“Uribe castró a los periodistas”, “Es su único tema”, “Desayunan con Uribe, almuerzan con Uribe, comen con Uribe y sueñan con Uribe”.

Estas frases, no exactas, fueron expresadas por Fabio Echeverri Correa a una emisora dedicada al consumo excesivo de mermelada en el 2014 en una entrevista en donde a una de las participantes, le manifestó en su momento que le faltaba mucho pelo para el moño ante el acoso acostumbrado de este tipo de personajillos al entrevistado para que diga lo que quieren oír.

Desde que Uribe estuvo en la PRESIDENCIA (Esa sí con mayúsculas), cuando les quitó esa fuente de ingresos injustificables a los medios capitalinos por medio de contratos adjudicados a dedo y los puso a competir, estos con sus comunicadores de escasos de principios y acomodados al mejor postor, se dedicaron a despotricar y a montarle entuertos y tramoyas para buscarle la caída. Aún hoy buscan lo entutelan, lo acusan o se inventan encuestas y las amañan para demostrar que su popularidad está en declive.

Esto último lo convierten en un acontecimiento histórico y lo divulgan como la gran noticia cayendo en el error pues, en vez de disminuir incrementan la popularidad al darle exposición ante sirios y troyanos. Resultado si antes no lo conocían o lo ignoraban con tanta alharaca por una ¿caída? en su popularidad, se despertará la curiosidad y se incrementará el conocimiento y muy seguramente su aceptación. Tirar tanta piedra a un árbol es una muestra inocultable de la cantidad y calidad de sus frutos.

Es tal el desespero que lo entutelan y lo llevan a retractarse, por orden de autoridad judicial de sus afirmaciones referentes a uno de sus más acérrimos detractores, quién creyéndose humorista y escritor, acude con frecuencia al tema recurrente que los tiene embrutecidos para llenar el papel que le exigen en la revistilla que lo acolita y así, supuestamente, ganar notoriedad y conseguir lectores.

El documento en donde se retracta es una pieza memorable; se acata pero discrepa y “Ahí fue Troya”; salieron muchos otros perros a ladrar y a referirse a Uribe como un mal nacido y todas esas vainas usuales en esas camarillas o cofradías de auto protección, que han montado estos clanes corruptos y sobasacos del gobierno de turno.

El fresquito que hemos sentido los colombianos de provincia en especial y creo que muchos de la capital, ante los acontecimientos que se han desatado a raíz de la tutela fallada en tiempo record por un tribunal capitalino con ponencia de un magistrado de dudosa reputación, el acatamiento, la discrepancia manifiesta y la impugnación posterior que lleva a otros comentaristas y supuestos periodistas, a solicitar la suspensión de las acciones legales o a demeritarlas sin razón diferente a considerar que ya está bien, es en verdad una muestra real del hastío en el que nos tiene ese ataque permanente a una gran figura de la política colombiana cuyo recuerdo y aceptación perdura entre el pueblo.

El sátiro enfrentará acciones penales por sus desenfrenos y él, sus protectores, compinches, alcahuetas y por qué no, copartícipes activos y pasivos de sus actividades pornográficas se verán inmersos en muchos líos judiciales que como mínimo, los aquietarán de una vez por todas y los llevarán a la asunción de responsabilidad real sobre sus maneras de actuar.

El irrespeto a la dignidad humana y en especial a la de infantes y/o menores de edad, es a todas luces un acto repudiable en cualquier espacio y si esto se hace en un medio de comunicación masiva tiene mayor gravedad. Esto es un bullyng mediático y público; tiene consecuencias hacia el objeto y el perpetrador estará incurriendo en delitos punibles.

Esto no es humor, es cochino e insultante para los seres que tengamos algún grado de decencia en nuestros principios. Quien use estas artimañas para conseguir algo de reconocimiento, se comporta como un patán y usando la frase auto descriptiva del espurio, “un rufián de esquina que oculta su cuchillo debajo de la ruana”.

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Redacción Minuto30

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