El embajador de Panamá en la OEA, Guillermo Cochez, quizás sabía que le esperaba la reacción furiosa del malandraje político latinoamericano, pero decidió que debía decir lo que dijo ayer en la OEA.

Gustavo Coronel

Por: Gustavo Coronel

Dijo que el servil Insulza había convertido a la OEA en organización cómplice del sainete que los Cubanos que manejan el gobierno venezolano montaron en Caracas durante los días del 8 al  10 de Enero pasado.Lo dijo en defensa de la Carta democrática Interamericana, documento que existe solo en el papel pero que ha sido sacrificado por las satrapías latinoamericanas en el altar del  principio de la no-intervención.

Hay que preguntarse para que existe un documento que pretende proteger a los pueblos de América  del gangsterismo político, como el que impera hoy día en Venezuela. Porque la realidad de la OEA de Insulza es que allí los gobiernos están decididos a protegerse los unos a los otros y que se jodan los ciudadanos, desamparados ante la indignidad de sus gobiernos.

Desde Argentina hasta Nicaragua manda hoy una pandilla animada por el odio y el resentimiento, unos especializados en hacer dinero, como la señora Fernández, otros inclinados al alcohol y la perversion sexual como Daniel Ortega, unos en nómina petrolera venezolana como Mujica y Morales y el hoy sobrevenido Hugo Chávez, enloquecido por el poder y manejado desde hace años por su controlador Fidel Castro.

Insurgir contra esa mafia indigna es tarea de machos. Así lo hizo Cochez ayer, ganándose los insultos de un embajador que mencionó la soga en la casa del ahorcado, cuando dijo que a Cochez le “faltaban cojones”.   Después que Chaderton se desatara en insultos, sin rebatir uno solo de los argumentos expuestos por Cochez, comenzó la procesión de castrados políticos comprados por Chávez a balbucear sus clichés sobre no-intervención, protegiéndose los unos a los otros, en una asquerosa demostración de falta de principios.

Las democracias latinoamericanas tampoco se cubrieron de gloria, al mantener un silencio atronador. Solo los Estados Unidos y Canadá alzaron una voz decente en una sesión que más pareció ser de UNASUR que de la OEA. Para todo efecto práctico esa organización está muerta y podrida, asesinada por Jose Miguel Insulza, por la mafia invertebrada del ALBA  y por la pasividad de quienes hubieran podido salvarla.

El discurso de Cochez quedará para la historia. Los insultos de Chaderton quedarán para la pequeña historia de la picaresca latinoamericana. Mientras Cochez puso los principios por delante, Chaderton cedió a la tentación del insulto para las galerías.

Chaderton se autodefinió ayer como político, diplomático y caballero. Cuan lejos está esta ruina humana de conocerse a sí mismo. Si supiera como lo ven los demás, estallaría en sollozos y ahogaría los suspiros.

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Redacción Minuto30

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