El 12 de mayo de 2022, en la notaría 11 de Medellín, se posesionó como alcalde encargado de nuestra querida Medellín, el doctor Juan Camilo Restrepo Gómez, también Alto Comisionado para la Paz y Consejero para la Seguridad Nacional de Colombia. Su primera declaración a los medios fue una ruta de tranquilidad, honradez, trabajo y esperanza para toda la ciudad.

Las palabras del señor alcalde, fueron: “Primero, un mensaje de unidad, de institucionalidad y de esperanza, a todos los medellinenses; en segundo lugar, vengo por encargo del señor presidente de la República, a mi ciudad, a ejercer con toda la responsabilidad el ser el alcalde de todos los medellinenses, y vengo bajo ese encargo, atendiendo a una decisión de un órgano de control de Colombia. Juan Camilo Restrepo, no viene a hacer de Medellín una gallera, ni un ring; Juan Camilo Restrepo, viene a darle tranquilidad a la ciudadanía, a darle institucionalidad, y a trabajar con la ayuda de Dios y de todos para contribuir a resolver los problemas a los medellinenses. Estas 12 horas que llevo acá, en mi ciudad, han sido muy buenas; la gente, en las calles, me saludan con agrado. Ya tome posesión y, por supuesto, que también hay elementos que son adversos, pero las adversidades son las que forjan el carácter de los líderes y de las sociedades. Adversos, atendiendo a que las amenazas que en las últimas horas se han incrementado, no solamente hacia este servidor, sino hacia mi entorno familiar, no me van a asustar. A mí no me amilanan las amenazas; de manera que yo estoy concentrado en trabajar por Medellín, hasta que Dios lo considere, y hasta que las instancias (legales) lo decidan”.

Sus palabras nacieron del corazón, se forjaron en su intelecto y hacen parte de la más pura estirpe del antioqueño noble, de esos a los cuales reconocemos la grandeza de Antioquia: los románticos, los historiadores y los estudiosos de nuestra más pura estirpe antioqueña, estamos de acuerdo en que Antioquia se hizo grande al calor del trabajo, la honradez, la humildad, la verdad, la rectitud y el respeto por la palabra empeñada, por la gente y por las instituciones legítimamente constituidas.

Para nadie es secreto que el declive de Medellín, su triste eclipse actual, el deterioro progresivo de sus condiciones sociales, físicas, económicas y morales, se debe a la transgresión sistemática y desvergonzada de los valores citados, por personajes oscuros que hoy quieren sembrar el caos, pisotear y desconocer la institucionalidad.

La tarea del doctor Juan Camilo Restrepo Gómez, no es fácil; pero su más pura estirpe antioqueña lo habilita para la tarea puesta a sus hombros, en buena hora, por el presidente Iván Duque. Enderezar la ruta de Medellín, la ciudad insignia de Colombia en muchas cosas y en muchos casos, que, definitivamente, venía de tumbo en tumbo, convertida en fortín para algunos intereses políticos que la llevaban a la más lamentable situación de constituirse en tierra de nadie, abandonada de Dios y de los hombres, no es tarea fácil. El alcalde, lo dijo claramente, no viene a meter espuela en la gallera triste, peligrosa y sucia, en que estaban convirtiendo a Medellín.

Don Tomás Carrasquilla, el más grande antioqueño en materia de letras, a finales de del siglo XIX, se aventuró a decir: “Dios le dijo a esta Antioquia: te haré arrugada y escabrosa para que tus hijos luchen contigo. Su vida no será de labranza ni pastoreos apacibles, habrán de sacarte el pan de tus propios entresijos. Conforme lo dijo Dios tuvo que ser”.

El hijo de Antioquia, Juan Camilo Restrepo Gómez, llegó para trabajar por nuestra Ciudad, y es tarea y obligación de todos los que queremos a Medellín y Antioquia, el apoyarle, pues su vida, en adelante, “no será labranza ni pastoreos apacibles”. Aún sin posesionarse, y ya le llovieron malquerientes y amenazas. Es la hora de todos. Es la hora de ayudarle en su tarea de acabar con el vergonzoso eclipse en que algunos personajes han convertido a la otrora Tacita de Plata.

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