a la fuerza de su cargo para lograr resultados.

En suma, a su inteligencia emocional, le podemos abonar el pensamiento estratégico, el conocimiento y la experiencia, que ya demostró en cargos anteriores, como cuando ejerció como Viceministro del Interior y Asesor Legislativo del Ministerio de Defensa; o cuando fue asesor de la Alcaldía de Medellín entre 2004 y 2005, director del Consultorio Jurídico de la Corporación Universitaria de Ciencia y Desarrollo, docente de la Universidad Autónoma Latinoamericana, la presidencia de Augura, o en el cargo de Viceministro de Agricultura y Desarrollo Rural, que ahora entrega con un balance extraordinario para el campo colombiano.

El presidente Iván Duque Márquez, al entregarle la gran responsabilidad, sin duda pensó en los atributos expuestos a más que en el criterio de los entendidos, quienes juzgan que “su carrera profesional se ha enfocado en liderar los grandes procesos con una visión público-privada para buscar las transformaciones sociales con eficacia y transparencia”.

Así pues, este abogado de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín, y especialista en legislación tributaria de la misma institución, hoy nuevo Alto Comisionado para la Paz, es esperanza cierta para un pueblo que ya no soporta condiciones de violencia, como ya se dijo, mampara para toda laya de vicios.

Hace algunos años, la empresa privada donde tuve el gusto de trabajar por espacio de 22 años, dado mi espíritu conciliador y amistoso, me dio la oportunidad de tomar un curso de resolución de conflictos, según la Escuela de Chicago. De ello guardo algunos preceptos básicos, que (estoy seguro) el doctor Juan camilo Restrepo Gómez ha puesto al servicio de la paz, en su tarea maratónica y sin descanso a propósito del paro y los bloqueos a las vías que todavía amenazan desabastecimiento alimentario.

Son ellos: establecer normas claras, no juzgar, escuchar activamente, respetar la confidencialidad, no sancionar, no dar soluciones a priori, saber parafrasear y cumplir acuerdos.

En definitiva, nos sentimos muy complacidos con el acierto presidencial, porque entendemos que con la designación del doctor Juan Camilo, hemos ganado un Alto Comisionado ¡muy cercano a la paz!

Siga leyendo

Video: Regresa la alternancia a los jardines de Buen Comienzo

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio