Hace algunos años al terminar una conferencia que dicté en el consulado de Miami  con motivo de la celebración del 20 de julio, se me acercó un personaje que cada vez que pienso en imaginación, creatividad y persistencia su recuerdo regresa  vívidamente a mi mente. Es de aquellos Colombianos que nunca dejan su esencia a pesar de estar lejos de sus costumbres y sus familias, que inmediatamente nos hacen sentir como en casa, y que nos hacen pensar que Colombia, verdaderamente es lo mejor.

Aquel hombre paisa de unos 55 años llevaba puesto un poncho, un sombrero y un carriel de un tamaño monumental lo cual llamó la atención no solo mía, sino de todos los asistentes a aquella celebración,  haciendo que él se convirtiera en el personaje central.  Con gran alegría   me saludó efusivamente mirándome a los ojos fijamente y sonriendo me dijo: “Papá Jaime yo le quiero obsequiar a usted unas muestras gratis de un producto  paisa fabuloso hecho en casa y con material exclusivamente importado, que todos los Colombianos que viven en Estados Unidos añoran y ansían saborear”. 

Abrió su estrambótico y gigantesco carriel y sacó unas arepas empacadas en una bolsa de plástico, en la cual lo que mas resaltaba era el número del teléfono donde se podían conseguir. También la bolsa tenía  una frase en inglés y español que decía: “Delivery free anytime, anyplace”  o “Entrega a domicilio gratis las 24 horas a cualquier lugar”.  Al entregarme las arepas me dijo: “Pruébelas.  Se que le van a gustar mucho y yo se las puedo llevar a donde usted vive”.  Yo le contesté que vivía tan lejos de allí que aunque llenara el carriel de arepas, le costaría más la gasolina para poder desplazarse hasta allá.

El muy sonriente y seguro de sí mismo me respondió: “Ave María pues Papá Jaime, ¿Usted cree que un paisa se va a varar en medio de toda esta tecnología?  Lo que yo prometo lo cumplo.  Para mi lo mas importante es el servicio personalizado a mis clientes ya que gracias a ellos puedo disfrutar de las comodidades que me da este país.  Déme su teléfono y yo  lo llamaré”.

Hacía tanto que no comía una arepa de éstas que salí feliz y con ganas de llegar cuanto antes a calentarlas. Abrí el paquete  y me llamó la atención que cada arepa estaba separada de la otra con un papelito de celofán para que no se pegaran al congelarlas.  Esa noche nos comimos todas las  deliciosas arepas.  Al día siguiente la primera llamada que entró fue la de él preguntándome como me había parecido la arepita del desayuno y diciéndome si quería ordenar algunos paquetes.

Yo me puse a hacer cuentas y tenía que comprarle muchos paquetes para que fuera rentable para él la ida hasta mi casa,  así que decidí encargarle  arepas para dos meses. Al día siguiente llegó  con las  arepas y me preguntó si conocía más Colombianos en esa área o a algún conocido en un supermercado   que se interesara por sus arepas. Yo le di algunos teléfonos y direcciones de dos supermercados y el se fue rápidamente muy agradecido. 

Cada vez que le hacía pedidos me contaba que había visitado los diferentes Supermercados de cadena en diferentes ciudades y siempre le decían que la arepa no era un producto que tuviera acogida por los americanos y que no les interesaba tenerla entre sus productos. Miles de veces le dijeron que no.  

Pasaron los años y perdí contacto con el.  Un día entré a Publix (una cadena de supermercados americanos  muy grande) y con gran sorpresa y admiración vi sus arepas exhibidas al lado de las pizzas y los tacos mexicanos. Cogí unos cuantos paquetes de arepas e inmediatamente lo llamé. El se alegró mucho al escucharme  y me dijo: “Como decimos en Antioquia: la constancia vence lo que la dicha no alcanza” y me contó que estaba distribuyendo las arepas no solo en la Florida sino en varios estados de Norteamérica.

Para poder dejar que tu capacidad creativa salga a flote debes aprender a mirar las cosas no con mente de experto que cree saberlo todo, sino con mente de aprendiz, la cual es audaz, abierta, flexible, contemplativa  y utiliza todos los mecanismos que tiene a su lado.

Es importante que busques el silencio, preferiblemente en medio de la naturaleza utilizando el poder de la meditación, la visualización, la observación o la contemplación profunda que son las herramientas que te llevarán a poder desarrollar tu máximo potencial creativo. 

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Redacción Minuto30

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