La invasión por el SARS-CoV-2 es la peor tragedia que ha podido padecer la humanidad en al menos el último siglo. Si bien es uno de los siete coronavirus, este particularmente es el más contagioso conocido.

Ello se debe a una particular ordenación bioquímica con unos enlaces proteínicos, químicamente muy afines con estructuras moleculares de las células respiratorias, especialmente los alvéolos pulmonares. Su proceder antigénico recuerda a los más poderosos radicales libres.

El germen como tal está identificado (SARS-CoV-2), pero aún no ha sido posible descifrar por completo su comportamiento y dinámica. Las investigaciones aún no están redondeadas y ello se debe a su gran capacidad de multiplicación y transformación cuando infecta una célula viva.

Es evidente que presenta manifestaciones virales atípicas; de allí la gran dificultad para lograr una vacuna con gran nivel de significancia.

Hasta donde hoy se conoce el desarrollo científico y tecnológico de la vacuna está ‘avanzado’. Lo difícil es lograr ese nivel de eficacia en la prevención de la enfermedad provocada por este coronavirus, ya que aún estamos en fase 2 y 3, es decir pruebas en un número significativo de humanos y al parecer los resultados no son muy halagadores; podría existir un importante riesgo de no inmunizar a un sector de la población. Incluso siendo un porcentaje de inefectividad de un diez por ciento, ya reviste peligro y gran alerta.

Esto significa que el antídoto está, pero todavía con dudas. Es por ello que en una encuesta reciente realizada en EEUU una porción representativa de la población manifiesta que no se arriesgaría a recibir la vacuna, ante la falta de certeza total de su efectividad.

Si eso ocurre en el país del norte, en el tercer mundo o en los países en desarrollo, las incertidumbres pueden calar más fuerte. Además de todas las barreras científicas, este es otro escollo, la negativa de la gente a recibir un antídoto sin garantías plenas. Un riesgo poco contemplado con la nueva vacuna antiviral.

Los procesos de investigación, experimentación y pruebas pueden durar varios meses, el tiempo necesario para determinar el efecto de la vacuna y sus posibles secuelas.

Una vez definido el biológico con gran nivel de significancia, vendrán otros meses de producción de suficientes cantidades (miles de millones) para inmunizar al menos al 60 por ciento de la población mundial (más de 4 mil millones de personas). Si no se inmuniza la mayor parte de la población, se corre el riesgo de reactivar de la pandemia.

Todo esto permite concluir que objetivamente una posible vacuna solo estará disponible para el humano común, el ciudadano de a pie en 2021. Pero todo el proceso de vacunación satisfactorio, solo sería viable en un año o más.

Dado que el tiempo es implacable y la crisis sanitaria (y socioeconómica), no dan espera, nos queda por ahora afinar todos los mecanismos de prevención. Hacer lo imposible por evitar el contagio debe ser la premisa fundamental y ello está en nuestras manos.

En evolucionar de forma definitiva a un nuevo comportamiento, de alto compromiso individual. Es urgente implementar estrategias para despertar y profundizar en la máxima grandeza humana con apoyo de la neurociencia.

Para ello existen opciones como la acupuntura conductual que es parte de la acupuntura urbana. Esta estrategia considera a las comunidades como organismos vivos que respiran y señala áreas específicas que necesitan una reparación.

Las teorías de la inteligencia colectiva, son usadas para intervenir de un modo quirúrgico y de forma selectiva en los nodos que tienen el mayor potencial de regeneración, remodelación o reparación. La acupuntura conductual es la intervención sobre áreas cerebrales específicas, para mejorar comportamientos humanos.

Es la mejor estrategia para que funcionen por ejemplo programas de cultura ciudadana indispensables en esta pandemia. Frente al Covid 19, no queda más que practicar una acupuntura conductual que forme nuevos ciudadanos. Personas sabias, con talante y responsabilidad. Esa, si es la llamada “nueva normalidad”.

*Miembro del equipo Fuerza Médica contra el C19
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Redacción Minuto30

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